Si la final del Mundial de Brasil fuera un partido en el ámbito económico, Alemania sería el ganador indiscutible de la competencia, aplastando a la albiceleste por 9-1.     Por Marco Martínez Huerta   Crisis económicas y guerras mundiales derribaron a Alemania. Pero siempre se ha levantado, y con más fuerza. No sólo es la máquina teutona la que se impone en la cancha de juego, pues en la economía también mete goles con contundencia. Pero no todo ha sido siempre favorable para el país. Tuvo que superar la hiperinflación que siguió a la Primera Guerra Mundial y la pérdida, en gran medida, de su aparato productivo después de la Segunda Guerra Mundial, así como la deuda que se le impuso por todos los daños que causó en el conflicto bélico, lo que le impidió haber crecido. No obstante, supo jugar bien el partido para superar esos golpes y llegar a ser la potencia económica en Europa.   ¿Cuándo inició su racha ganadora? Los caminos de Alemania en el ámbito económico y futbolístico son paralelos. Inclusive podría decirse que el milagro alemán se gestó el 4 de julio de 1954, en Berna, Suiza, cuando el cuadro teutón venció a la entonces mítica selección húngara 3-2 en la final de la Copa del Mundo. La hazaña fue mayúscula si se toma en cuenta que en la primera ronda los húngaros aplastaron 8-3 a los germanos. Al día siguiente de que Alemania Federal se coronó campeón, el diario Der Spiegel reseñó: “Después de 2,000 años de tomar el camino equivocado, los alemanes han descubierto el verdadero destino de su existencia como nación.” El resto de la historia ya se conoce. En el ámbito económico, Alemania comenzó a cimentar su poderío una fría mañana de noviembre de 1967, cuando un banquero llamado Karl Blessing clavó la primera piedra de lo que hoy es el Bundesbank, el banco central de Alemania. La historia cuenta que Blessing empuñó el martillo y en cada golpe a la piedra gritó: “¡Trae fortuna y beneficio al pueblo alemán!”, “¡Benditos sean los que entren y salgan de aquí!”. Hoy, la influencia del Bundesbank sobre la política monetaria europea es tal que el Banco Central Europeo (BCE) está situado en Frankfurt, la misma ciudad donde está el Buba, como también se le conoce. “No todos los alemanes creen en Dios, pero todos creen en el Bundesbank”, dijo una vez Jacques Delors, ex presidente de la Comisión Europea. El país lleva la bandera como la nación económicamente más grande de Europa, con un Producto Interno Bruto (PIB) a precios de 2005 que asciende a 3,087 billones de dólares en 2012, según datos del Banco Mundial, y que representa 21% de toda la economía de la Unión Europea.   Sus fortalezas Su capitana, Angela Merkel, quien se llevó el puesto número uno de la mujer más influyente en el mundo del ranking elaborado por Forbes en 2014, lleva el rumbo de su economía. Actualmente tiene la responsabilidad de sacar adelante a su país de la crisis de deuda que impera en Europa. El desempeño alemán tiene un fuerte sustento en su mercado interno, en los avances tecnológicos y en la calidad de sus productos. Además, su sector exportador, principalmente hacia los otros países de la Unión Europea, opera como un impulsor de su desempeño, con lo que su comercio llegó a representar 60.6% de su economía en 2012. Este país no sólo se vale de los factores externos para su crecimiento, sino que también ha sabido llevar a cabo un crecimiento de largo plazo desde adentro, gracias a su capital humano que se emplea en las industrias de producción y exportación de maquinaria, vehículos, químicos y equipo para hogares. Esto ha llevado a Alemania a convertirse en el país más representativo del continente y que le vale el título de máximo goleador. La tasa de desempleo alemana fue de tan sólo 5.3% en 2013, mientras que la nación de Diego Armando Maradona registró una tasa de desempleo de 7.1%. Además, los teutones registraron una inflación de 1.6% el año pasado, cuando en Argentina alcanzó 10.6%, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). En lo que respecta a su competitividad, según una encuesta realizada por Ernst & Young, el país actualmente es el favorito dentro de Europa para poder invertir, ya que tiene un mercado interno que llama la atención a los empresarios para poder expandir sus operaciones en ese lugar. Sin embargo, en el reporte Doing Business 2014, realizado por el Banco Mundial, su situación no es tan favorable, ya que se ubicó en la posición número 21 del ranking a nivel global, y en el octavo lugar de los países europeos.   Alemania vs Argentina Sin haber entrado todavía en el terreno de juego, la máquina teutona ya le metió una goliza a la albiceleste en el campo económico. Si hablamos en términos económicos se podría predecir quién sería el ganador del encuentro este domingo: sin duda, Alemania aplastaría a Argentina, incluso con una mayor diferencia de lo que hizo con Brasil. Si usamos una razón matemática de cuánto representa el Producto Interno Bruto (PIB) alemán respecto al argentino, la selección teutona se impondría 9-1 frente a su rival. Y es que la economía argentina, a pesar de haber sido una potencia económica en los años cuarenta y cincuenta, actualmente no tiene los fundamentales económicos con los que cuenta Alemania. Crisis inflacionarias y cambiarias, desbalances en sus finanzas públicas, problemas con los acreedores internacionales, disminución de las reservas internacionales, entre otros males, han venido azotando al país sudamericano. Tampoco cuenta con figuras como Merkel que puedan contrarrestar su situación y poder presentar mejores resultados. El mal manejo de la economía por parte de Cristina Fernández y del banco central argentino ha hecho que el ambiente para invertir en el país sea desfavorable, lo que desalienta a las empresas extranjeras a expandir sus operaciones en ese país, impidiendo aumentar sus componentes de demanda agregada e impulsar la producción argentina. Al menos la selección argentina cuenta con Messi para poder alzar la Copa del Mundo, pero ¿a quién tiene para salvar su economía?

 

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