La industria automotriz en México se encuentra en uno de los momentos clave para su crecimiento. A pesar de las adversidades que se han presentado a nivel global durante los últimos años, como la disrupción de las cadenas de suministro o la inflación, entre otros; el país se está abriendo camino hacia nuevas oportunidades cuyo éxito sólo dependerá de la toma correcta de decisiones y el trabajo conjunto entre el sector público y el privado. 

Tan sólo en enero de 2023, hemos visto un crecimiento en las ventas con un total de 94,414 unidades comercializadas; es decir, un 20.1% más en comparación con los resultados de enero de 2022. Esto es un primer indicador de una recuperación constante de las afectaciones por la pandemia. Por otro lado, también vimos una mejora en los niveles de producción, mayor disponibilidad de vehículos, y tiempos de espera cada vez menores. Los clientes cuentan con mayores opciones de modelos, a medida que se alivian las restricciones en las cadenas de suministro. En este primer mes de 2023, produjimos 280,315 unidades y exportamos otras 238,135; fortalezas que están atrayendo las miradas de los inversionistas. 

Esto es derivado de la capacidad y experiencia que posee el sector automotriz mexicano, factores por los que se nos ha reconocido mundialmente. Gracias a esto, se han mantenido e incrementado las inversiones de nuestra industria en México. 

En los últimos dos años, se han anunciado inversiones por más de 3,500 millones de dólares de diversas empresas asociadas a la AMIA, que se destinarán a actividades de producción de baterías y autos eléctricos, desarrollos en materia de automatización, introducción de procesos con energía de fuentes renovables, entre otras actividades derivadas de la importante transformación histórica de la industria hacia la producción de vehículos de cero emisiones.

No obstante, como lo he mencionado en diversas ocasiones, es importante no perder de vista que los inversionistas están buscando territorios que les brinden certeza y confianza, y les garanticen Estado de Derecho. Solo así lograremos proyectos cada vez más ambiciosos que nos beneficien como país, al tiempo que nos permitan cumplir con los objetivos nacionales y globales de las empresas del sector en la transición hacia la electromovilidad y nuevas tecnologías. 

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Sobre este punto, me gustaría destacar que México no se está quedando atrás. Nuestros datos apuntan que durante el año pasado tuvimos un crecimiento del 52.9% con 45,249 unidades con este tipo de tecnologías durante el periodo de enero a noviembre de 2022. Sin embargo, aún está pendiente lograr una cultura de adaptación hacia estas nuevas tecnologías y, para ello, necesitamos desarrollar infraestructura para que el uso de un vehículo eléctrico pueda ser accesible en toda la República Mexicana; así como incentivos fiscales y no fiscales, con un marco jurídico adecuado a esta importante transformación. 

Sabemos que el gobierno tiene gran interés en este tema, y estamos la mejor disposición de trabajar en conjunto para lograr que esta transición sea lo más eficiente, eficaz y benéfica para todos los mexicanos. 

Por otro lado, tenemos el nearshoring, que también abre la posibilidad de reducir tiempos y costos de producción, por lo que en una etapa de recuperación tan importante como en la que estamos actualmente es una prioridad en la agenda de América del Norte como región. Además, aprovechando el potencial que nos da el T-MEC, nos privilegia como región para posicionarnos como un bloque regional en el comercio manufacturero global, para así aliviar las disrupciones en las cadenas de suministro lo más pronto posible. En este contexto, México puede convertirse en una ubicación estratégica para la manufactura mundial de autopartes. 

Desde mi rol como presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, si de algo estoy seguro, es que continuaremos impulsando espacios de diálogo y uniendo esfuerzos entre gobierno e iniciativa privada para impulsar mayores inversiones en México. De este modo, podemos reafirmarnos como potencia automotriz, consolidarnos como destino atractivo para futuros inversores mantener la generación de desarrollo, crear empleos de calidad y seguir como motor de la economía, apostando por el bienestar y progreso del país. 

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Contacto:

José Zozaya, presidente ejecutivo de la AMIA

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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