Cintillo-Seleccion-F-2015 Ruth Dreifuss, ex presidenta de Suiza y crítica de la militarización de la guerra contra las drogas, habla sobre cómo la confederación helvética cambió el esquema para tratar el problema desde un enfoque de salud pública. ¿Una lección que México debe aprender?   Texto publicado originalmente el 16 de octubre. GINEBRA.- Suiza, uno de los países con el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y la calidad de vida más altos del mundo, atravesó por una crisis de salud en las décadas de los ochenta y noventa a causa de la drogadicción. El parque Platzpitz de Zurich, también conocido como el ‘Needle Park’, fue tristemente célebre por ser el centro de reunión de personas para inyectarse heroína en condiciones insalubres, y fue tan grande su fama que adictos de varias partes de Europa acudían al lugar a inyectarse. Los índices de criminalidad y de infecciones por VIH se incrementaron de tal forma que supusieron un estado de emergencia para la sociedad y el gobierno helvético. Hoy, lo que pasaba en ese parque es historia. Suiza fue uno de los países pioneros en tratar el problema de las drogas desde un enfoque de salud pública. Ruth Dreifuss, ex presidenta y miembro del consejo federal de Suiza, fue una de las artífices del cambio de política contra las drogas. Después de constatar el fracaso de la política de prohibición, Dreifuss obtuvo un consenso político a fin que saliera adelante un referéndum para tratar al adicto como un enfermo y no como un delincuente, y que pudiera recibir atención médica, agujas esterilizadas para aplicarse sus dosis y tratamiento contra la adicción. “En Suiza, lo que hemos hecho no es malo: ha permitido salvar vidas, reintegrar personas a la sociedad. Estamos en contacto con más de 90% de la población que consume droga de un modo u otro. Vivimos en una contradicción: podemos ofrecer a la gente venir con droga que ha comprado en el mercado negro, que es un delito, y le invitamos a consumir en un local seguro con médicos y enfermeras”, admitió Ruth Dreifuss al explicar esta política. Pero esta contradicción puede ser un mal menor si se compara con los resultados que ha dejado la política prohibicionista. “Se puede vivir en la contradicción, pero es loco pensar que la prohibición es mejor que un control del mercado (de las drogas) por parte del Estado”, dijo Dreifuss en una reunión con periodistas el pasado 9 de octubre, en Ginebra. Durante la charla de más de hora y media de duración, habló sobre los temas a tratar en la próxima reunión de las Naciones Unidas sobre el Control de Drogas (UNGASS) en abril de 2016, la política de los ‘cuatro pilares’ en Suiza, y la guerra contra el narcotráfico en México y sus resultados.  
Ruth Dreifuss, ex presidenta de Suiza. Foto: Staff.

Ruth Dreifuss, ex presidenta de Suiza. Foto: Staff.

