De acuerdo con cifras del Mobile Manufacturers Forum, la venta de equipos falsificados o de baja calidad representa un negocio mundial de 6,000 millones de dólares al año.   Si estás leyendo eso es casi seguro que tengas un teléfono celular. ¿Revisaste bien al comprarlo? 15 de cada 100 equipos móviles vendidos en México es Nokla, Sorny o SamSaug, es decir, falso o “substándar”. De acuerdo con cifras del Mobile Manufacturers Forum (MMF), la falsificación de celulares causa pérdidas por 6,000 millones de dólares a nivel global, y es un flagelo que se ha acentuado en los últimos años a medida que crece la popularidad de los teléfonos inteligentes. Sólo en México, representa el 15% del mercado. A nivel mundial, el MMF estima que 148 millones de dispositivos apócrifos o de baja calidad fueron vendidos en línea, en tiendas minoristas no oficiales o en el mercado negro únicamente en 2013. No obstante, el comercio de equipos pirata o de baja calidad aún es poco común en América Latina, región que representa el 6% del total global, muy por detrás de Asia Pacífico, donde se vende el 50% de los equipos falsos, o Medio Oriente y África, donde 2 de cada 10 móviles son apócrifos. Incluso Norteamérica y Europa del Este son mercados más fértiles para esa práctica, con 11 y 10%, respectivamente. En entrevista telefónica con Forbes México, Aderbal Bonturi Pereira, Director de MMF en Latinoamérica, explicó los efectos que esa práctica ilegal tiene en la industria y los riesgos que implica para los usuarios. Bonturi señala que hay muchas similitudes entre los teléfonos falsos, conocidos colectivamente como Shanzhai –término chino que significa “bandido” y designa a los productos falsificados–, y los substándar, o de baja calidad: sus IMEI (el número de identificación único del equipo) es inválido, ambos equipos evaden el pago de derechos por concepto de patentes, incumplen las regulaciones internacionales y locales, la versión del sistema operativo que corren es anticuada y deficiente y no atienden a la regulación impuesta por los organismos internacionales ni a los organismos de gobierno locales. Además, en su producción se pueden utilizar componentes de baja calidad y/o usados que probablemente presentan algún tipo de defecto que limite su desempeño. La mayor parte de ellos viene de China. La diferencia entre ellos dos es que los equipos falsos buscan emular a una marca conocida y fabrican modelos que se hacen pasar por el original. Así, por ejemplo, es posible encontrar un Lumia 925 de Nokia o un iPhone de Apple que podrían lucir prácticamente iguales a los legítimos, ninguno de sus componentes corresponde al producto original. “Imitan el diseño pero no tienen todo lo que ofrece el modelo original, por ejemplo el tipo de cámara, además tienen un desempeño muy pobre en la red y generan enormes problemas para los operadores al no lograr mantener una conectividad sostenida y motivar una mayor solicitud de conexiones a la red, lo cual podría llevar a una saturación del servicio”, señala Bonturi.   Todos pierden El directivo brasileño profundiza en el impacto sobre el servicio, detallando que se han hecho estudios, particularmente en India, que indican que la altísima concentración de teléfonos falsos y susbtándares motiva un aumento en el tráfico en la red congestionándola y provocando fallas en el servicio tanto para los usuarios con equipos apócrifos como para aquellos con equipos legítimos. Por otra parte, la falla en las conexiones entabladas para lograr hacer una llamada obliga a los usuarios a realizar nuevas llamadas, lo cual deriva en mayores costos. Sin embargo, el impacto es mayor. “Los gobiernos pierden al no recaudar los impuestos los fabricantes pierden, los consumidores pierden con un producto de bajísima calidad que además puede poner en riesgo su salud, y los operadores pierden al elevarse sus costos con una saturación innecesaria en la red”. Ello, sin mencionar los peligros a la salud, según análisis realizados por el MMF, al no respetar las regulaciones internacionales, los productos apócrifos y de baja calidad muestran altas concentraciones de plomo, cadmio y estaño. Una buena regulación puede reducir la incidencia en la aparición de estos equipos, pero los operadores juegan un papel fundamental en su prevención y combate. El IMEI, el número único de identificación de cada equipo, puede ser identificado y bloqueado por los proveedores de telefonía celular, no obstante, Bonturi recomienda usar el bloqueo sólo como último recurso: “En los países desarrollados el operador debe ponerse en contacto con el usuario e invitarlo a acercarse a sus oficinas para ofrecerle alternativas de regularización”, afirma. “En México comenzamos a tener pláticas con Cofetel y ahora con Ifetel para hacerles llegar información y apoyarles en la elaboración de una política nacional sobre el tema. La respuesta ha sido positiva, se mostraron muy interesados”, concluye Bonturi.

 

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