El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrentan el mundo y la humanidad. A diario generamos desechos que perjudican e impactan por completo al planeta. Entre las consecuencias más severas se encuentran la escasez de agua y la contaminación, como resultado de las inundaciones, las sequías y las condiciones meteorológicas extremas.

Acciones básicas como las 5Rs: Reciclar, Reutilizar, Reducir, Rechazar, Repensar son muy efectivas, aunque a corto plazo. En busca de cambios significativos, la educación ambiental entra como agente protagonista del futuro con soluciones viables y reales, por lo que es considerada un elemento formador de una ciudadanía responsable y activa, que constituye un eje temático transversal en todos los niveles de formación.

Amar la naturaleza desde pequeños

“Formar a niños que sean diferentes”, es el lema que sostiene la pareja de artesanos canadienses Cynthia y John Hardy. “Tal vez se conviertan en los próximos líderes verdes que generen un cambio de paradigma en un mundo en el que la gente trabaja para que todo esté perfecto, pero no presta atención a los verdaderos problemas”, comentan.

En 2008, ambos pusieron sus deseos de transformación en acción dando vida al Green School Bali, una joya arquitectónica hecha íntegramente de bambú -en medio de la jungla de Bali, en Indonesia. Empezaron con tan solo 90 alumnos, y hoy suman muchos más adeptos. Los estudiantes reciben una educación holística que se divide en cuatro secciones: intelectual, socio-emocional, creativa y física. 

En Green School, no sólo se estudia verde sino que se vive verde. Según sus creadores, esta es la única manera de generar el verdadero cambio, desde el amor pleno por la madre tierra. Además de la currícula tradicional, que más tarde les permitirá acceder a universidades oficiales, los alumnos se gradúan con los proyectos y talleres que han concebido y materializado durante cada etapa para convertirse en líderes ecológicos  del futuro. 

El efecto positivo de esta metodología revolucionaria la ha llevado a replicarse en otros destinos del mundo: actualmente, existen dos santuarios que están ubicados en Nueva Zelanda y en Sudáfrica, y dada su geografía y su desarrollo comunitario, Tulum, México, fue elegido para una nueva sede, creada bajo la influencia del paisaje y la cultura local.

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Dentro del nuevo proyecto residencial turístico de Zamá Desarrollos, Selvazama, -conducido por el Ingeniero Rodolfo Rosas junto a sus socios: el ingeniero Carlos Palma Rodríguez, el arquitecto Manuel Palma Rodríguez y el empresario Juan Enrique Cámara- también habrá lugar para este centro educativo de vanguardia. Selvazama no busca solamente impactar en el turismo, sino que también tiene por objetivo dejar su huella en las personas que quieren formar parte de una comunidad que se convertirá en agente de cambio. Es de esta manera que -en el corazón de la jungla del Caribe Mexicano- a metros de las ruinas y las hermosas playas, nace Green School Tulum, el cual tiene fecha prevista para el ciclo 2022-2023.

“Tulum necesita una escuela que pueda traer valores y conciencia colectiva, y eso se encuentra en Green School”, afirma Rodolfo Rosas, pionero de Zamá Desarrollos.

Concebido para estar en medio de la naturaleza, el diseño aquí juega un rol central – no sólo estará hecho en bambú, material eco-sustentable-, sino que se implementarán ecotecnologías como paneles solares, recursos para captación de lluvia, sistema de riego, espacios compost. Y todo estará integrado con el magnífico entorno.

Para lograr una conexión única, con las características innovadoras del Green School, los espacios educativos no tendrán limitaciones estructurales como paredes, suelo o ventanas. 

En sintonía con la comunidad, se rescatará el misticismo del pueblo original, respetando las ruinas mayas, al implementar piedra caliza utilizada en los templos arqueológicos de la península de Yucatán.

Este modelo de educación es el presente y el futuro. Es ambicioso, creativo, sensible, inspirador y por sobre todas las cosas, sustentable. Una vez más, el Caribe Mexicano es escenario de acciones sostenibles que buscan hacer realidad un planeta más cuidado en conjunto por sus habitantes. Un ejemplo que podría replicarse por todo el territorio nacional con miras hacia las generaciones futuras.

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