A fin de generar una política de Estado para el sector turístico, se debe contar con una visión transversal que integre elementos en infraestructura, sustentabilidad, legislación laboral y fiscal; desarrollo de conectividad física y en telecomunicaciones, vinculación con el sector académico, entre otras cosas.       Tener una política de estado implica direccionar programas, estrategias y acciones hacia el desarrollo de todos los activos económicos de una nación y focalizarlos en una actividad estratégica, como es el turismo para México. Este sector aporta 8.4 % del PIB nacional, además de generar cerca de 2.47 millones de empleos directos y cinco millones de indirectos, de acuerdo con la Secretaría de Turismo. Se trata así de un eslabón crítico para el desarrollo económico de nuestro país. A fin de generar una política de Estado para el sector turístico, se debe contar con una visión transversal que integre elementos en infraestructura, sustentabilidad, legislación laboral y fiscal; desarrollo de conectividad física y en telecomunicaciones, vinculación con el sector académico, entre otras cosas. A su vez, los tratados internacionales y acuerdos específicos deben estar soportados por una difusión que sea congruente con lo que se ofrece, así como evitar crear una imagen estereotipada, con expectativas que pueden ser regresivas. La meta de cumplir lo que ofrecemos sería un detonador que multiplicaría en poco tiempo la imagen de México en turismo, pues los mismos clientes satisfechos serían los mejores embajadores y publicistas de nuestro país. La suma de estos elementos permite contar con una industria sólida que genera derrama económica para su sociedad; ejemplos de políticas de Estado exitosas se encuentran en España, Francia y en China, ésta última nación se está posicionando para ser el principal destino turístico en la próxima década. Es necesario destacar que México cuenta con los elementos para ser una potencia turística. De acuerdo con la unesco, nuestro país cuenta con la sexta mayor riqueza cultural a nivel mundial y la primera de América; además de ser la cuarta nación más rica en biodiversidad. Sin embargo, este potencial no ha sido correctamente aprovechado. El Reporte de Competitividad Turística del Foro Económico Mundial, en su edición 2013, ubica a México en la posición 44 (de 140), en cuanto a la competitividad global del sector. Los principales problemas que este reporte ubica son la inseguridad, la deficiente infraestructura terrestre y de instalaciones turísticas y la poca disponibilidad de capital humano calificado. México también ha perdido posiciones dentro del ranking de la Organización Mundial de Turismo en cuanto a captación de turistas. Durante muchos años México siempre estuvo en el top diez, posición que dejó en 2012 al ubicarse en la posición 13 con 23.4 millones de turistas; la caída continúa toda vez que cerró el año pasado con 23.7 millones, pasando al lugar 14 dentro del mencionado índice. En conclusión, tenemos un excelente producto, pero somos poco competitivos para desarrollarlo y no sabemos venderlo, lo que se traduce en que no estamos captando visitantes extranjeros al nivel que deberíamos. Para dar solución a tal problemática, se debe generar una política turística de Estado que tenga como meta impulsar la generación de valor agregado en la industria. Para cumplir dicha meta deben generarse herramientas que identifiquen las tendencias del sector que están dando resultados en otras latitudes como el turismo educativo, temático, de adultos mayores, de salud, entre otros. También es necesario el diseño e implementación de programas y políticas para atraer “turismo selecto”, estimular la inversión privada y crear herramientas fiscales que actualicen las prácticas nacionales con el resto del mundo (por ejemplo, la devolución de impuestos); desarrollar infraestructura con terminales intermodales y modernas que mejoren la experiencia del visitante, mejorar los servicios de banda ancha, fomentar la imagen del país para neutralizar cualquier percepción negativa del exterior y crear capital humano capacitado para atender al viajero del siglo xxi. En esto último, el sistema educativo debe realizar un diagnóstico no sólo de los profesionales que se demandan hoy, sino de los que serán necesarios mañana. México no cuenta con una política turística de Estado. Es verdad que existen esfuerzos muy importantes en la materia, como la actual Política Nacional de Turismo, pero, a fin de construir un sector sólido para los próximos años, se debe comenzar por construir agendas realmente de futuro; no para seis años, sino para diez, 30 y 50 años. Las Políticas de Estado exitosas lo son porque dejan de lado vicisitudes e integran a todos los actores; eso es lo que hoy necesita nuestra industria turística a fin de consolidarse como un motor para el desarrollo económico y el beneficio social. Nuestro país es un jaguar todavía adolescente pero con mucho potencial.   *Julio A. Millán es presidente de Consultores Internacionales S.C. Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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