Allan Karl, ex jefe de operaciones de una empresa de marketing digital, pasó tres años dando vueltas al mundo en solitario en una motocicleta. Éstos son sus consejos.   Por Hannah Elliott   Podría decirse que Allan Karl sabe una cosa o dos acerca de los viajes de aventura. Hace nueve años, Karl dejó su trabajo en marketing y pasó tres años dando vueltas al mundo, solo, a bordo de su motocicleta, una BMW F650GS Dakar 2005 con una llanta delantera de 21 pulgadas y un motor de 650cc equipado con frenos ABS y control de crucero. En total visitó 35 países de los cinco continentes y recorrió 100,000 kilómetros. No sin algunos problemas: se rompió una pierna en Bolivia mientras viajaba a 4,000 metros de altura en medio de las montañas de los Andes. En otra ocasión se topó con la guerrilla colombiana, que lo detuvo a punta de pistola. “Actualizar tu testamento y poner tus otros asuntos en orden es realmente crucial para hacer un viaje de estas proporciones”, dijo Karl recientemente. No quiso parecer catastrofista, simplemente realista. De hecho, lo interesante de Karl es que él dice que básicamente cualquier persona puede hacer lo que él, si lo desea lo suficiente. No cuesta una fortuna si se planea permanecer en hogares privados y hostales, y conocer lo básico del mantenimiento de una motocicleta es suficiente para sobrevivir. (Él financió su viaje con la venta de su considerable colección de vinos.) “Sólo se necesita un poco de planificación. Lo principal es tener una mente abierta. No se trata de qué tan rápido o lejos vayas; se trata de lo que ves”, dice Karl. Sonó casi zen al decirlo, a pesar de –o tal vez debido a– las considerables incomodidades que experimentó a lo largo del camino. Karl ha publicado recientemente Forks: A Quest for Culture, Cuisine and Connection, un libro de recetas y fotografías que acumuló durante su aventura, y muchas de las historias que lo componen hablan de la agonía y el éxtasis de su viaje. Ahí está la vez en que condujo accidentalmente cientos de kilómetros hacia Alaska, en vez de hacia el Círculo Polar Ártico, que era su destino original. O la vez que rodó bajo la lluvia durante tres días seguidos a través de Panamá. Cambió las llantas 22 veces, el filtro de aceite 16 y los frenos tres, pero también descubrió una bondad y la belleza impresionantes en lugares tan lejanos como Kenia, Israel y Perú. Todo el mundo debería ser tan afortunado de sentirse tan vivo, dice. “La belleza de ir en motocicleta, la razón por la que viajamos, es que estamos abiertos y expuestos”, dice. “No soy exactamente el tipo de hombre que simplemente mete los pies en la arena y toma su trago en la mano.” Ahora, Karl tiene una exitosa carrera como empresario de tecnología y orador motivacional. Pero ése no es realmente el punto. Éstas son sus 10 sugerencias para prepararse para una aventura similar: 1. Enlista todo lo que pienses empacar, y deshazte de la mitad. “Lo primero es empacar. Mira lo que tienes y luego redúcelo a la mitad. Uno siempre va a querer llevar más de lo necesario. En mi viaje siempre enviaba cosas a casa”, dice Karl. “Por un lado, no necesitas tanta ropa; en un viaje prolongado tendrás oportunidad de lavarla en el camino.” 2. Averigua qué refacciones de la moto son más raras y llévalas contigo. “Si vas a países en desarrollo será complicado encontrar piezas de repuesto; por ejemplo, de mi BMW el filtro de gasolina es raro y también muy caro.” 3. Empaca medidores de presión para las llantas. Diferentes tipos de terreno exigen ajustes en todos los ámbitos, y la presión adecuada en las llantas ahorra dinero en gasolina. Los indicadores son ligeros y pequeños; vale la pena empacarlos. 4. Plana viajar sólo durante el día. “No viajes de noche. En Estados Unidos estamos un poco más conscientes de los peligros del camino y somos más cautelosos, pero en Siria o Sudán no es así. Siempre hay ganado en la calle por las noches, así que si vas conduciendo a gran velocidad y no los ves, puedes meterte en dificultades.” 5. Averigua qué partes están mal pavimentadas o son terracería; ajusta la presión de las llantas. “Nos encanta manejar en caminos de tierra, pero no todos son iguales; pueden ser suaves, como arena, o lodosos”, dijo Karl. “Una forma para tener más tracción es liberar un poco de aire de los neumáticos.” 6. Planea hacer paradas. “Con frecuencia estamos enfocados en llegar del punto A al punto B, pero la razón por la que nos subimos a la moto no es el destino, sino el viaje”, dice Karl. “Así que, detente. Toma una fotografía o simplemente habla con los lugareños. Trata de ver realmente a la gente al lado de la carretera.” 7. Pon tus asuntos en regla. Asegúrate de tener las cuentas pagadas, a tus familiares informados y prescripciones médicas a la mano (¿usas lentes de contacto?, ¿tomas medicamentos para la presión arterial?) Y los datos de tu seguro y la información fiscal disponibles. 8. Ya que estamos en eso, actualiza tu testamento. El motociclismo es inherentemente peligroso. Es aún más peligroso cuanto más conduces. Planea en consecuencia. “Nunca bajes la guardia. Rodar en Etiopía, Sudán y Malawi, y un par de otros países africanos, puede ser bastante arriesgado. Mantener mi guardia arriba me ha salvado muchas veces.” 9. Prepara la moneda adecuada para cada país que pienses visitar. Los cajeros automáticos y bancos serán escasos, y muchos no aceptarán tu moneda local. Lleva un par de tarjetas de débito de varios bancos con el fin de tener opciones cuando encuentres un cajero automático. 10. Planea ser un aventurero culinario en los caminos menos transitados. “Mantente alejado de los restaurantes que tengan más turistas. Ve con los lugareños. Si está lleno de gente vivirás una mejor experiencia.”

 

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