En este espacio nos hemos abstenido de hacer mención del inminente candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, porque los personajes que conocen y dominan el medio del espectáculo político, viven y ganan de que se hable de ellos. Sin embargo, dadas las circunstancias que se están presentando para la economía y finanzas nacionales en el contexto de la elección estadounidense, y las expectativas de decisión de la Reserva Federal (Fed) sobre las tasas de interés, el tema es ineludible. Para decirlo fuerte y claro, se sigue alineando una posible “tormenta perfecta” para el peso. No es en realidad algo nuevo, pero cuando sea evidente para todos, ya será tarde. Desde 2014 insistimos en que Banco de México (Banxico) debía subir su tasa de interés y comenzar a hacerlo de forma decidida, si bien paulatina. Es incómodo proponer algo así porque defendemos la libertad absoluta de los mercados, y en especial el de tasas de interés, pero en las circunstancias actuales es el menor de los males. La inflación, que aún es baja, no se mantendrá así para siempre. Subir tasas, entonces, no debe ser visto como una herramienta para bajar la divisa estadounidense, sino como una prevención ante la inflación futura que va a presionar fuerte. Reaccionar tarde significará subidas más grandes y costos mayores. En diciembre, de hecho, Banxico elevó ya en 25 puntos base (pb) su tasa de referencia a 3.25%, y en febrero sorpresivamente la subió 50 pb a 3.75% y vendió dólares a discreción para quitar presión al dólar, que ya se enfilaba hacia los 20 pesos. El propio Carstens veía una “corrección” en el precio de esa divisa. Aquí dijimos que estábamos de acuerdo –pues una corrección es una pausa en la tendencia del mercado–, pero aclaramos que la fortaleza del billete verde regresaría porque NO es coyuntural. En realidad, su subida (y la del oro) son señales que nos advierten que la economía mundial y los mercados no van por buen camino: una nueva crisis de grandes dimensiones es cuestión de tiempo y podría presentarse en cualquier momento. Sí, y cuando ocurra, el dólar se apreciará frente a la gran mayoría de divisas –en especial las emergentes–, y se corre el riesgo de que se infle en una burbuja. Así que reiteramos nuestra posición de que, si la Comisión de Cambios decide actuar de nuevo para abaratar el tipo de cambio, será un esfuerzo vano que quemará de manera innecesaria reservas que más adelante vamos a necesitar más en el momento crítico. Además, lejos de atenuar la especulación, una vez dado el golpe a la baja los inversores volverán a tomar posiciones largas aún más grandes en el dólar. Harán bien. Como le digo, las aguas turbulentas en la economía y los mercados globales se pondrán peor este año y hay que asumir ya posiciones defensivas. Se equivocan mis colegas analistas que “no ven razón” de que el peso sea una divisa tan depreciada frente al dólar y que siguen sosteniendo que los fundamentos de la economía del país son sólidos. No lo son, en especial por culpa de las mal manejadas finanzas públicas que han disparado el endeudamiento y por los pasivos contingentes sin resolver. A esa “tormenta perfecta” abonan, como le digo, las expectativas de que la Fed suba los tipos en junio, la fuga de capitales extranjeros que comienza a presentarse y las probabilidades crecientes de que Trump venza a la candidata demócrata en los comicios presidenciales estadounidenses. Ya hay cuando menos una encuesta que le da la ventaja, y aunque buena parte de sus propuestas son inaplicables, no hay duda de que en la medida que sus probabilidades aumenten, la economía nacional y el peso sufrirían en demasía ante el nerviosismo de los inversores. Cabe señalar que hay una recesión manufacturera innegable en Estados Unidos –lo cual hace pensar que de ningún modo un alza de tasas está asegurada–, pero la Fed podría actuar sólo para cumplir expectativas y ganar “municiones” en caso de una recesión general. Ante los escenarios aquí presentados, reiteramos el llamado a buscar refugios seguros ante los tiempos complicados que ya comenzamos a enfrentar. Para la tormenta, hay que preparase en momentos de relativa calma.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @memobarba Facebook: Inteligencia Financiera Global Blog: GuillermoBarba.com   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Empresas fintech pueden ‘quitarle’ 4.7 bdd a los bancos
Por

Hoy en día existen cerca de 12,000 empresas especializadas en fintech en el mundo, de las cuales aproximadamente 300 se...