El Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) busca todos los años ofrecer alternativas a sus espectadores, narrativas que rompan los moldes y las estéticas de vanguardia alrededor del mundo, además de ofrecer una oportunidad a los cinéfilos de ponerse al corriente con uno que otro maestro olvidado del séptimo arte.
La sexta edición no fue la excepción bajo la dirección de Eva Sangiorgi, aquí una pincelada de las películas que marcaron los días del festival:
Infinitas (Beskonechnost, 1992)
Una de las secciones más interesantes del FICUNAM fue la dedicada a la obra del cineasta soviético Marlen Khutsiev, quien vio la mayor parte de su trabajo quedar enlatado gracias a la censura socialista.
En Infinitas, un hombre (Vladislav Pilnikov) emprende un viaje por la provincia donde su presente fluye de manera paralela a sus recuerdos del pasado, al grado de difuminar por completo la separación entre ellos. Gratamente influenciada por los postulados de Andrei Tarkovsky, la cinta nunca pierde su ritmo, ni desaprovecha la oportunidad de crear juegos oníricos a cada paso. Preocupada más por entender la forma en que trabaja nuestra memoria que explicarla.
Somos lengua (2016)
El rap (y por extensión el hip-hop) tiene poco más de 15 años de ser el género a la vanguardia del mundo de la música. Por ello no extraña que manifestaciones relacionadas a este fenómeno puedan ser encontradas en todo el mundo.
Kyza Terrazas (El lenguaje de los machetes) tomó su cámara y salió a recorrer el país, buscando la forma en que el rap se ha apoderado del español que se habla en México. Desde las grandes figuras (“Esta limusina es real, ¿no?” – Claudio Yarto dixit), hasta los encantadores de rimas que abundan en cada barrio. La intención no es explicar cómo se extendió el género en nuestro país, sino mostrar cómo el ser humano tiene como una de sus necesidades primarias la expresión oral. Nada como una buena rima para quejarse.
Las mil y una noches – Volumen 1, 2 & 3 (As Mil e Uma Noites, 2015)
Portugal fue una de las naciones europeas más golpeadas por la crisis financiera de hace unos años, sometiendo al país a un cruel plan de reformas sociales y económicas que terminaron por empobrecer a los ciudadanos del país. ¿Cómo hacer arte en medio de tanta miseria humana?
Ése es el dilema que intenta resolver Miguel Gomes en su (muy libre) adaptación de Las mil y una noches. La película cambia de registro constantemente, saltando entre el documental, la fantasía, el cine de denuncia y el melodrama con facilidad y desparpajo. Gomes demuestra por qué es una de las voces con más autoridad del cine portugués. El realizador imprime a su trabajo una mirada tierna, aunque severa, donde todos los involucrados encuentran su pedazo de culpa. Las crisis se dan porque nos las imponen… y las permitimos.
Minotauro (2015)
El cine de Nicolás Pereda siempre provoca corrosivas críticas donde se exhiba. Uno de los protegidos del cinema de auteur nos presenta en su nuevo trabajo, la historia de tres jóvenes llenos de abulia y desinterés por la vida. Una tercia que pasa los días (bellos días, sin duda) durmiendo, sólo para suspender el encanto por unos minutos para leer y regresar a su profundo sueño. Hay un intento de Nicolás por hacer un retrato crítico de su propia generación, más preocupada por nimiedades y falso conocimiento que otra cosa. Aunque al ser un lienzo en blanco, en realidad cualquier idea se podría acomodar. Ganadora del Puma de Plata.
La leyenda dorada (La légende dorée, 2015)
¿Cómo funciona la mente de un paciente psiquiátrico? ¿Tiene reglas su universo? ¿Qué le gusta? Olivier Smolders explora estos temas en su cortometraje La leyenda dorada, donde un paciente habla a la cámara de su obsesión con algunas figuras históricas (entre las que están por igual pintores, como fenómenos de circo), de manera paralela Smolders ilustra el flujo del pensamiento de su sujeto con bellos collages (con un aliento similar a Jean-Luc Godard). El choque narrativo provoca una guerra de sensaciones en el cerebro. Quizá los locos no sean tan diferentes de los cuerdos…
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