La crisis coyuntural que vive México representa grandes riesgos, pero las oportunidades son mayores, pues superar este punto de inflexión le daría al país una expectativa muy sólida para los próximos 10 años.   Igual que la palabra crisis, que en chino se escribe igual que oportunidad, 2015 se presenta para México con éstas dos características: oportunidad y peligro. El ámbito internacional se presenta lleno de claroscuros, pero si identificamos sus áreas positivas, como la recuperación económica de Estados Unidos, éstas se podrían conjugar con elementos internos como la inversión nacional en infraestructura y otros estímulos hacendarios, a fin de neutralizar los aspectos negativos como la baja pronunciada del precio del petróleo. Esto último nos demuestra que, a pesar de la despetrolización de la economía, persiste la fragilidad ante los cambios del precio del crudo en nuestra estructura presupuestal. El 2015 será un año turbulento en el mundo porque se está desarrollando una lucha económica sin cuartel entre Estados Unidos y sus aliados europeos frente a Rusia, China y sus aliados asiáticos. Y en estas batallas pocos países pueden mantenerse neutrales. En este marco, nuestro país no debe pasar por alto el inicio de la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que representa un movimiento más en la estrategia estadounidense de cercar la zona de influencia de sus rivales. Ante los recientes acercamientos de Rusia con Cuba (incluida la visita de Putin a la isla en julio de 2014), así como el influjo ideológico que la Habana ha representado para diversos gobiernos en Sudamérica, esta jugada de Washington constituye un importante paso en la consolidación de su poder frente a otros actores. Para México, este evento nos representará competencia en materia de atracción e inversión de Estados Unidos, principalmente en turismo y energía. En la parte interna, en nuestro país habrá eventos importantes como el proceso electoral de junio, que pondrá a prueba el sistema de partidos políticos para seleccionar candidatos transparentes, responsables y respetados por la ciudadanía. Estas elecciones serán muy importantes porque se renovará la Cámara de Diputados, nueve gubernaturas, 641 diputaciones en 17 entidades federativas, 993 alcaldías en 16 estados y las 16 jefaturas delegacionales en la Ciudad de México. Lo más importante es que se mostrará la confianza que los ciudadanos tienen en su sistema político (el abstencionismo será el enemigo a vencer). Enfrentaremos problemas de coyuntura financiera como el ajuste de la paridad, el insuficiente empleo y la reducción del presupuesto en diferentes entidades del país por su alto endeudamiento. Sobre este punto, lo más importante será el uso eficiente de recursos y una contundente lucha contra la corrupción y la simulación. México podría aspirar en 2015 a un desarrollo de 3.1% de su PIB. Lo importante aquí será controlar la inflación, que los salarios tengan equilibrio y que exista suficiente abasto alimentario: dentro de las fortalezas de 2015, las reservas de agua pueden garantizar cosechas récord. En la crisis coyuntural que vive el país, un importante punto de inflexión será si Peña Nieto decide hacer cambios en su equipo (o ya los hizo), y ajustar algunas políticas económicas para impulsar la inversión, el dinamismo económico y la capacidad de generar empleo. Será básico fortalecer la credibilidad y la confianza de que han gozado las fuerzas armadas, no sólo con recursos presupuestales, sino con los apoyos legales que requieren. Las elecciones serán a mitad del año y será importante demostrar si tenemos la madurez política para gozar de las libertades sociales que hoy tenemos. Sin lugar a dudas, el Instituto Nacional Electoral jugará un papel importante para combatir eficazmente el abstencionismo y mostrar absoluta transparencia en el uso de los recursos que todos les hemos asignado a través de los impuestos. Los riesgos son grandes, pero las oportunidades mayores, ya que 2015, si superamos este punto de inflexión, será la base de un proceso de dinamismo económico que le daría al país una expectativa muy sólida para los próximos 10 años. Está en juego parte de nuestro destino, pues también estará a prueba nuestra capacidad de lograr una estabilidad social con paz y concordia entre los mexicanos.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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