A pesar de que los precios de los combustibles en México y EU se igualaron, el gobierno seguirá con los aumentos de precios para obtener más ingresos y subsanar los faltantes.   Desde la administración pasada, se siguió la política de incrementos mensuales a los precios de la gasolina. Esto, de acuerdo con el gobierno federal, con el objetivo de eliminar gradualmente el subsidio a los combustibles, que significa un gran desembolso para las finanzas públicas y que sólo beneficia a quienes consumen más. La meta era igualar los precios de los combustibles en México con los de referencia en Estados Unidos. Históricamente la gasolina del país era más barata que la del vecino del norte, pero al parecer este año ya no es así: los precios se han igualado y, en ocasiones, han superado los estadounidenses. Parece que el objetivo se alcanzó, pero los aumentos seguirán al menos el resto del año. La razón es que, después de eliminar el subsidio, el gobierno conseguirá ingresos extra que necesitaría para subsanar los faltantes y para tener un déficit de 0%, como lo prometió el presidente Enrique Peña Nieto al inicio de su mandato, según explican especialistas.  
Precio de gasolina

Gráfico: Édgar Cruz

  Un ‘gasolinazo’ sin fin Desde finales de 2009, el gobierno de Felipe Calderón aplicó el incremento mensual a las gasolinas magna, premium y diesel, práctica que se le llamó popularmente “gasolinazo”. La administración advertía que de no hacerlo, las finanzas públicas tendrían un fuerte impacto debido al gasto que se destina a subsidiar el combustible. En 2009, el precio de la magna subió 28% y después 11% en 2010, 2011 y 2012. Para el año pasado, la brecha entre el precio de México y el de referencia en Estados Unidos ya no era tan grande. De acuerdo con datos del Banco Mundial, la gasolina regular en Estados Unidos costaba en promedio 97 centavos de dólar, sólo once centavos más que la mexicana. Pero en vez de aligerar los ajustes, en el primer mes del año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció no solamente que seguiría la política de deslizamiento, sino que se aumentaba de nueve a once centavos por mes. El subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher, comentó en enero que aun con el nuevo incremento, las gasolinas nacionales seguían por debajo de las de Estados Unidos. A principios de mayo, la SHCP dijo que en lo que va de este año, el subsidio destinado a los combustibles ascendía a 23,000 millones de pesos (mdp), por lo que los incrementos seguirían. No obstante, el precio ya se habría igualado con el estadounidense. En este mes la magna cuesta 11.36 pesos el litro, mientras que la estadounidense, ajustada al tipo de cambio, cuesta 11.35 centavos, de acuerdo con datos de la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés). “El precio de las gasolinas en México ya son iguales o incluso superiores que en Estados Unidos, dependiendo de la referencia que se tome. Teóricamente, eso significa que el subsidio ya no existe”, indica Arturo Vieyra, coordinador de Estudios Económicos de Banamex.   Más ingresos, la razón Aunque los precios de los combustibles se hayan igualado al del país vecino, la política de incrementos seguirá porque representa una fuente adicional de ingresos para el gobierno. En su informe del primer trimestre, la SHCP indicó que los ingresos estuvieron 0.5% (24,000 mdp) debajo de lo percibido en el primer trimestre de 2012, debido a la baja de 9% en los ingresos petroleros. Bank of America Merrill Lynch prevé en un análisis que la SHCP continúe incrementando los precios a la gasolina aun cuando la brecha entre los precios internacionales y domésticos se cierre. “Esto ayudaría a compensar el descenso en los ingresos petroleros hasta cierto punto”. El banco de inversión prevé que la brecha entre las gasolinas de México y EU se cierre en agosto de este año, pero, de acuerdo con Banamex, desde mayo la venta de gasolinas comenzaría a dejar un saldo positivo. “Según nuestras estimaciones, los precios de las gasolinas en EU van a seguir bajando, y si en México los precios siguen subiendo, van a generar un IEPS positivo de alrededor de 25,000 mdp para todo el año”, indica Arturo Vieyra, de Banamex. Rafael Ch, investigador del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), explica que la apreciación del precio frente al dólar también ha hecho que la diferencia entre ambos combustibles sea menor, por lo que en un escenario estable y con un tipo de cambio constante de 12.50 pesos por dólar, la convergencia entre ambos precios llegaría hasta 2014. Pero en un escenario más volátil, tomando en cuenta las tasas de futuros de gasolinas, las de México y EU se igualarían en septiembre de este año, un pronóstico similar al de BofA Merrill Lynch. “Es un escenario un poco más volátil, observaríamos una convergencia a principios del último trimestre, generándose ingresos fiscales en la última parte del año”, considera el especialista. La política de deslizamiento ayudaría a subsanar los ingresos faltantes por la venta de petróleo, derivado de la fortaleza del peso frente al dólar, considera Víctor Manuel González, presidente nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) Aunque también daría recursos al gobierno para diversos programas. “Uno de los objetivos que tiene el gobierno federal es recaudar un poquito más para todos los programas sociales que propuso”, comenta el directivo. Además, como la meta del gobierno de Enrique Peña Nieto es alcanzar un déficit de 0%, a través de los incrementos se recuperaría el faltante. Los ‘gasolinazos’ son una forma efectiva de conseguir ingresos adicionales, pero la tentación de otro incremento tendría un impacto más fuerte en los consumidores. Por eso, Víctor Manuel González, del IMEF, advierte: “En mi opinión, esta política de deslizamiento es buena, acelerar el ritmo ya tendría un efecto más deprimente.” También coincide Rafael Ch, del CIDAC: “Según nuestros cálculos, la gasolina representa el 5% del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). Cualquier ajuste de golpe en monto o en tasa, podría representar un aumento en niveles de inflación, porque al consumidor le cuesta más trabajo ajustar su gasto”.

 

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