Ya sea que tu jefe inmediato sea un malhumorado crónico o simplemente sucumba como cualquier otro mortal ante las presiones del trabajo, hay forma de lidiar con esos cambios de temperamento.   Por Jacquelyn Smith   ¿Tu jefe experimenta cambios de humor crónicos? ¿Él o ella de repente se vuelve irritable, negativo o se aísla sin razón aparente? No se trata de algo inusual, sobre todo en un ambiente exigente y de alta tensión, pero trabajar con jefes malhumorados puede resultar muy difícil y desgastante. “Un jefe temperamental con frecuencia mostrará impredecibles cambios de humor”, dice Teri Hockett, director ejecutivo de What’s For Work?, un sitio para mujeres profesionistas. “Un minuto están arriba y al minuto siguiente están abajo. Dependiendo de la situación o de día, pueden o no estar dispuestos a colaborar con los demás, o tienen una mala actitud y buscan la confrontación con los demás. En comparación con un jefe que tiende a estar de buen humor todo el tiempo, un jefe temperamental no entiende su estado de ánimo ni el impacto que tiene sobre los demás, sino que pasa por alto la oportunidad de reflexionar y auto corregir los comportamientos negativos.” Un lugar de trabajo caótico y de alta presión es un terreno fértil para un jefe temperamental, dice Lynn Taylor, un experto nacional en el lugar de trabajo y autor de Tame Your Terrible Office Tyrant (Doma al terrible tirano de tu oficina). “Puede ser desconcertante empezar la mañana con un jefe angelical y alegre sólo para descubrir que a las 4 pm se ha transformado en el Monstruo de la Laguna.” Anne Kreamer, autora del libro It’s Always Personal: Navigating Emotion in the New Workplace (Siempre  es personal: Navegando a través de las emociones en el nuevo lugar de trabajo), dice que el mal humor, así como la ansiedad, pueden ser difíciles de identificar. “El mal humor puede variar de una persona que es, en general, pesimista —resulta muy difícil trabajar con este perfil— frente a alguien que se siente estresado bajo un conjunto particular de circunstancias, como un proyecto que está por encima del presupuesto, un producto que ha sido retirado del mercado o una reunión que es demasiada larga y se pone de malas sólo cuando se le hace traspasar una frontera clara. Éste último es un tipo de situación mucho más manejable.” Anne dice que aunque los jefes temperamentales siempre han existido, la crisis se ha vuelto un caldo de cultivo para desarrollar un mal humor. Cuando las empresas recortan personal y costos, ponen a los mandos en la poco envidiable posición de “tener que seguir mostrando un sólido desempeño mientras piden a sus empleados hacer más con menos”, dice Kreamer. “Y para las personas que históricamente se habrían retirado hasta bien entrados los 70 años, las oportunidades de promoción se han reducido considerablemente. La gente en todos los niveles de toma de decisiones se siente atrapada. Eso es suficiente para hacer que cualquier persona se ponga un poco de mal humor, yo diría.” David Parnell, asesor legal, coach de comunicación y escritor, dice que aunque cualquier persona puede experimentar cambios de humor por cualquier número de razones, los cambios de humor frecuentes tienen a menudo un origen biológico, como consecuencia de desequilibrios en la química cerebral, las hormonas o la mala alimentación, los patrones de sueño y otros hábitos relacionados con el estilo de vida. “el malhumor infrecuente, sin embargo, a menudo puede ser el resultado de factores desencadenantes temporales y circunstanciales, como fechas de entrega en el trabajo, la presión del jefe, la recepción de malas noticias o situaciones personales difíciles en el hogar.” Otras razones por las que tu jefe podría estar de mal humor: “La administración de una empresa y de proyectos es simplemente impredecible, y es la falta de control la que puede causar estragos al termostato emocional de tu jefe”, explica Taylor. Sin embargo, cuanto más inteligente sea tu jefe, menos se sentirá afectado por un obstáculo o un revés. Los cambios de humor pueden deberse también a esfuerzos mal dirigidos. Un gerente que está tratando de ocultar defectos, su falta de conocimientos o una decepción puede ceder más ante el drama como una forma de distraer la atención ante la falta de competencia en un área en particular, añade Taylor. Aquí hay 10 consejos para manejar a un jefe temperamental: 1. Busca patrones. “Ya que poner tranquilizantes en el café de tu jefe no es una opción, busca patrones, tales como horarios y disparadores; prevé la tormenta que se avecina y evita mostrar una reacción dramática “, recomienda Taylor. Si estás teniendo dificultades para ubicar los patrones, abre una línea de comunicación entre tú y la asistente de tu jefe (si lo tiene), dice. “La persona más cercana a tu jefe tendrá una mejor lectura de la temperatura actual y el pronóstico a largo plazo. Ofrece tu ayuda a la asistente de tu jefe cada vez que puedas, para mostrar tu sincero agradecimiento por los consejos que pudieras obtener.” 