Esta empresa, ubicada en Monterrey, Nuevo León, se enfoca en la fabricación de desengrasantes de baja espuma, removedores de óxido, lubricantes base silicona, antioxidantes para piezas metálicas y desmoldantes para componentes plásticos. Sus principales clientes son empresas de la industria automotriz y de línea blanca. La mayoría se encuentran ubicados en los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Querétaro, San Luis Potosí y Ciudad de México. También exporta sus productos a Estados Unidos y Guatemala.
Las sustancias que produce esta empresa son amigables con el medio ambiente y de bajo riesgo para el operador. Algunos, explica su fundador, son de baja dilución, lo que facilita su disposición.
Entre los planes de esta empresa está el fortalecimiento de su canal digital y el desarrollo y suministro de nuevos productos, sobre todo para fabricantes de línea blanca. Asimismo, durante los primeros meses de este año, explica Luis Enrique Sepúlveda, estará arrancando operaciones una planta piloto, “Alcoholes de México”, en conjunto con el Tecnológico de Monterrey, enfocada en la producción de alcohol isopropílico, cuyo objetivo será proveer de la sustancia a la misma Ace Chem y conquistar un mercado que, en su mayoría, estaba provisto por otros países. Debido a la pandemia, este tipo de alcohol ha tenido periodos de escasez.
Ace Chem ha logrado un crecimiento orgánico y no ha tenido rondas de inversión. Sin embargo, comenta Luis Enrique, para Alcoholes de México sí buscará la participación de inversionistas.
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Al inicio del proyecto, explica, uno de los obstáculos más relevantes fue generar las primeras ventas, debido a que sus clientes objetivo eran grandes plantas automotrices que, aunque tenían poco tiempo de haber llegado a la región, ya tenían proveedores muy específicos. Sin embargo, comenta, estas empresas comenzaron a demandar sustancias con características especiales que él logró satisfacer. Aunque se fueron generando algunas ventas relevantes durante 2018 y 2019, agrega, el proyecto aún no detonaba. No fue hasta el año 2020, cuando comenzó la pandemia, que le solicitaron 20 toneladas de alcohol en gel. “Yo, en mi vida, ni en sueños, había pensado fabricar esa cantidad”, dice. Luis Enrique puso manos a la obra y envió la cotización, que fue aceptada unos cuantos días después: “Vendimos alrededor de 100 toneladas de gel antibacterial”, dice. Esto permitió que la empresa ampliara su estructura y pudiera capitalizarse. Desde este momento también incrementaron las ventas de los productos básicos que ya ofertaba y pudo profundizar el conocimiento en el manejo del alcohol, lo que dio oportunidad a desarrollar productos específicos a base de esta sustancia, sobre todo para empresas dedicadas a la fabricación de línea blanca.
Ace Chem se encuentra en pláticas con una empresa coreana, de las más grandes en el mundo de línea blanca, para dotar de sus productos no solo a su planta en México, sino también en Estados Unidos y Canadá. “Yo creo que mi principal reto fue convencerme a mí mismo de que iba a salir adelante, que todo iba a moverse […] Por más que las cosas parecen que no van a funcionar, hay que estar ahí… con perseverancia”, concluye.
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