Las dificultades económicas causadas por una desaceleración pronunciada en 2015 podrían contaminar las expectativas para 2016; incluso, la volatilidad podría acentuarse aún más. Las claves siguen siendo China y Estados Unidos… hasta ahora.   Por Israel Pantaleón, Arturo Solís y Viridiana Mendoza Durante 2015, la economía mexicana ha sufrido ajustes en las previsiones de crecimiento, y el panorama podría ser no muy diferente en 2016. A finales de 2014, la Secretaría de Hacienda estimaba un avance de 3.7% para el cierre de este año; la semana pasada, tras conocerse el crecimiento del segundo trimestre (2.2% a tasa anual), el gobierno federal decidió ajustar su rango a entre 2 y 2.8%, una cifra conservadora frente al 1.7%-2.5% del Banco de México. Los motivos de los ajustes tienen que ver con la volatilidad causada por la desaceleración en China, la decisión de aumentar las tasas de interés de la Reserva Federal y el precio del petróleo a la baja, aunque en general se percibe un deterioro de las expectativas de crecimiento globales. Para el caso de México, Hacienda explica que el factor que limitó el crecimiento fue la desaceleración de la economía de Estados Unidos, pues aunque en el segundo trimestre inició un proceso de recuperación, la producción industrial –que tiene una influencia más directa sobre la economía mexicana a través del comercio– tuvo una contracción mayor en abril-mayo que durante enero-marzo de este año. “El crecimiento pasó de una reducción trimestral anualizada de 0.2% en el primer trimestre a una baja de 2.0% durante el segundo trimestre, la mayor caída en la producción industrial de Estados Unidos desde el segundo trimestre de 2009”, detalla el organismo. El pronóstico conservador de la Secretaría de Hacienda puede ser una herramienta para infundir confianza en los mercados y los inversionistas, considera Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base, que prevé un crecimiento de 1.8% para el cierre del año. “Lo cierto es que hay pocas probabilidades de ver una recuperación vigorosa durante el segundo semestre del año. Aunque todavía es confiable la expectativa de Hacienda más bien cargado al rango bajo de 2%.”   Vientos en contra Estados Unidos juega un papel preponderante en el crecimiento del país, pero no es el único factor que presenta un avance lento. Los tres próximos meses serán claves para la economía mexicana, ya que se podrá observar si hay o no un punto de inflexión sobre variables como el tipo de cambio, la inversión y el sector de la construcción, explica el vicepresidente de Estudios Económicos del IMEF, Jonathan Heath. “Si no se comienza a ver una mejoría en el próximo trimestre, lo más seguro es que se observen reducciones en las previsiones del Producto Interno Bruto, además de que se corre el riesgo de tener un menor crecimiento para 2015 respecto al 2014”, advierte. Como ejemplo de la señal de alerta, la industria de la construcción mostró una desaceleración importante en el segundo trimestre, pues creció sólo 2.8% real anual luego de expandirse 4.4% en el primer trimestre. El indicador presenta contrastes: por un lado, la edificación (que representa dos terceras partes del total de la construcción) creció 3.9% real anual, mientras que el componente de obra pesada e ingeniería civil se contrajo 0.3%, sin lograr recuperarse cabalmente a pesar del impulso que debería estar mostrando para corresponder al fuerte crecimiento que reporta el sector público en su gasto de inversión física.   2016 pierde brillo desde ahora La Secretaría de Hacienda cuenta con un rango estimado de crecimiento de entre 3.3 y 4.3% para 2016. Al respecto, el economista jefe de Barclays para México, Marco Oviedo, indica que dos puntos a tomar en cuenta para el crecimiento en 2016 son la construcción y la producción del petróleo. Considera que en ambos casos es necesario observar una mejoría. “El impacto de la reforma energética está asociado a la baja colocación de campos durante la primera convocatoria de la Ronda Uno, pues si con todo y cambios las convocatorias no son exitosas, esto puede responder al poco interés de las empresas en invertir en México”, advierte. Para Gabriela Siller, las expectativas de 2016 ya tienen un elemento en contra: la incertidumbre global. “Se espera un mejor desempeño en 2016, pero al haber mayor incertidumbre, también disminuye el crecimiento económico.” Entre los factores de mayor riesgo destacan: El precio del petróleo: México aún tiene una fuerte dependencia del petróleo en materia de ingresos fiscales; además, para que las inversiones sean rentables para las empresas participantes en las licitaciones de la Ronda Uno es vital que el precio del petróleo no baje más allá de 32 dólares por barril. Cabe recordar que la semana pasada el petróleo mexicano tocó su peor nivel desde febrero de 2009, al cotizar en 36.24 dólares por barril. China: Gabriela Siller afirma que es importante que China no haga devaluaciones mayores a 10% sobre su moneda. La economía china cobra relevancia en general a nivel global. Tan sólo el viernes, los inversionistas reaccionaron de manera negativa a la publicación del PMI adelantado de China, que mostró su peor contracción de la manufactura desde 2009. Las industrias de exportación y la caída en los precios de las materias primas han llevado a que el gigante asiático inicie una trayectoria de crecimiento a la baja. El desplome de las exportaciones chinas generó que el banco central chino devaluara el yuan a su punto más bajo desde hace 3 años. La institución describió la medida como una “depreciación excepcional” de casi un 2%, con base en una nueva forma de gestionar el tipo de cambio que refleja mejor las fuerzas del mercado. Movimientos abruptos en la Fed: Los mercados parecen haber asimilado un primer movimiento de la Reserva Federal para septiembre; sin embargo, los próximos movimientos serán fundamentales, pues la velocidad a la que el organismo central normalice sus tasas implicará efectos en la salida de capitales y el tipo de cambio.

 

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