Una vez más, Facebook se encuentra en el centro de la controversia. Ahora se trata de un boicot publicitario en su contra promovido por grandes marcas que destinan presupuestos importantes a anunciare en la plataforma debido a que consideraban que el conjunto de plataformas no ha realizado las acciones necesarias para erradicar los discursos de odio promovidos por el racismo y la xenofobia, entre otras manifestaciones.

Por ello, marcas como Unilever, Verizon, Coca – Cola. Best Buy, Levi’s, Mozilla, Puma, Reebok y Vans entre otras, hicieron un llamado para dejar de invertir publicidad durante al menos un mes en el conjunto de plataformas con la intención de presionar a Facebook para que endureciera sus políticas de contenidos. Hecho que lograron al pasado viernes cuando Mark Zuckerberg dijo durante una visita a la Casa Blanca que tendrían medidas mucho más restrictivas, anunciando que incluso etiquetará las publicaciones que encuentre ofensivas o que promuevan un discurso de odio.

¿Esto debería preocupar a Facebook? Diversas fuentes estiman que podría perder una cantidad cercana a los 4,600 millones de dólares por el boicot. Sin embargo, una mirada a sus números nos dice que si bien no deja de ser preocupante, está lejos de ser una cuestión de vida o muerte para la compañía, ya que la mayor parte de sus ganancias se obtienen de pequeños negocios que utilizan las redes sociales para anunciarse de forma local. Así, se calcula que el boicot afectaría quizá sólo un 4% de sus ganancias anuales.

De acuerdo con su informe para inversores, la compañía obtuvo ganancias en publicidad por poco más de 70,000 millones dólares en 2019 y sólo en lo que va de este año, ha generado ingresos por poco más de 17 mil MD, esto equivale a 17% YoY. Para finales de julio, fecha en la que se publicará el informe relativo al Q2, sabremos con exactitud cuánto afectó a la compañía el boicot y qué tanto dejó de crecer, si es que dejó de hacerlo.

Sin embargo, hay que mirar el contexto en el que se da la movilización de las marcas. En primer lugar, las industrias digitales vieron un incremento en la demanda de servicios debido a la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Por tanto, es muy probable que lejos de tener una disminución en sus ganancias, probablemente hubieran aumentado gracias a la digitalización forzada provocada por la pandemia. Un alud de pequeñas y medianas industrias tuvieron que recurrir a las redes sociales para subsistir durante la contingencia y conectar con sus diferentes públicos para avisar que aún seguían operando.

Por otra parte, Estados Unidos se encuentra en campañas electorales y la polarización social también se deja sentir por allá. Tan así es, que incluso las redes sociales se han convertido en territorio partidista. Así, se asocia a Twitter con los demócratas y a Facebook con los Republicanos.

Lo que puede esperarse de este boicot es la oportunidad para que redes sociales que habían perdido terreno (como Twitter) o que son nuevas en occidente (como Tik Tok, que recién estrena su plataforma comercial) puedan posicionarse como una alternativa al monopolio digital que ha creado Facebook en cuestión de publicidad.

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