La crisis sanitaria ha dejado un reto sin precedentes: estabilizar y atender las necesidades de la cadena de suministro global. Además, se ha hecho clara la dependencia que tiene el mundo de la manufactura en China, lo que resalta la necesidad de diversificar geográficamente las plantas productivas y centros de distribución.

Estados Unidos, por ejemplo, deberá plantearse si será necesario implementar un plan de reubicación y contratación de servicios hacia la región NAFTA. En el caso de México, el país se perfila como un elemento crucial para la continuidad de negocios, además de ayudar a mitigar los efectos que la emergencia sanitaria ha desencadenado.

La calificada y competitiva mano de obra mexicana -así como la ubicación geográfica y los  más de 46 tratados de libre comercio celebrados con diferentes países en el mundo,  incluido el T-MEC- ofrecen también la posibilidad de obtener un plan integral de continuidad de negocios a naciones asiáticas y de medio oriente.

Aunado a lo anterior la incertidumbre comercial y arancelaria que existe entre China y Estados Unidos fortalecieron las intenciones del país asiático de incrementar sus inversiones en México para continuar atendiendo al mercado estadounidense, su tercer socio comercial y su mercado más grande. 

Las negociaciones entre estas dos naciones han sido lentas, su enfrentamiento diplomático en las últimas ha aumentado y el acuerdo comercial en primera fase que alcanzaron se tambalea, lo que ha puesto a México de nuevo con una gran ventaja para capitalizar su infraestructura industrial y con ello ofrecer a los empresarios chinos de distintos sectores, su capacidad instalada en parques industriales.

China es el segundo socio comercial de México y solo como referencia, la Inversión Extranjera Directa (IED)* del país asiático creció más de 50 veces en las últimas dos décadas a 1.5 billones de dólares, pero América Latina sólo logró captar una pequeña porción.

Hoy se estima que China podría ser la fuente del 75% de la IED total del mundo en los próximos 10 años. Hoy es de los pocos países con un Producto Interno Bruto positivo.

La magnitud de la economía China, junto con su plan de infraestructura e inversiones incidirá directamente en el desempeño económico del mundo, y principalmente en la región latinoamericana, donde sólo México y Brasil cuentan con la infraestructura, además de coincidir con las prioridades de política estratégica de China para expandirse y llevar a otras latitudes su exceso de capacidad industrial de suministro e inversión.

México debe concentrarse en dar certidumbre a las inversiones extranjeras y  fortalecer sus relaciones comerciales con el país asiático para aprovechar la capacidad instalada de parques industriales que hoy suma ya más de 500 inmuebles en el país, listos para recibir la operación de empresas asiáticas en estados de alto perfil exportador como Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Aguascalientes, Querétaro o Puebla.

En ese sentido, FINSA se posiciona como el desarrollador de parques industriales que, con más de 40 años de experiencia, ofrece la mayor cobertura de suministro en las ciudades más relevantes para las operaciones de manufactura y logística, así como un equipo de especialistas en la relación bilateral México-China, con la finalidad de brindar a nuestros clientes la confianza y experiencia necesaria para el desarrollo de sus proyectos de inversión.

Para mayor información visite: https://www.finsa.net/

Sergio Argüelles*

 

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