Por Manuel Macedo*

El brote de Covid-19 ha puesto a prueba mucho más que nuestro sistema inmunológico. Nos ha impulsado a demostrar resiliencia en varios de los ámbitos de nuestras vidas: económico, profesional y el emocional.

A los líderes empresariales nos ha exigido adaptarnos velozmente a la volatilidad del entorno y generar respuestas rápidas y efectivas que permitan la continuidad de los negocios y la máxima estabilidad económica posible en un contexto que el mundo no había vivido en los últimos 80 años.

México está demostrando una resiliencia extraordinaria. La pérdida de empleos ha sido menor que en otros países según las estadísticas existentes; sin embargo, es una realidad que esta emergencia ha provocado la pérdida de empleos en el país. Solo en abril, el número superó los 500 mil puestos de trabajo, según reportó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), casi los mismos que causó la crisis de 2008 durante todo un año[2].

Estas cifras son un reflejo de riesgo potencial de desaparecer que enfrentan 4 de cada 10 micro, pequeñas y medianas empresas a causa del freno de la economía global[3].

Como vecinos y socios estratégicos, Estados Unidos y México enfrentamos un gran desafío, tomando en cuenta el alto nivel de integración de nuestras economías y cadenas de producción.

En la medida en que entramos a la llamada “nueva normalidad”, a la cual nos tendremos que adecuar todos, es necesario reflexionar sobre las lecciones aprendidas y los retos que tenemos por delante como líderes, empresarios, profesionales, emprendedores y personas. Por esto, me enfocaré en 5 breves reflexiones que para mí han sido clave en esta circunstancia:

  • 1.- La Seguridad es la prioridad

Las empresas entendimos rápidamente que la parte más importante de la ecuación en esta contingencia es poner la seguridad y salud de los colaboradores por encima de todo, adoptando las máximas medidas e incluso superando las recomendadas por las autoridades sanitarias, para reducir el riesgo de contagio y mantener activos los sectores esenciales.

Hoy, contamos con protocolos muchísimos más robustos basados en los importantes aprendizajes que hemos tenido, lo que nos permitirá estar más y mejor preparados para situaciones futuras y cuidar muchísimo mejor a nuestra gente.

Tanto trabajadores como compañías nos hemos unido y hecho esfuerzos en conjunto para garantizar que las cadenas de suministro básicas no se rompan  y que los servicios de transporte estén disponibles para llevar equipos médicos a cualquier parte del mundo.

  • 2. Empatía que fortalece

Atravesamos un momento difícil para todos. Como líderes debemos reconocer, estar muy conscientes y atentos para apoyar cuando nuestra gente manifieste sentimientos como el miedo, tristeza, frustración y/o incertidumbre. Hay una gran cantidad de emociones y cada quien está enfrentándose a esta situación desconocida y lo más difícil, en nuestro rol de liderazgo, es que tenemos nuestras propias circunstancias y además, estamos aprendiendo junto con nuestros equipos y debemos estar disponibles para ellos.

Seamos transparentes y hagámosle saber genuinamente que estamos dispuestos a escuchar, a entender y que compartimos sus inquietudes frente a este regreso a la normalidad, dando un paso a la vez.

Nuestra contribución, individual o como empresa, se tornó crítica para ayudar a la supervivencia de familias y comunidades que están siendo impactadas directamente y personal que ha sido esencial para mantener los servicios básicos. Diversas empresas invirtieron en la modificación o abrieron nuevas líneas de manufactura para producir más y acelerar el acceso en mayor escala a insumos necesarios para enfrentar la contingencia y/o atender a los pacientes.

Decenas de empresas de diversos sectores han hecho contribuciones similares, con la preocupación real de contribuir con quiénes, hoy más que nunca, nos necesitan.

  • 3. La Comunicación es determinante

Desde el principio de esta contingencia, la comunicación se convirtió en el centro de nuestra operación y cada líder tuvo que realinear sus prioridades y asumir la enorme responsabilidad que teníamos; ya no pensábamos solo en el resultado, nuestros planes cambiaron, y tuvimos que convertirnos en voceros, comunicadores y sobre todo en excelentes escuchas.

Un elemento clave que he reforzado durante este proceso es: escuchar, escuchar y escuchar. He   creado espacios para conectarme con mi equipo de manera más personal, utilizando videoconferencias para vernos y compartir cómo nos sentimos. Tenemos momentos diferentes para hablar del negocio y otros para conectarnos de forma más personal.

Ha sido clave adaptar nuevas herramientas, frecuencia y formas para comunicamos con nuestra red, esto incluye a colaboradores, clientes, proveedores y otros stakeholders con quienes también debemos mantener claridad y sensibilidad, de manera auténtica. Definitivamente, tenemos que continuar siendo transparentes en este escenario con tantas interrogantes.

  • 4. Adaptabilidad y flexibilidad: game changers

Aunque la situación nos obligó a estar separados, hemos tenido la fortuna de vivirla en la era de la tecnología, que ha jugado un papel clave para aprender a conectarnos de otras maneras. Es admirable cómo el personal de TI de diversas compañías adaptó rápidamente la infraestructura tecnológica para permitir la continuidad de las operaciones. La adaptabilidad a este nuevo modelo de trabajo habla del nivel de digitalización y competitividad de cada empresa.

Una crisis de esta magnitud demostró que invertir en las capacidades digitales es un camino esencial, no solo para las empresas, sino también para los gobiernos, las economías, industrias y hasta para el sector académico.

  • 5. Nuevos estándares de colaboración

Definitivamente todos hacemos falta y en estos tiempos, la colaboración ha sido más cercana y continua que en la normalidad. El sector privado debe trabajar junto con los gobiernos federales y regionales para poder continuar brindando productos y servicios, mientras protegemos el empleo y, por ende, la actividad económica de México.

Estas reflexiones intentan resumir brevemente algunas lecciones que hemos aprendido -y que no debemos olvidar- a raíz del brote de Covid-19. Estos desafíos quedarán como un precedente y un nuevo estándar para el futuro, tras un momento histórico que nos ha dado la oportunidad de reinventarnos como individuos y líderes, hacia una manera más humana de hacer negocios.

El sector privado está aquí para contribuir en los momentos de crecimiento, pero también en los desafiantes. Como compañías, hemos demostrado que tenemos un compromiso a largo plazo con México y con la región, y es una responsabilidad conjunta de los líderes empresariales y los tres niveles de gobierno, tomar las acciones necesarias para salir fortalecidos del aislamiento y repensar el futuro económico, social y ambiental de nuestros países.


[2] https://www.pwc.com/mx/es/gestion-de-crisis/covid-19/cfo-pulse-survey.html

[3] https://coparmex.org.mx/cerca-del-50-de-micro-pequenas-y-medianas-empresas-ya-se-ven-afectadas-coparmex-propone-medidas-nonosdetieneelvirus-para-mantener-empleos/

Contacto:

Manuel Macedo es Presidente de Honeywell para Latinoamérica. Ha ocupado cargos de liderazgo a nivel directivo en Europa y Latinoamérica, donde fue presidente regional de Henkel*

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/macedomanuel/

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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