2. Limita tus interacciones si su estado de ánimo te está contagiando. Muchos de los factores asociados al mal humor están fuera de tu control y es muy difícil de evitar el contagio emocional, dice Parnell. Así que si puedes, limita temporalmente tu exposición a sus cambios de humor, con la esperanza de que sea sólo un problema a corto plazo. 3. Mantén la calma. Si no puedes evitar a tu jefe, hagas lo que hagas, no imites inadvertidamente este estilo de mando frente a otros miembros del equipo, dice Taylor. Cuando el péndulo del estado de ánimo de tu jefe tienda a lo negativo, sé un mar de tranquilidad. Recuérdate a ti mismo que todo volverá a la calma con el tiempo. Muestra una actitud relajada, contrólate a ti mismo. “Aligera las cosas mediante el humor y cambiando el tema para reprogramarlo.” 4. Asegúrate de que no seas tú. “No asumas que son sólo ellos”, dice Hockett. “Asegúrate de reflexionar también sobre tu propio estado de ánimo y tu rendimiento. ¿Eres demasiado optimista? ¿Estás cumpliendo sus expectativas? Algunos jefes pueden temperamentales frente a sus empleados cuando no están funcionando a su nivel, a pesar de que el jefe no haya comunicado las cosas con claridad. Así que sé proactivo y reflexiona sobre ello.” 5. No lo tomes como algo personal. Si se trata de una situación ocasional (y estás seguro de que no es por ti que está de mal humor), desarrolla una manera de evitar el mal humor de tu jefe, dice Kreamer. “Sal a caminar, mira una fotografía que te guste, llama a un amigo y sigue adelante. Si el mal humor es crónico, invítale un café a tu jefe para platicar directamente sobre la situación, puede ser que él o ella no sea consciente de las consecuencias de su comportamiento, o si no es posible, habla con un colega o supervisor de confianza sobre lo que podrías hacer para mitigar el daño a tu psique.” 6. Documenta su comportamiento. El mal humor puede usarse en tu contra, dice Parnell. “Así que protégete mediante la documentación de su comportamiento y tu trabajo. Un día podrías estar en una posición en la que tendrías que explicar cosas a tu jefe y, sin documentos, tus palabras pueden servir de poco.” 8. 7. No lo provoques. Una vez que has averiguado qué dispara los cambios en el estado de ánimo de tu jefe, no metas más leña al fuego sólo para cumplir con una fecha límite o terminar un proyecto, dice Taylor. “Si u jefe recibe mal las malas noticias, toma nota, sé paciente y mejora tu estrategia.” 9. Elige cuidadosamente las horas de reunión. Averigua el mejor momento para hablar o consultar algo con tu jefe, dice Hockett. “Acercarte a tu jefe al final de un trimestre de ventas puede no ser inteligente. Pregunta o determina el momento adecuado para interactuar con él, de modo que evites los momentos en los que podría estar de mal humor.” 10. No te enfrentes al jefe durante un cambio de humor. “Éste no es momento para una pelea callejera”, dice Taylor. “Si tu jefe Darth Vader se ha inclinado hacia el lado oscuro, no te lances al ataque preguntando ‘¿Por qué de repente estás tan enojado?’ Si tienes una buena relación con tu jefe y todo el infierno parece haberse desatado, sin duda puedes preguntar qué está mal, pero si se trata de cambios sutiles demasiado frecuentes de humor, es mejor evitarlo.” Si el problema persiste, habla con tu jefe en el momento adecuado. Si los cambios de humor se convierten en un problema y empiezan a afectar tu trabajo, no sólo te quejes con tus colegas y sus superiores, habla con tu jefe. “Si bien un jefe temperamental puede ser exasperante, no mejorarás nada quejándote ante la alta dirección o haciendo bromas a sus espaldas”, dice Taylor. “Lo más probable es que le llegará algún día y entonces tendrás un boleto para apreciar ese mal humor en primera fila.” En su lugar, encuentra el momento adecuado para sentarte con tu jefe para discutir lo que está ocurriendo. “No puedes ser su terapeuta, pero puedes ofrecerle apoyo emocional si tienen una relación sólida y abierta”, dice ella. “Un sistema de apoyo recíproco que puede beneficiarse de su trabajo y su carrera.”

 

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