Un yuan más barato puede afectar la competitivdad manufacturera de México, así como hundir más el precio del petróleo, que hoy se vende en menos de 24 dólares. Te explicamos por qué China pone en riesgo a la economía mexicana.   La incertidumbre y el miedo inundaron los mercados financieros al inicio de 2016. Después de que las Bolsas en China se desplomaran 7%, con pérdidas de 520,000 millones de dólares (mdd) y paro de operaciones bursátiles durante dos días, los índices de Wall Street y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tradujeron el impact­­o con pérdidas superiores a 6% en la primera semana del año. A México le afecta lo que está detrás del desplome: una depreciación mayor del yuan y desaceleración económica de China más pronunciada a la esperada. China ha cambiado su modelo de producción de manufacturas hacia el consumo interno, y en esta transición desaceleró, con un crecimiento del PIB de menores a 8% en los últimos cuatro años, después décadas con ritmos superiores a 10%, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto implica menos gasto en construcción y demanda de materias primas que proveían los países emergentes, explica Pablo López, coordinador de Estudios Económicos de Banamex. El primer riesgo para México son precios aún más bajos de materias primas, pues el descenso de insumos es la razón por la que se ha hundido el precio del petróleo, que afecta directamente a las finanzas de nuestro país, explica en entrevista Carlos Capistrán, economista en jefe para México de Bank of América (BofA) Merrill Lynch Global Research. La mezcla mexicana se ha desplomado a mínimos históricos en 11 años: el precio del barril llegó a 23.65 dólares el 8 de enero, según datos de Petróleos Mexicanos (Pemex). Y cuando China tiene problemas, los mercados no discriminan: toman a todos los países emergentes —México incluido— como una aversión al riesgo, y la variable que absorbe el impacto es el tipo de cambio, explica López Sarabia.   Yuan más barato, el gran temor La fortaleza del dólar, derivada del pánico chino, llevó a la moneda mexicana a 18 unidades por cada billete verde que se vende en ventanillas bancarias durante los primeros cinco días de 2016, lo que significó una depreciación para el peso de 3.7% en el mercado interbancario. Ni siquiera el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal estadounidense (Fed, por sus siglas en inglés), cuya especulación debilitó durante meses a la moneda mexicana en 2015, afectó con la misma magnitud al peso luego de subirlas, pues éste se fortaleció tras el anuncio del banco central estadounidense. El 16 de diciembre, el tipo de cambio cerró la sesión con una apreciación de 0.58% o 9.8 centavos, cotizando alrededor de 17.01 pesos por dólar. Aunque la debilidad de la economía china puede presionar más a las monedas emergentes, incluido el peso, López matiza que las condiciones entre la volatilidad de 2016, frente a la de 2015 y años anteriores tienen un sustento diferente e indirecto en la relación México-China. “A pesar de que la volatilidad es una constante que llegó para quedarse, los niveles son inferiores a los que tuvimos con el proceso de normalización (de la Fed)”. Pero el yuan depreciado es uno de los principales riesgos para México, según Capistrán. ¿La razón? su competencia con China por el mercado de Estados Unidos, pues ambos países exportan manufacturas a la principal economía del mundo. El problema aumenta con la poca transparencia de las autoridades chinas, y si permiten una depreciación del yuan, así como más cierres de operaciones en el mercado de capitales, pueden ocasionar más incertidumbre en lugar de ayudar, advierte Gabriela Siller, directora de análisis económico-financiero de Banco Base en un reporte. Durante agosto de 2015, China devaluó al yuan a 6.4510 unidades por dólar, su menor nivel desde agosto de 2011, después de que el banco central fijara su punto medio diario de referencia en 6.3306 unidades, por debajo del nivel de depreciación. Una depreciación china reduciría esa ventaja en la industria manufacturera de exportación, advierte el economista en jefe de BofA. Además, las industrias manufactureras en México no pasan su mejor momento, pues disminuyeron 0.2%, según el último datos disponible del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).   Más presión para el petróleo La baja demanda de insumos de China, así como los niveles de producción de la OPEP, llevaron al crudo a cerrar la primera semana de 2016 en 23.65 dólares por barril, un desplome de casi 15%, el rango más bajo desde 2003. Capistrán reconoce que el precio actual puede ser un riesgo para inversiones en el sector energético de México, pues para hacerlas rentables, el promedio por barril debe ser, por lo menos de 50 dólares. Pero los proyectos en aguas profundas se diseñan a largo plazo, por lo que el rango del crudo actual no será el mismo y, tras el éxito en la fase de la Ronda uno en campos licitados de exploración hay optimismo, dice Capistrán. “Un precio tan bajo es el peor escenario, pero a medida que este margen ceda, sobre todo porque productores de shale gas técnicamente están quebrados, permitiría una recuperación de los precios del petróleo a mediados de año”, comenta por su parte Pablo López.   ¿Dólar en 20 pesos?  Ambos especialistas desestiman un traspaso mayor al registrado esta semana en el mercado interbancario por China. Capistrán estima que el dólar cierre 2016 en 17 pesos y López Sarabia en 16.90 pesos por dólar respectivamente. Los picos de riesgo se encuentran en el mercado de ventanillas bancarias, que depende de la reacción de la gente, sobre todo de los adultos mayores, que experimentaron episodios de depreciación en el pasado y empiezan a comprar dólares sin lógica, asegura López. Pero el analista de Banamex indica que la gente está comenzando a entender que se trata de factores externos y que no ha traspasado a la inflación. Además, con la cuesta de enero, la gente no planea gastar más, ni viajar, como sería el caso del verano. “Si tú sabes que una camisa vale 10 pesos, no vas a salir a comprarla a 20 cuando todo el mundo está apanicado a comprarla”.  

 

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