Es evidente que las economías a nivel global se aproximan a una nueva crisis, y el que la FED haya recortado su tasa de interés después de 11 años es una pista, porque responde a la necesidad de acelerar (e incentivar) el gasto público + privado, la inversión, y evitar el desempleo; sin embargo, históricamente ha sido un indicador del momento en el que inicia la recesión (ver siguiente gráfico). Otra de las pistas preferidas de algunos economistas y otros ‘buscadores de crisis’ como Nassim Nicholas Taleb radica en el movimiento en el valor de todos los tangibles paralelos al dinero. El incremento reciente en el precio del oro (+11.7% entre mayo y junio) o del bitcoin (+93.3% mayo a junio) es una muestra del creciente nerviosismo que registran los mercados. Sobre lo que viene (el tamaño y sus consecuencias a mediano plazo), las posiciones están divididas: para economistas como Thomas Piketty “la siguiente recesión ampliará la brecha de desigualdad a proporciones que no logramos imaginar”; y para el Banco Mundial (‘Perspectivas económicas mundiales: Altas tensiones, escasas inversiones’) “la desaceleración será superada en 2020 gracias al consumo privado y la resolución del nuevo panorama político global”. Y como siempre, las cifras no mienten: Para 2020 se pronostica que el crecimiento de Estados Unidos se desacelerará hasta llegar al 1.7%, en la Zona euro podría llegar a alrededor del 1.4 %; en China se llegara al 5.9%; México al 1.5% (promediando todos los escenarios) y en el Reino Unido la economía ya comenzó a contraerse (ver siguiente gráfico). Si se compara con lo sucedido entre 2008-2009, es posible que el golpe a la economía doméstica de la mayoría de las personas no vaya a ir más allá de tener que ‘apretar el cinturón’. Sin embargo, hay cambios latentes y graduales como la transformación de la fuerza laboral donde la automatización mezclada con un nuevo modus operandi de múltiples trabajos, dificultará el nivel de acceso de la clase media emergente entre un 7 y 10% en los siguientes cinco años, de acuerdo con FMI. Como en todos los momentos difíciles del ciclo habrá despidos, pero no gente perdiendo sus casas masivamente. La fe es lo último que se pierde. Entonces las preguntas hoy se centran sobre: 1. ¿Por qué llegamos acá? 2. ¿Qué detonará la crisis? 3. ¿Cuál podría ser su efecto en personas y empresas? 4) ¿Qué hacer para que su impacto no sea inminente? Sobre la primera cuestión (y en un solo titular como gusta a los editores) estamos llegado al cierre del ciclo económico, como consecuencia de una disminución masiva en la inversión privada, relacionada con la inestabilidad de contexto público y cambios en los índices de consumo masivo a nivel global. Un círculo vicioso donde la influencia nacionalista acaba con los beneficios del libre mercado, logrando encarecer-sostener empresas y hogares, en un 2019 donde el crecimiento del comercio mundial llegaría al nivel más bajo desde la crisis financiera ocurrida hace una década. Para responder qué detonará la crisis, se pensó desde la teoría de ‘Wild Cards–Weak Signals’ utilizada en prospectiva, que busca entender cuáles son los datos dispersos y al parecer inconexos que apuntan a la aparición de posibles Eventos Coyunturales (como una crisis económica). Por lo general, cuando hay una gran cantidad de Weak Signals en el contexto, es porque la tormenta está por comenzar. En esta ocasión —luego de filtrar y unificar durante dos meses— se llega a una lista de trece señales, que cuando sucedan al tiempo (un momento entre septiembre de 2019 y marzo de 2020), darán inicio a un nuevo momento de crisis. Y como decía Umberto Eco en su ensayo ‘El Vértigo de las Listas’ de 2010: “la obsesión del hombre a lo largo de la historia de occidente por las listas, por la idea de compendio de conocimiento, responde al espíritu de su época y no es fruto de la casualidad, sino el producto de la mente humana que al clasificar la realidad, la transforma”. Esperemos este sea el caso:
  1. Confirmación de nuevos acuerdos arancelarios. En el mundo después de los trade wars, las materias primas y productos finales llegarán a nuevos precios que, según el centro de estudios económicos de la Unión Europea, logrará que en promedio global haya un aumento en el precio final a consumidor entre 9 y 12%, sabiendo que en la Zona Euro y las costas de EU puede llegar incluso a 20%.
  2. Campana de Reelección de Trump. Con un enfoque en la producción local y el cierre de fronteras, el ‘Keep America Great’ estará lleno de ataques por parte de un partido demócrata dividido, en una nación donde la polarización es más fuerte y se busca señalar a los foráneos que viven gracias al Tío Sam. Las promesas de más aranceles están a la vuelta de la esquina.
  3. ItalExit. Ante una deuda que se incrementa y una zona euro con mayor presión por parte de Alemania, los dos partidos que conforman el gobierno italiano, el Movimiento Cinco Estrellas(M5S) y la Liga, defienden la creación de una moneda paralela para empezar la separación con Bruselas. La idea cobra relevancia y hoy divide a la opinión pública.
