Por Benito Garrido | Forbes España Los datos dicen que en verano leemos un 30% más. Te presentamos una selección de novelas, biografías y ensayos que hemos acumulado durante todo el año para leerlos como merece: en horizontalidad veraniega.

1.- Totalidad sexual del cosmos. Juan Bonilla. (Seix Barral)

El escritor y periodista jerezano centra su nuevo trabajo en la vida de Hahui Olin (1893), una de las figuras del siglo pasado más emblemáticas y con mayor carisma del arte mexicano. Sensual, intuitiva y con un arraigado sentimiento feminista y de libertad, esta excepcional artista recorrió la efervescente Europa de comienzos de siglo, se codeó con genios de altura como Braque, Picasso o Matisse y absorbió las ideas que posteriormente, tras su vuelta a México, marcarían una carrera tan provocadora como ecléctica en el mundo de la pintura, la poesía, la filosofía e incluso de las ciencias exactas. Fascinante.

2.- La encrucijada del roble. Elizabeth Crook. (Siruela)

Con esta novela –una aventura épica que aúna el tono legendario de los wéstern clásicos con un fino ingenio narrativo heredero del mismísimo Mark Twain–, Elizabeth Crook ha obtenido los elogios de la crítica internacional. Aquí en España tendrá la misma repercusión. Seguro. La historia atrapa: guerra civil americana, en un pueblo de Texas, una pantera ataca brutalmente a una familia… La pequeña Sam, desfigurada, decide vengar la muerte de su madre y dar caza al felino con la ayuda de un forajido y un predicador; de forma epistolar, su hermano mayor Benjamin lo cuenta en primera persona. Conmovedora y salvaje.

3.- Referencial. Ignacio Ferrando. (Tusquets)

La nueva novela de este escritor asturiano de acusada exigencia (y maestría) narrativa es todo un juego literario sobre la necesidad de ser especiales, de ser originales. Tras varios años de sequía pictórica, el protagonista acepta impartir clases como profesor de Historia del Arte en la universidad donde estudio… Y también decide repetir las pautas y discursos que recibió de un antiguo y polifacético profesor, desaparecido en extrañas circunstancias. Entre sus alumnos descubre uno muy similar a él mismo… La identidad parece buscar inesperados paralelismos. Como el arte. Un gran libro. Impactante.

4.- Serotonina. Michel Houellebecq. (Anagrama)

L’enfant terrible de las letras francesas vuelve a dar en el clavo… Su novela se devora como si de un manjar se tratase; algo difícil de explicar (pero cierto) cuando se trata de humor ácido y en ocasiones hasta desolador. Pero quizás ahí radica el valor añadido de un autor que resulta incómodo y despiadado en su búsqueda por retratar el deterioro de una sociedad que gusta de mirarse el ombligo. Florent-Claude tiene 46 años y es bastante obsesivo: en su deambular por París recuerda los amores fracasados y los momentos que le han llevado a un desarraigo solitario terriblemente lúcido.

5.- Los lobos de Praga. Benjamin Black. (Alfaguara)

No podemos negarlo, nos gustan sus novelas… Llámese Black o llámese Banville. La literatura con mayúsculas se hace reina en cada página. El autor irlandés nos trae ahora una novela negra de trazo histórico que bucea entre los callejones oscuros de una Praga gobernada por el excéntrico Rodolfo II durante 1599. El joven y ambicioso erudito Christian Stern será el encargado de investigar para su emperador el asesinato de una joven aristócrata; un crimen que, sin buscarlo, puede volverse contra él y ponerle en grave peligro. Banville como Black vuelve a convencernos y a premiar nuestra lectura. Único.

6.- El último barco. Domigo Villar. (Siruela)

Tras diez años de silencio, el inspector Leo Caldas regresa a escena con un nuevo caso que parece complicarse desde el primer momento: la joven Mónica Andrade ha desaparecido y nadie sabe qué pudo haber ocurrido…Villar vuelve a hacerlo: con este nuevo trabajo se perfila en el horizonte literario como la gran apuesta de la novela negra española. Inteligencia, atinado sarcasmo y solvencia narrativa se alían con la complicidad y empatía que rezuman unos personajes tocados por la mano de un maestro. Una historia donde prima más la solvencia inteligente de una investigación concienzuda que las persecuciones a tiros. Excepcional.

