El caso de la amenaza de imposición de aranceles por parte de los Estados Unidos a productos mexicanos, que concluyó con un acuerdo, que refleja uno de los peores escenarios que se pudieron haber construido para la diplomacia mexicana, pero no necesariamente para la competencia electoral en ambos países. La amenaza de aranceles, surgió de manera espontánea por parte de Donald Trump, alentado por dos condiciones, el incremento del flujo migratorio observado a la frontera de los Estados Unidos, así como el incremento de las preferencias de voto tanto por los candidatos demócratas a la presidencia, como por el decremento de la intención por Trump. Eso llevó a una radicalización en las posturas, tanto para impactar las preferencias internas, como para inducir y presionar al gobierno mexicano en torno al problema migratorio, mismo que, a pesar del acuerdo, se mantiene latente para ser utilizado en cualquier otro momento. Dichos elementos llevaron a la acción al gobierno mexicano, en un contexto de fuerte presión interna y externa, que llevaron al secretario de relaciones exteriores mexicano a Washington, a pesar de que no había funcionarios con quien establecer algún contacto para iniciar negociaciones, mientras que el mismo presidente norteamericano llevaba el escenario al límite con declaraciones y tuits. Lee también: El resultado de las primeras elecciones de la 4T Por su parte, el presidente López Obrador actúo de manera prudente, a pesar de los llamados de varios sectores para mostrar una posición más firme con respecto a la confrontación que se estaba generando. La estrategia, además de la diplomática, fue enviar una sentida carta al presidente Trump y convocar a una manifestación en Tijuana que, después del acuerdo, se convirtió en un mitín de apoyo a la posición presidencial. ¿Cómo podemos valorar el resultado? Depende en realidad de las expectativas de cada actor. En el caso de Trump, el tema se mantiene latente, no está concluido y puede ser reabierto, con costos claro, en el corto o mediano plazos. Las amenazas implican daños a la economía norteamericana, igual que a la mexicana, pero la prioridad es la reelección, por lo que más allá de los beneficios o costos económicos, lo que importa es la articulación del electorado en torno a los temas que los norteamericanos y a Trump más atraen, México y la migración. Es muy posible que a Trump le haya sido indiferente imponer los aranceles o no, pero su estrategia gira más en torno al mantenimiento de su electorado, que a los intereses de otros actores. El acuerdo donde México se convierte prácticamente en un tercer país seguro, además de que se fortalece la vigilancia en la frontera sur con la guardia nacional. Tan solo esos dos elementos, nos dejan ver que el problema migratorio se mantiene en el espacio mexicano, abriendo un espacio de maniobra electoral y política para el gobierno norteamericano en ese país. Te puede interesar: La reconfiguración de un sistema de partidos El problema para México es que el problema de ingreso, flujo y permanencia de migrantes se traslada e institucionaliza a este país, pues la inversión para el control, los traslados y la manutención de ellos, se hará a partir de los propios recursos de los que el gobierno dispone, donde además de falta de infraestructura puede implicar conflicto social en diversas entidades, pero esto no es un problema para el presidente, sino para quienes son responsables en la federación y los estados de dichas problemáticas. Sin embargo, en términos electorales, el acontecimiento puede ser importante para el presidente López Obrador, pues, al igual que a Trump, le genera una imagen de fortaleza y unidad, a pesar de que durante todo el proceso, mantuvo posiciones ambiguas, dejando la responsabilidad a Marcelo Ebrard, cuidando su imagen ante la posible competencia electoral donde él no será candidato, pero si un actor de influencia, por lo que apremia la aprobación de la ratificación de mandato que le permitiría hacer campaña junto a su partido en las siguientes elecciones.   Contacto: Twitter: @aglopezm Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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