  4. Deflación. Hay menos consumo a nivel global. El índice de precio de producción (PPI en inglés) que compara oferta de productos en EU, lleva cuatro meses entre 0.2 y -0.2%, porque hay sobreoferta que se traduce en menores precios. Para el FMI el comercio mundial crecerá 2.9% (.3 más que el PIB global). Las calificadoras piensan que (como en 2008) el consumo no lograra ir con el crecimiento país.
  5. Brexit fuerte. Desde el gobierno hasta las calificadoras, todos están de acuerdo con la contracción del 2% de la economía del Reino Unido (la quinta más grande del mundo, la segundo con mayor poder de compra), que comienza desde ya para suplir (o subir precios), el 28% de la oferta total de alimentos y el 35% de combustibles que provienen de Europa.
  6. Migraciones bancarias. ¿Lo dejó estupefacto el recorte de 22,000 empleados de Deutsche Bank? Piense que 18,000 de ellos están ubicados en las operaciones de EU. Los españoles de BBVA cierran en Chile, Citigroup reduce sus inversiones en Asia y el poderoso JP Morgan recomienda a sus clientes ‘comprar local’ alrededor del mundo. Los bancos comienzan a regresar el dinero ‘a casa’, para poder disponer de él en tiempos difíciles.
  7. Debilitamiento industrias estatales. Italia, Brasil, Argentina, España… en los países donde la deuda no para de crecer y el costo de sostener Estado, empresas y hogares aumenta. La opción de hacer ‘privatizaciones masivas’ (Bolsonaro Style) se darán como consecuencia de ‘organizaciones que por la corrupción no lograron modernizarse’, disminuyendo la competitividad-país y sus calificaciones de riesgo. En Latam mucho se habla del ‘declive y caída’ de PVDSA y Pemex, en ambos casos para presidencia ‘no está pasando nada’.
  8. Escalamiento nacionalista. Desde los tiroteos en EU (gran tierra de inmigrantes, libertad y oportunidades, sin importar el presidente de turno), los movimientos separatistas de Hong Kong, las protestas por migraciones árabes en Paris, etc., está comprobado que existe una relación entre el incremento de restricciones arancelarias y el sentimiento nacionalista. Una cadena donde una persona piensa que pierde oportunidades por la llegada de un inmigrante y por eso decide votar por aquel que garantice más locales y menos foráneos.
  9. Estancamiento fiscal global. Cuando empresas como Uber utilizan los beneficios de Ámsterdam (el nuevo hogar de los banqueros de Londres) para movilizar 5,400 millones de Euros que iban a ser pagados en impuestos, pero también cuando se descubre que el latino promedio evade al menos el 20% de los impuestos (CEPAL), las opiniones de Schumpeter sobre la urgencia de cambiar el modelo fiscal, regresan. Y generalmente en momentos difíciles es cuando más se necesita mover la rueda. Incluyendo el gobierno.
  10. Currency Wars. La forma como escala la conversación Washington-Beijing aprovecha la dependencia que tiene el comercio global hacia el intercambio eficiente entre monedas, para desestabilizar el mercado. La especulación sobre la relación Yuan-Euro-Libra-Dólar pasa a la narración ‘minuto a minuto’, y disminuirá la inversión extranjera en mercados menos estables como el sur de Asia y América Latina. Piense que lo sucedido la semana pasada con la devaluación del Yuan será más frecuente, orquestado por diferentes paises y, por supuesto, sin previo aviso.
  11. Burbuja Laboral. Diferentes expertos comienzan a hablar del impacto del ‘Gig Economy’ y la consolidación de los baby boomers en el sistema pensionario (solo el EU se pasó de 7 a 11,000 pensionados diarios entre 2012 y 2018), que crean especulación en las bolsas, alrededor de la volatilidad de capital de los fondos de pensiones, además del impacto que deja la ausencia de garantías laborales para todo el que hoy generar ingresos través de una aplicación, por ejemplo. Las protestas de los ‘RappiTenderos’ también se repiten en Alemania, Australia, y otros lugares.
Así las cosas, la mezcla de todo esto nos puede dar una historia (digamos en mayo de 2020) donde los fondos de pensiones disminuyen estrepitosamente su valor en la Bolsa de Nueva York, mientras dólar-euro-pound cuestan lo mismo en el mercado, y comprar importados de Estados Unidos cuesta un 20% más, y al igual que hoy la inversión sigue lenta, al igual que el consumo. Suena fuerte, pero la realidad es que no dista de la cotidianidad contemporánea, lo cual nos hace pensar que ahí, en medio de todo de ese caos, saldrá la siguiente idea que cambiará el mundo, porque la innovación necesita al caos y viceversa. ¡Bienvenidos a 2020: El año de la economía de incertidumbre! *Con esta columna celebro cuatro años en Forbes. A Jonathan Torres -mi editor- y a todos los lectores un agradecimiento especial, por seguir ‘aguantando’. Paradójicamente mi primera nota era un vaticinio de la que entrego hoy… Recuerdo perfecto estar sentado en Manchester estudiando prospectiva mientras tanto https://www.forbes.com.mx/cual-sera-el-rostro-del-capitalismo-en-cinco-anos/

 

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