Turquía sigue purgando su estructura después del fallido golpe de Estado ocurrido el viernes pasado, separando de su cargo a 30 gobernadores y más de 50 funcionarios públicos de alto rango, a los que se suman integrantes de las fuerzas armadas y del poder judicial. De acuerdo con agencias internacionales, alrededor de 8,777 policías han sido removidos del servicio y unas 6,000 personas en las fuerzas armadas y el poder judicial han sido detenidas, luego del enfrentamiento que dejó al menos 290 fallecidos y más de 1,400 heridos. Según reportes, las autoridades pusieron bajo custodia a los 6,000 sospechosos de participar en la rebelión, desde soldados rasos hasta comandantes, y a jueces y fiscales, después de que el sábado las fuerzas detuvieron el alzamiento. La cadena NTV citó al ministro de Justicia, Bekir Bozdag, cuando dijo que se esperaban más arrestos. Entre los arrestados se encuentra el general Bekir Ercan Van, comandante de la base aérea de Incirlik, utilizada por aviones de combate estadounidenses para lanzar bombardeos contra el Estado Islámico en Siria e Irak, dijo un funcionario. El asesor de las fuerzas militares para la presidencia turca, Ali Yazici, también fue arrestado, de acuerdo con CNN Turk. Esta situación se da mientras que el gobierno de Tayyip Erdogan aseguró que mantiene por completo el control del país y de su economía.  

Pena de muerte, manzana de la discordia con la UE

Partidarios del mandatario piden que se aplique la pena de muerte en contra de quienes se alzaron contra el gobierno afronten la pena de muerte, la cual el país derogó en 2004 como parte de sus esfuerzos para sumarse a la Unión Europea. Y mientras Erdogan mencionó que hará “lo que el pueblo”, desde Bruselas la UE le recordó que está Turquía obligada por sus compromisos en virtud del Convenio Europeo de Derechos Humanos y como miembro del Consejo de Europa a no reintroducir la pena capital, si desea ingresar al bloque. “Ningún país puede convertirse en miembro de la UE si introduce la pena de muerte”, dijo la jefa de política exterior de la UE, Federica Mogherini, en conferencia de prensa. Por su parte, la purga gubernamental es vista como una oportunidad para que Erdogan aplaque a sus detractores, como a los seguidores del clérigo musulmán Fethullah Gulen,incluso el propio mandatario calificó el fallido golpe como “un regalo de dios” para limpiar a su Ejército y al poder Judicial deshaciéndose de las voces disidentes en los tribunales. Ante esto, Europa advirtió a Erdogan que esto “no es un cheque en blanco” para eliminar la disidencia y que Turquía debe respetar la ley para no afectar los derechos democráticos de sus ciudadanos. Imágenes en las redes sociales mostraban a soldados detenidos sin ropas de la cintura hacia arriba y a algunos usando solamente ropa interior esposados y con moretones, luego de que las fuerzas leales a Erdogan controlaran el intento de golpe de Estado.

 

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