Descubrir una tecnología es la mitad de la batalla, también tienes que tener la capacidad para traerla de manera pensada al mundo cotidiano. Es así que cuando una tecnología se empieza a esparcir a sectores extendidos de la sociedad, ésta por naturaleza empieza a establecer una serie de lineamientos y principios para su uso. Por ejemplo, regulaciones para definir de qué lado de la calle se conduce (y ahí vemos decisiones distintas en ciertos países) o uno de los más penetrantes, y menos regulados, de los sistemas (debido a los protocolos pensados para su implementación): Internet. Es así que depende de todos nosotros el facilitar y permitir que las tecnologías cognitivas se utilicen de forma responsable, transparente y como una ventaja para la mayoría, o de preferencia para todos. Las tecnologías cognitivas no deben reemplazar el pensamiento humano, deben ayudar a que dicho pensamiento y conocimiento humano mantengan un crecimiento y desarrollo incluso mayor o más veloz que antes. La realidad no la controla Hollywood, el que la Inteligencia Artificial (IA) al descubrirse quiera ir en contra de su creador, vende boletos de cine, pero no agrega valor para su sistema ni para el sistema para el que fue creada. La Inteligencia Artificial sobresale cuando se utiliza con la humanidad, no cuando la domina. De todas formas, la confianza en las tecnologías cognitivas inicia con algo que también inicia con las relaciones cognitivas humanas: confianza. La fuente de que logremos hacer más con la IA radica en dicha confianza que a mi parecer surge de la transparencia. Dicha transparencia tiene que venir de las fuentes, y las metodologías que se utilizan para nutrir y entrenar las redes neurales del nuevo cognitivo artificial. Al mantener dicha transparencia también nos permite una mayor fiscalización sobre las acciones y desarrollos que surgen como resultado del procesamiento de los paquetes de datos que son propiedad intelectual de alguien. Estamos en una etapa que viene con la recolección de datos, constantemente analizamos más y más información y escuchamos del “Big Data” y la transformación digital nos trae exactamente esto, muchos datos. Esos datos son propiedad de alguien y hay que tener también la claridad de cómo la transparencia y confidencialidad de los mismos es tratada. La mayoría de la gente, o de preferencia, todos tenemos que beneficiarnos de la tecnología cognitiva. Al final del día estamos haciendo el despliegue de la inteligencia artificial con el objetivo de aumentar la inteligencia humana. Dicha capacidad no la alcanzaremos a menos de que todos podamos trabajar con estas herramientas de manera efectiva y transparente. Nuevos empleos vendrán si lo hacemos bien, ya que al incrementar la capacidad de pensamiento humano encontraremos nuevas puertas a nuevas tareas. Técnicos de servidores, administradores de bases de datos, ciberseguridad, ciencias de datos, salud, servicios financieros, quien sabe, tal vez hasta terapeutas de tecnologías cognitivas de acuerdo a metodologías de procesamiento de conceptos. La era de una implementación más formal de la Inteligencia Artificial no requiere únicamente de ingenieros, matemáticos, filósofos y especialistas en políticas públicas, sino que requiere de todos ellos y más. Mientras les dejo lo que Watson, el sistema cognitivo de IBM, analizó comparando el discurso inaugural del nuevo presidente de EU con el que dio en su momento el presidente saliente, vía @JeremyWaite.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ricardoblanco G+: ricardoblanco Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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