La labor de limpieza doméstica es una tarea que no garantiza un empleo fijo ni un seguro médico y, la informalidad en las contrataciones, mantiene a los trabajadores –la mayoría mujeres- en una preocupación constante. En México existen más de 2 millones de trabajadoras domésticas en servicio, 98% de ellas no tiene beneficios sociales como atención médica, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Estefanía Hernández es una emprendedora de Zapopan, Jalisco, que se dio cuenta de este problema y en 2015 fundó Mi Dulce Hogar, una compañía que contrata formalmente a empleados y empleadas para dar servicio de limpieza a hogares y oficinas, bajo el respaldo de un empleo fijo, crecimiento laboral y un seguro médico. “Mientras buscaba quién me ayudara con la limpieza en el departamento, me di cuenta que muchas de las empleadas domésticas realmente no contaban con prestaciones de ley, no tenían aguinaldo y estaban completamente en la informalidad. Ahí fue cuando tomé la decisión de fundar una compañía que diera una solución”, relata Estefanía Hernández, directora de Mi Dulce Hogar. Un ganar-ganar Estefanía se dio cuenta de otro problema: la mayoría de los empleadores no sabían si podrían brindar la confianza suficiente a la persona que limpiara sus hogares. Así surgió la propuesta de garantizar un servicio que asegure una responsabilidad civil, así como la confianza de que la persona que accede a sus hogares pasó por varios filtros de seguridad para integrarse al equipo. “Tenemos dos mercados: quienes solicitan el servicio y las trabajadoras domésticas. Ambos se benefician de utilizar el servicio, pues los riesgos y demandas laborales se eliminan, ambas partes reciben los beneficios de brindar y recibir un trabajo formal”, añade Si emprender con éxito es –por sí sola- una experiencia satisfactoria, ayudar a familias y mujeres a través de tu empresa es todavía más. Mi Dulce Hogar no sólo brinda servicios de limpieza bajo el empleo formal, también impulsa a sus empleados a crecer laboral y personalmente. “Estamos ayudando a cambiar la vida de muchísimas mujeres. En diciembre pasado entregamos aguinaldo a mujeres de 50 años que nunca en su vida habían recibido este beneficio”, dijo la emprendedora. El equipo de la compañía está conformado por mujeres de 18 años en adelante, sin embargo, la mayoría se concentra entre los 35 a los 55 años de edad, debido a que en este rango es más difícil encontrar un empleo formal bien pagado, explica. La capacitación laboral para el equipo rebasa las expectativas convencionales. Mi Dulce Hogar ofrece una beca de 50% de descuento para las empleadas que les interese aprender inglés. “Buscamos que tengan un crecimiento, al mismo tiempo, sabemos que hablar este idioma es fundamental hoy en día, todo el mundo debería cubrir esta habilidad sin importar sus recursos económicos.” Parte de esta preocupación social incluye al bienestar personal de quienes trabajan en esta empresa, por esta razón, Mi Dulce Hogar imparte sesiones psicológicas gratuitas para quienes deseen tomarlas. “Hay trabajadoras con problemas muy difíciles de casa, preocupaciones por los hijos, entre otras cosas. Hemos visto que estas sesiones semanales les ayudan, porque un crecimiento personal lleva a un crecimiento laboral.” En 2017, Mi Dulce Hogar fue seleccionada por la aceleradora de startups, MassChallenge, para concursar durante una de sus competencias de emprendimiento en Boston. Sin embargo, Estefanía se enfrentó con el bajo índice de informalidad en el servicio de limpieza doméstica en Estados Unidos, lo que la llevó a retirar al país de sus objetivos. “La mayoría de las empleadas que ofrecen este servicio en Estados Unidos están aseguradas desde un principio, sí hay un mercado amplío, sin embargo, este problema es más grande en Latinoamérica”, explicó. La meta dentro de cinco años para Mi Dulce Hogar es expandirse en las principales ciudades en México y llegar a países de América Latina donde la presencia de este problema sea más fuerte.

 

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