Se trataba de un catálogo de objetos inútiles pero ingeniosos que tenían como objetivo facilitar la vida a un ser en constante evolución, pero sentado y asegurado con un cinturón. Si un viajero se encontraba junto al pasillo o volaba a 500 nudos por hora y desperdiciaba la oportunidad para orear su asombro, hojear esta revista no decepcionaba.

De alguna manera había que aprovechar a los más de 100 pasajeros que pasarían dos horas metidos en una lata y abandonados a su mente proyectiva. ¿Para qué reflexionar o conversar si uno puede comprar?

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El catálogo mostraba convenientes escaleras para que los perritos subieran a la cama; dispositivos por nadie imaginados para dirigir el paso del viento a las narices al dormir y así liberar a los roncadores de su padecimiento crónico; convenientes instrumentos para aumentar la musculatura mientras uno veía la tele; regaderas de baño que se convertían en la envidia de las fuentes del Bellagio; rastrillos para desaparecer el vello nasal con música de fondo; pastilleros que hacían de todo para que no perdieras la memoria; guantes con extensiones para cada falange con la intención de recoger más hojas; estéticas trampas para ratones, con colores y aromas para cada habitación; organizadores giratorios para las corbatas; un sauna facial y decenas de objetos con ingeniosos nombres listos para ser adquiridos a bordo y hacer la vida más simple en aras de la creatividad puesta al servicio de la vida doméstica. 

Sus herederos, los infomerciales, gozaron de aire televisivo, no atmósferas controladas. Aún así tuvieron tal impacto que algún despistado podría toparse con algún servicio de televenta y caer. Pero no tengo duda que los cerebros detrás de estos sofisticados aparatos de manipulación comercial de biomasas se desplazaron a la esfera digital y hoy son quienes diseñan apps para satisfacer toda necesidad presente o potencial.

El catálogo no era solo un catálogo. Alguna vez una sobrecargo tuvo el desliz de revelarme que se trataba, en realidad, de una guía de tendencias: los pasajeros estábamos ante una revelación tras otra en sus docenas de páginas y teníamos la torpeza de tomar el equipaje de mano y salir por la compuerta.

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Futurólogos en un centro de readaptación

El ingenio y la capacidad por habitar el futuro, en lugar de contentarse con el presente, nos hacen insaciables en el encomiable arte de recolectar pistas de lo que se avecina, sin importar la precisión del señalamiento.

Fritz Lang, por ejemplo, dibujó erróneamente en 1927 lo que imaginó que iban a ser las ciudades en el siglo XXI en su cinta Metrópolis. Pero Nicholas Negroponte anticipó el comercio electrónico 25 años antes de su aparición, mientras el mundo lo tildaba de orate.

Pero si se habla de los deseos vistos con el cristal del algoritmo, los atisbos de la era postpandémica y la necesidad de que el optimismo tenga una base sobre la cual se pueda recimentar todo cuanto fue pausado rigen la agenda para los siguientes años.

Por ejemplo: 

Se buscará invertir en experiencias recreativas en exteriores

El gaming se tomará más en serio que nunca como industria

Atletas virtuales en casa listos para competir contra profesionales

Se privilegiarán ambientes libres de interacción táctil

Optimismo, por encima de cualquier agente en mensajes de marca

Proliferarán realidades aumentadas y virtuales como novedad lúdica

Juegos no solo en línea, sino sobre plataformas en la nube

Servicios de hospitalidad rediseñados 

Complejos turísticos subterráneos para mantener el ambiente

Alimentos nutritivos evitando el uso de carne

Nuevos servicios que interseccionan bienestar, estética y medicina

Urgencia de cambiar hábitos diarios en aras de la sustentabilidad

Mensajes enfocados en alternativas de vida

Influencers pasan de influir una venta a hacerla en vivo

Finfluencers: personajes en línea que propagan consejos financieros

Espacios físicos de compra con mejoras digitales

Reconceptualización de los espacios en casas y departamentos

Workcation: turismo en periodo laboral

El diseño buscará aportar un sentido de estabilidad y confianza

Diseño automotriz inspirado en organismos vivos

Impresión 3D empleada para la industria de la construcción

El nacimiento de la figura del Chief Health Officer

Oficinas virtuales como inicio de la popularización del metaverso

Nuevas carreras con especialidades climáticas y ambientales

Oficinas on demand y repensadas como espacios habitacionales

Ejercicio físico estimulado por herramientas digitales y virtuales

Telas y materiales a prueba de virus

Producción de contenido en torno a la calma y el bienestar emocional

Alternativas digitales al dinero en efectivo

Subrayar el sentido de propósito por encima de cualquier cosa

Pero entre tantas opiniones, y posibles direcciones resaltan cuatro megatendencias para el año entrante:

Better Business

Los consumidores son cada vez más conscientes del impacto negativo que su consumo tiene sobre el planeta.

El reto: Reducir o eliminar esos impactos.

Infolust

Las audiencias siguen demandando información cada vez más relevante, útil y accionable.
El reto: Catalogarla, priorizarla y resumirla.

Joyning

Las plataformas de colaboración cada vez son más robustas y especializadas, de cara a políticas de trabajo híbrido de largo plazo.

El reto: Fomentar relaciones significativas.

Ubitech

Nos damos cuenta de que la tecnología se hace cada vez más omnipresente e indispensable en la vida cotidiana.

El reto: Usarla con un claro sentido humano.

El catálogo de maravillas de American Airlines vive ahora en el futuro inmediato. Se trata de un conjunto de comportamientos con los que colaboras diariamente para que la economía conductual una los puntos y valore tendencias que ni siquiera has tenido oportunidad de concebir.

Y tal vez ahí esté el chiste y la conclusión autoevidente: juntos desarrollamos algo de manera inconsciente para lo que probablemente, de manera inconsciente ni en broma haríamos. Pero somos animales de manada y de costumbres. Y a falta de catálogos aéreos o infomerciales, hacemos scroll infinito en el timeline de cabecera buscando… nada.

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Eduardo Navarrete es periodista, fotógrafo y experto en Content Marketing y User Experience.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

 

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