Todos conocimos la estrechez financiera propia de la época de estudiante, pero generalmente no tomamos conciencia de las habilidades que adquirimos para el manejo de nuestro dinero. Aquí las recordamos.   Por Maggie McGrath   Y bien, recién graduados, ¿cómo es la transición al mundo real? Ya sea que te hayas graduado hace una semana o hace un año, seguro ya has empezado a sentir cierta nostalgia por la vida universitaria. Extrañas a tus amigos, la libertad, y si tiene un trabajo o aún estás buscando uno, es probable que extrañes la manera como los gastos cotidianos eran más fáciles de cubrir. La sacudida financiera producida al dejar la burbuja de la universidad puede ser enorme. Si viviste en casa de tus padres durante la carrera, puede que no estés acostumbrado a pagar renta, Internet, electricidad ni tu comida, ropa y otros gastos. Si recibías una beca, quizá sepas administrar tus recursos de manera sensata, y si trabajabas mientras estudiabas, tienes también una ligera ventaja. La buena noticia es que como eres un recién graduado, tienes una serie de habilidades y hábitos desarrolladas en la escuela que en verdad pueden ayudarte a manejar un presupuesto e incluso a ahorrar dinero. ¿No me crees? Quizás es sólo que no te das cuenta de que los tienes. “Tendemos a fallar en la ejecución de nuestros planes; no nos preguntamos ‘¿cómo podrían mis habilidades ayudarme a comprar una pantalla plana?’”, dice Art Markman, profesor de psicología y marketing en la Universidad de Texas y autor de Smart Change: Five Tools to Create New and Sustainable Habits in Yourself and Others. Markman dice que los estudiantes o recién graduados necesitan dar un paso atrás y darse cuenta de que han aprendido a hacer muchísimas cosas que pueden mejorar su vida financiera. “Quien eres es la suma total de las experiencias que has tenido, y la escuela es una gran parte de esa experiencia”, dice. Con ese fin, he aquí 10 hábitos universitarios que, si aplicas a tu vida fuera de la universidad, pueden hacer de ti un adulto financieramente más responsables e incluso ahorrar dinero: 1. Calcular el retorno de la inversión antes de adquirir un compromiso financiero. ¿Recuerdas la lista de pros y contras que hiciste antes de escoger carrera y escuela? Esa experiencia, dice Erin Lowry, fundador de BrokeMillennial.com y administrador de contenidos para MagnifyMoney, te ayudará con todas las grandes compras en el futuro. “Elegí la universidad valorando el costo de la inscripción y colegiatura, lo confronté con lo que mi papá podía darme y lo que obtenía de una beca”, explica Lowry. “Mi elección de universidad fue resultado de esos factores y del hecho de que no variaban tanto los programas en ambas escuelas.” Para ella, el proceso de elección de universidad fue la primera vez que tuvo que tomar una decisión financiera grande sin impulso, y que también le ayudó a perfeccionar sus habilidades de negociación: al elegir la universidad más barata, ella consiguió que sus padres le dieran un coche. 2. Buscar comida barata y ofertas. ¿Recuerdas cómo tenías el don de encontrar los lugares más baratos para comer y sabías en dónde recibías descuentos por ser alumno de tu escuela? “La credencial de estudiante o ex estudiante es muy valiosa; puedes ahorrar dinero en museos, espectáculos e incluso en algunos servicios. 3. Rentar, revender e intercambiar. Para cuando terminaste tu segundo año probablemente te habías dado cuenta de que en realidad no tenías que comprar ese libro de cálculo; no importa cuántas comas le hayan cambiado en la edición “actualizada”. Puede que incluso hayas recuperado la inversión revendiendo tu libro usado a alguien a quien no le importara usar uno doblemente usado. Esta capacidad de tener una visión a largo plazo sobre una compra –y darse cuenta de que después de tres meses y medio nunca tendrás que cursar cálculo o usar esos libros de nuevo– es una mentalidad que se debe aplicar a todos los aspectos de la vida. Si estás por mudarte a tu nuevo departamento (rentado, ¡claro!), en Internet puedes encontrar en venta bienes usados en excelentes condiciones que pueden ayudarte a establecerte. También existe algo denominado share economy, que es una excelente manera no sólo de ahorrar dinero, sino también de ganarlo. Uber y Airbnb son dos buenas maneras de obtener recursos. 