  Cambio de política Ruth Dreifuss (San Galo, 9 de enero de 1940) dijo que más países están conscientes del cambio de política sobre las drogas hacia un enfoque menos represivo. “Me parece que los países latinoamericanos han empujado un deseo muy fuerte de cambio, pero hasta ahora ha sido muy difícil saber qué tipo de cambio. Esta vez es un poco más claro porque ahora hay una posición en común de los Estados americanos, de la Organización de Estados Americanos (OEA), que fue aceptada en el norte del hemisferio y que pide un acento más fuerte sobre el aspecto salud e integración social.” Sobre Estados Unidos, que en el pasado ha dictado la política de combate a las drogas sobre Latinoamérica, Dreifuss consideró que la política de represión está cambiando, y crece el apoyo de demócratas y republicanos para una reforma al sistema judicial, pues entre 20 y 25% de la población encarcelada en el mundo está en prisiones estadounidenses. A juzgar por la ex presidenta de Suiza, los principales puntos en el cambio de política deben ser el fin de la militarización de la guerra contra las drogas, una proporcionalidad del castigo, descriminalizar el consumo, además de castigos bajos con posibilidad de reintegración para los ‘pequeños obreros’ del sistema criminal: las ‘mulas’, los ‘dealers’ y la gente que trabaja en la parte no violenta de este sistema. Pero Dreifuss, integrante de la Comisión Global de Políticas de Drogas, en la que también está el ex presidente de México, Ernesto Zedillo, no espera muchos cambios en la próxima reunión de UNGASS en abril. “Acabar con esta ‘ilusión’ y ver que la política (de prohibición) no ha realizado los objetivos trazados ya sería un paso muy importante.”   Los cuatro pilares Suiza combate el problema de las drogas a través de una política de cuatro pilares, que tal vez México podría voltear a ver:
  1. Represión: Reducir el impacto negativo del consumo de drogas en la sociedad con el uso de las medidas reguladoras apropiadas para hacer cumplir la prohibición de las drogas ilegales.
  2. Tratamiento: Reducir el consumo de drogas al ayudar a las personas a superar la dependencia, o al menos manteniendo esta opción realista para ellos en el futuro.
  3. Prevención: Ayudar a reducir el consumo de drogas mediante la prevención en las personas que comienzan a usarlas.
  4. Reducción de los daños: Ayudar a reducir las consecuencias negativas del consumo de drogas en los propios usuarios e indirectamente en la sociedad, haciendo posible un consumo menos problemático tanto para la persona como para la sociedad.
  Esta política no considera la despenalización total de las drogas, pero las trata con sanciones mucho menores y desde la idea de que un consumidor no tiene por qué ser considerado un peligro para la sociedad. “Hay también gente que consume sin ser dependiente, que lo hace por placer; es una elección personal y el Estado no tiene razón en castigar a esta persona si no es un peligro para los otros. No es una razón para castigar y considerar a la persona enferma”, explicó Dreifuss. El modelo de los cuatro pilares no fue inmediatamente aceptado en Suiza: la parte más conservadora de la población se manifestó en contra y tuvo que pasar por cinco votaciones a nivel nacional y 10 en varias ciudades, recordó la ex presidenta. La misma Organización de Naciones Unidas (ONU) criticó la propuesta a través de su organismo internacional de control de narcóticos (INCB). “La experiencia ha sido tan positiva que el problema de la droga ha desaparecido de las preocupaciones importantes de la población”, dijo Dreifuss, y afirmó que el esquema puede ser replicable y escalable en otros países porque no es tan costoso. La organización Open Society Foundations publicó en 2010 el estudio Lo que el mundo puede aprender del cambio de política de drogas en Suiza, en el cual concluye que este esquema pragmático puede ser implementado inclusive en ambientes políticos conservadores. “Es cierto que Suiza es un país pequeño y rico, con un sistema coherente de salud pública, y por esas razones algunos elementos de su experiencia van a tener una aplicación menos general. No obstante, las autoridades suizas y proveedores de servicios de salud enfrentan los mismos retos a los que se enfrentan en todo el mundo. La experiencia política farmacéutica suiza ha enriquecido enormemente la investigación sobre políticas de drogas estupefacientes y la práctica en el mundo”, indica el reporte. Cuestionada sobre si es mejor una despenalización total de las drogas o sólo poner límites, la ex consejera federal y miembro del Partido Socialista suizo dijo que “el problema no es la sustancia, sino la gente y el peligro en que se ponen ellos y a su familia”, y por ello es importante mantener la diferenciación entre consumo y tráfico.   Guerra y consecuencias en México Ruth Dreifuss no ve una voluntad en México para avanzar hacia una política de regulación de la droga, aunque sí reconoció la disposición del país para la próxima reunión de UNGASS en 2016. “El presidente Calderón emprendió la guerra contra las drogas, y ahora es él quien puja por la reunión de la ONU, y el actual presidente (Peña Nieto) también. La iniciativa de la reunión en Nueva York es mexicana.” Los costos de la perspectiva prohibicionista en México han sido de miles de muertos y no hay una lucha verdadera contra la corrupción del sistema, opinó Dreifuss. “La militarización es terrible, y el costo lo saben mejor que yo.  Son más de seis años con más de 100,000 personas muertas, con desaparecidos, una corrupción terrible a todos los niveles”, dijo. De 2007 a 2012, el gobierno de Felipe Calderón destinó 320,000 millones de pesos (mdp) para la seguridad nacional, que incluía los presupuestos del Ejército, la Marina y funciones de la Secretaría de Gobernación, de acuerdo con un análisis de la Cámara de Diputados. En 2014, los diputados aprobaron un presupuesto de 149,846 mdp para la función de seguridad pública, mientras que en 2015 el gasto aumentó a 153,419 mdp, de acuerdo con otro informe de la cámara baja. Dreifuss sabe que en el corto plazo no puede reducirse el gasto en seguridad porque “el enemigo está muy bien armado”, aunque sí se puede hacer más labor de inteligencia, información y colaboraciones con otros países, “labores más propias de la policía y no del Ejército.” Pero, desde su punto de vista, puede haber una acción más rápida y con resultados en reformar el sistema judicial y disminuir la saturación de las cárceles. En México hay 13,949 personas recluidas por narcomenudeo, mientras que hay 6,542 presos por delitos previstos en la ley de armas de fuego y explosivos, y sólo 638 personas recluidas por delitos previstos en la ley federal contra la delincuencia organizada, de acuerdo con estadísticas de la Segob a febrero de 2015. Para Dreifuss, no hay manera de entender esta contradicción. “Realmente son cárceles demasiado grandes, que no se pueden controlar, y con mucha gente dentro que son las mulas, son los del campo, los pequeños ‘dealers’, los consumidores que venden un poco de droga, y esto es realmente loco del sistema.”

 

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