7.- La única historia. Julian Barnes. (Anagrama)

Barnes es uno de los mejores escritores del panorama literario internacional y eso es algo que vuelve a demostrar en una novela cuyo eje central gira en torno a la relación que vivieron Paul, un inexperto universitario, y Susan, una mujer casada, madura y muy inteligente. Una historia de juventud que marcará la vida del joven y que muchos años después rememora a ritmo de momentos. El amor dibuja caminos que, a veces, son tan hermosos como complejos y demoledores. Dolor, deseo, placer y desilusión se dan la mano en una novela de esas que atrapan al lector y perduran en su memoria.

8.- Lluvia fina. Luis Landero. (Tusquets)

Desde el año 89 en que publicó Juegos de la edad tardía, Landero no ha hecho sino ratificarse como uno de los nombres esenciales del panorama literario. Tras mucho tiempo distanciados Gabriel decide celebrar con sus hermanas el 80 cumpleaños de su madre. Lo que empieza con tono festivo y comunicaciones fluidas, acaba poniendo de manifiesto los viejos rencores que cada uno guarda como un tesoro silenciosamente podrido. Las historias se van entrecruzando y desmintiendo a cada página, según la visión del personaje. Y las contradicciones se van convirtiendo en desasosiego y malestar… De obligada lectura.

9.- El amor es ciego. William Boyd. (Alfaguara)

La última novela de este multipremiado autor nos traslada hasta finales del siglo XIX, un momento convulso y cargado de cambios que vivirá hasta sus más extremas consecuencias el joven Brodie, un músico escocés que, tras trasladarse a París en busca de nuevos rumbos, se enamora de forma obsesiva de una bella soprano rusa a la que seguirá en su devenir por diversas capitales europeas. Si el amor es ciego, Boyd lo demuestra en esta obra de impetuoso ritmo que engancha desde sus primeras páginas. Solidez narrativa y precisión argumental. En resumen: un lujo.

10.- El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Tatiana Tibuleac. (Impedimenta)

La primera novela de esta casi desconocida escritora y periodista de origen moldavo –que se ha convertido en todo un fenómeno literario en Rumanía– es un firme y certero golpe al corazón del lector, tanto por su crudeza como por su contenida emoción. Un prestigioso pintor recuerda con poderosa ferocidad el último verano que, siendo adolescente, vivió junto a su madre en un pequeño pueblo francés… Días cargados de rencor, rabia, tristeza, resentimiento y solitaria impotencia. Historia sobre las relaciones maternofiliales y su fragilidad. Todo un descubrimiento.

11.- ¿Quién te crees que eres? Alice Munro. (Lumen)

Leer a la Premio Nobel canadiense es siempre una auténtica delicia. La maestra del relato ha escrito en esta ocasión una serie de historias encadenadas que se conjugan para conformar una estupenda novela sobre el coraje de una mujer para emprender su propio camino… Rose no hace sino chocar con las desconfianzas y maldades de su madrastra, pero ya por fin ha decidido (como sea) dejar la austera tienda de su padre e irse a la universidad. Los giros narrativos y la precisión psicológica de los personajes (marca Munro) son inigualables. Lectura obligada para los amantes de la buena narrativa.

12.- Las hijas de otros hombres. Richard Stern. (Siruela)

La que podría considerarse obra cumbre de este genial escritor estadounidense se erige como atinada disección del choque generacional que, durante los años sesenta, se produjo en la sociedad americana, cuando la moral más tradicional comienza a convivir (con muchas fricciones) con una juventud marcada por la liberación hippy. La historia: un discreto y admirado profesor universitario observa cómo se desintegra su unidad familiar tras el intenso e inesperado romance que vive con una joven alumna… La pasión amorosa puede acarrear devastadoras consecuencias. Un libro realmente único.

 

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