4. Investigar hasta el amanecer. Aunque pudiste haberte despedido de los ensayos y trabajos al graduarte, el doloroso proceso de investigación que has pasado con el fin de impresionar a tu profesor de ciencias políticas será muy útil –y mucho menos doloroso– si lo aplicas a las cosas que compras en la edad adulta. “Hacer investigación es una herramienta increíblemente eficaz y sumamente infrautilizada después de la graduación. Por ejemplo, 10 horas de investigación y redacción pueden darte un 10 en un trabajo final, pero sólo una hora de investigación y llamadas telefónicas al año te pueden ahorrar miles de pesos en el pago del seguro de tu coche, dice el blogger Mr. Money Mustache (nombre real: Pete), quien se hizo famoso en Internet al retirarse a los 30 y ahora ofrece consejos de finanzas personales a miles de seguidores leales. “Pasa igual con la compra de un auto: puedes comprar uno nuevo cada cinco años en el concesionario y perder miles en depreciación, o puedes invertir unas ocho horas cada cinco años para comprar uno usado en los anuncios clasificados y reducir ese costo en 75%.” Pete también recomienda a los recién graduados usar su capacidad para navegar en Internet para aprender cómo hacer proyectos de mejoras en el hogar. “Un poco de investigación en YouTube y otros sitios web, y aprenderás a construir o arreglar casi cualquier cosa que necesites.” 5. Precopeo. Aunque el término es poco elegante, el concepto general de comer y beber en casa antes de salir de fiesta indica que, si consumes con sensatez y moderación, ahorrarás dinero. 6. Compartir departamento con amigos. Esto es menos un hábito y más una condición cuando eres universitario. Sí, los departamentos pueden sentirse más pequeños con más gente, y sí, es una pesadilla que la alarma de tu compañero suene a las 5 cuando tú no tienes que levantarte sino hasta las 7, pero ten en cuenta todos esos gastos que no corren completamente por tu cuenta: electricidad, cable, Internet, papel higiénico y la despensa. 7. Aprender a hacer múltiples tareas (y a priorizarlas). Ya sea que hayas estudiado una doble licenciatura, o cursado la universidad mientras trabajabas, o que hayas tenido muchas actividades extracurriculares, es muy probable que tu agenda tuviera más cosas de las que pudieras hacer. Y seguramente ello fue muy estresante, pero lidiar con múltiples tareas de forma simultánea te ayudará a hacer frente a las muchas demandas que tienen que ver con dinero. “A veces, cuando estaba en la escuela de posgrado, no podía leer lodo lo que me pedían, así que aprendía a distinguir entre lo que tenía que hacer, lo que estaría bien que hiciera y lo que no tenía que hacer”, comenta Alan Moore, un asesor financiero y cofundador de la Red de Planificación XY, que se especializa en el asesoramiento a la Generación Y con la forma de administrar su dinero. Dice que ésa es una habilidad que sin duda necesitas, porque en algún momento te verás haciendo malabares con tus ahorros: “Casi nunca hay dinero suficiente para cumplir con todos nuestros objetivos financieros. Se trata de dar prioridad a lo que es más importante.” 8. Ir caminando o en bicicleta a la escuela. Seguramente te preocupaba muy poco el precio de la gasolina cuando estabas en la escuela; el transporte público o la caminata no eran una idea descabellada. Pues bien, intenta replicar eso en tu vida como egresado tanto como sea posible. Además, activarte físicamente es también más saludable e incluso podría ahorrarte el dinero o la necesidad de ir a un gimnasio. Caminar es más barato que tomar el Metro o el auto, pero recuerda también que es más barato cocinar en casa que comer en la calle (y también más saludable). 9. Ganar dinero en verano que hacerlo durar el resto del año escolar. ¿Trabajabas durante tus vacaciones de verano y administrabas ese dinero para usarlo en libros, comida y fiesta todo el año? Este proceso implicó tres de las más importantes habilidades de manejo de dinero que necesitarás en la edad adulta: ahorro (no gastar hasta el último centavo de tu dinero), hacer un presupuesto (calcular lo que ganaste y determinar cuánto podrías gastar cada semestre) y, lo más importante, apegarte a ese presupuesto, aun cuando las fuentes de ingresos no fueron consistentes a lo largo del año. 10. Involucrarse en actividades y la búsqueda de experiencias, no en cosas. Es muy probable que tus mejores recuerdos de la universidad no involucren bienes materiales, sino más bien las cosas que hiciste: fiestear con amigos, ese gran juego de futbol o un enfrentamiento de Pictionary. Ésa, dicen los expertos, es la lección más importante que aprendiste en la universidad y que no te diste cuenta que estabas aprendiendo. “La universidad es un ambiente perfecto para la felicidad”, dice Moore. “Las cosas que te hacen feliz son experiencias. Cuando eres universitario no tienes nada de dinero, así que te concentras en participar en las actividades. Pero eso es algo que perdemos en la edad adulta. La búsqueda de experiencias y no cosas es “un conjunto de habilidades que desarrollaste en la universidad y que es fácil perder a causa del gran cambio en tu medio ambiente”, añade el profesor de Texas, Art Markman, “pero si te las arreglas para no perderlo, tu vida será mejor en muchos aspectos”.

 

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