Los líderes deben vivir en el presente, pero pensar y anticipar a mediano y largo plazos. El líder debe ser un agente de cambio en constante movimiento, que crezca y haga crecer, que innove y que rompa paradigmas.   Por Christian Philco Liderazgo es un tema difícil de tratar, porque los líderes no abundan y porque el medio ambiente, los factores económicos, la tecnología y la competencia son siempre cambiantes. Esto exige de un líder en renovación y adaptación constantes. Vienen los retos…   1. Revertir el individualismo En las nuevas generaciones persiste el enfoque del “yo”, mucho más que el “nosotros”. Los jóvenes se vinculan con el mundo de una forma muy diferente, menos presencial y más a través de los dispositivos electrónicos. Ahora ven el mundo desde la pantalla de su computadora. Un líder trabaja con equipos y debe pensar primero en los otros. Al inclinarse la balanza entre los jóvenes hacia su interior y no hacia afuera, es muy probable que cada día se reduzca más la posibilidad de encontrar líderes que puedan guiar a los grupos hacia los resultados esperados. De mantenerse la tendencia individualista habrá entre los ejecutivos del mañana escasez de líderes que sepan entender las necesidades de la gente, motivarla, desarrollarla y hacerla crecer, lo que podría representar una fuerte crisis de liderazgo en las generaciones más jóvenes.   2. Tener un pensamiento global Las fronteras en el mundo de los negocios han desaparecido. El consumidor de hoy tiene más información a su alcance; investiga y está a dos clics de comparar lo que le ofreces a través de diversas encuestas en línea. Es preciso entender que los líderes y la gente, independientemente de si su empresa se ha expandido a otros países o no, están obligados a pensar globalmente si quieren subsistir en un mercado en el que no hay límites ni barreras. Es importante entender otras culturas, su mentalidad, características y peculiaridades, y, en su momento, aprender a manejar equipos multiculturales.   3. Inspirar y empoderar Inspirar a través de enganchar a la gente en un objetivo común y de establecer metas que realmente las motiven a dar más del 100% de ellas mismas. Un primer paso es rodearse de otros líderes que aporten su expertise en diversas áreas y a quienes no mueva un afán protagónico. Así, el líder tiene la responsabilidad de conseguir que el equipo directivo tenga una visión compartida, esté unido en un frente común, se comprometa y defienda los mismos mensajes y acuerdos para poder llevar a la organización a buen puerto. El líder debe cuidar que los colaboradores conozcan el rumbo de la empresa, entender su propia contribución y percibir que el equipo directivo es capaz de llevarlos en esa dirección. Una muestra de buen liderazgo radica en dar el mayor empowerment posible a las personas para que sientan que son capaces de alcanzar y realizar sus objetivos. Lo que no puede hacer un líder, ni en lo individual ni en lo grupal, es empoderar a todo el mundo y desentenderse. El líder comparte el éxito de las cosas que salen bien, pero también la responsabilidad sobre aquellas que se hacen mal.   4. Jugar en equipo El líder debe estar pendiente de las necesidades de su gente y de sus equipos para que puedan funcionar en conjunto y alcanzar las metas programadas. Claro que hay que detectar a los mejores elementos y, como en el futbol, tener preparada la banca para que puedan entrar en acción los relevos cuando los titulares se cansen. Pero lo más importante es la labor de conjunto.   5. Saber anticiparse El líder debe cuestionar todo el tiempo a su organización. Lo peor sería no hacerse preguntas, no imaginar escenarios, no prever situaciones o confiarse demasiado, lo que le impide estar alerta y reaccionar asertivamente cuando se presentan imprevistos y ante situaciones que se salen de control. Un líder debe escuchar a todos a su alrededor. A veces las respuestas más brillantes pueden llegar en un momento no esperado o de quien menos lo imaginamos. Un líder debe estar atento a todo lo que pasa. De las decisiones, es mil veces preferible no acertar a quedarse paralizado. Los humanos aprendemos de nuestros errores y un líder debe estar consciente de que en su posición toma decisiones todo el tiempo; a veces se equivocará, pero no por ello puede detenerse. Esperar a que se presenten las crisis puede llevar al fracaso. Los líderes deben vivir en el presente, pero pensar y anticipar a mediano y largo plazos. El líder debe ser un agente de cambio en constante movimiento, que crezca y haga crecer, que innove y que rompa paradigmas.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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