Esta semana, Banxico dio a conocer el nivel de las remesas alcanzado en el mes de julio. En línea con lo anticipado, las remesas mostraron un aumento significativo en los primeros 7 meses de 2021 respecto al mismo periodo del año anterior, ubicándose en 28,187 millones de dólares (+23.5% a/a). Las condiciones actuales sugieren que este año México probablemente experimentará otro máximo histórico, que pudiera oscilar alrededor de 4 puntos porcentuales del PIB, después de una cifra récord en 2020 de 40,605 millones de dólares en todo el año (3.8% del PIB). 

Las remesas se han convertido en una fuente de ingresos importante para una gran cantidad de familias, con un efecto relevante sobre la dinámica de consumo en el país. Inclusive, sus efectos podrían ser mayores a los que refleja la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI, tal como lo señalan algunas notas de investigación del CEMLA (e.g. Cervantes y Salas 2021). En el corto plazo las remesas continuarán siendo probablemente un catalizador importante para la demanda interna del país. Sin embargo, debemos de reflexionar sobre los factores detrás de esta dinámica, así como los cambios demográficos, sociales y económicos que pudieran modificar esta tendencia en el mediano y largo plazo. 

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¿Qué explica el mayor dinamismo de las remesas en estos años sui generis como 2020 y 2021?

El envío de remesas a nuestro país ha mostrado una tendencia al alza muy clara desde hace varios años, especialmente después de la Gran Crisis Financiera Global del 2008 y 2009, como consecuencia de una serie de estímulos de política económica –tanto monetarios como fiscales– que han tenido lugar en Estados Unidos. Sin embargo, desde mediados de 2020 a la fecha, el ritmo de crecimiento de las remesas se ha acelerado. El total acumulado de los últimos 12 meses ha alcanzado 45,971 millones de dólares al mes de julio, también un nuevo máximo, pero resaltando sobre todo una tasa de incremento mensual de 1.3% desde que inicio la pandemia del Coronavirus en marzo de 2020, casi el doble del 0.7% observado en promedio por mes en los 5 años previos. 

La respuesta de política monetaria y fiscal en Estados Unidos sin precedentes durante la pandemia ha sido uno de los factores más importantes detrás del incremento en el envío de remesas. Por el lado de la política monetaria, el Banco de la Reserva Federal incrementó su programa de compra de activos a un mayor ritmo en comparación con la crisis de 2008-2009 (120,000 vs 75,000 millones de compra de Treasuries y ABS al mes), generando una gran cantidad de liquidez en la economía norteamericana. Además, el banco central también redujo nuevamente su tasa de interés de referencia (Fed funds rate) a niveles cercanos a cero. 

Otro factor de política económica que ha sido crucial ha sido la implementación de programas de estímulo fiscal en Estados Unidos, que el año pasado sumaron 18.1 puntos porcentuales del PIB y que en este 2021 han alcanzado hasta el momento 37.6% del PIB, una cifra jamás vista. Entre los programas que han tenido una mayor incidencia sobre las remesas han sido los programas de apoyo a las familias –especialmente aquellas medidas de seguro de desempleo adicionales–, que han comenzado a retirarse en algunos estados desde mediados de junio y que irán moderándose en los próximos meses. 

A pesar de que actualmente se debate sobre la normalización del estímulo monetario, en el caso fiscal la situación es un tanto distinta. Actualmente se discuten en el Congreso de EE.UU. tanto el plan de infraestructura social –que agregaría 550,000 millones de dólares adicionales de estímulo–, así como varios programas de apoyo que estarán embebidos en el presupuesto del próximo año fiscal, que podrían oscilar entre una tercera o cuarta parte del total de 3.5 billones de dólares.

Esta respuesta de política económica sin precedentes ha contribuido a una rápida recuperación de la economía en EE.UU., en donde el mercado laboral ha logrado recuperar 16.7 de los 22.4 millones de empleos perdidos (con cifras al mes de julio de 2021). Esto también ha ayudado a los migrantes mexicanos a tener una mejor posición financiera en los últimos meses, después del fuerte choque ocasionado por el COVID-19, principalmente en el segundo trimestre de 2020. Esta ha sido una variable que ha contribuido a la dinámica de remesas que se ha analizado a lo largo de este artículo.

Reflexión sobre las causas y los cambios de tendencia hacia delante

En general se espera que las remesas alcancen un nuevo máximo en todo 2021 y que en el corto plazo continúen contribuyendo al ingreso de una proporción importante de familias mexicanas, con un efecto muy importante en la dinámica de consumo en nuestro país. Sin embargo, es relevante reflexionar sobre cuáles son los motivos detrás de este incremento tan importante en el envío de remesas desde hace varios años y atender como sociedad (i.e. todos los agentes económicos) las causas detrás de ello. Asimismo, dada la importancia tanto en monto –superando a la inversión extranjera directa en los últimos dos años–, como en destino de las remesas, debemos tomar en cuenta para posteriores discusiones algunos cambios de tendencia en aspectos demográficos, migratorios, sociales y económicos, sólo por enlistar algunos, que pudieran modificar el comportamiento de las remesas en el mediano y largo plazo.

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*Alejandro Padilla es Director Ejecutivo de Análisis Económico y Estrategia Financiera de Mercados de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.

Twitter: @alexpadillasan

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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