EFE.- Mujeres de varios países latinoamericanos y de España se unieron para alertar sobre las consecuencias del llamado síndrome de ASIA, una patología asociada a los implantes mamarios de gel, silicona o soluciones salinas, por sus consecuencias nocivas para la salud.

Con ese propósito la actriz colombiana Angelly Moncayo, fundadora del proyecto ASIA Recovery, lideró en Cartagena de Indias el primer coloquio internacional para dar visibilidad al Síndrome Autoinmune Inducido por Adyuvantes (ASIA, por sus siglas en inglés) que no está catalogado como enfermedad pero según investigaciones médicas puede estar asociado al desarrollo de “un tipo de linfoma no hodgkiniano”.

Moncayo que apenas supera los 40 años y se recupera de los problemas con los implantes que le dejaron como secuela una columna vertebral similar a la de una anciana de 80 años, dice a EFE que es urgente “que ASIA sea reconocido como enfermedad (…) y que empiecen a pasar cosas en las legislaciones de los Gobiernos”.

La mayoría de las mujeres afirma que se pusieron los implantes porque se sentían inconformes con su cuerpo, que no eran aceptadas por estar por fuera de los cánones de belleza y esto las afectaba emocionalmente.

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Consecuencias desconocidas por los implantes

La fotógrafa argentina Angie Monasterio, una de las primeras latinoamericanas en revelar en redes sociales su situación, fue una de las participantes en el foro, en el que expuso los problemas que atribuye a los implantes, como infecciones urinarias recurrentes.

“Cientos de miles de mujeres en el mundo hemos sido víctimas de la estafa de los implantes mamarios, a nosotras nunca nadie nos dijo que los implantes nos iban a enfermar como nos enfermaron”, afirma.

Según explica, cuando se puso los implantes tenía solo 18 años de edad y no era consciente de los riesgos que ese procedimiento estético suponía para su salud, pero en 2021 decidió quitárselos.

“Cuando yo me implanté estaban prohibidos los implantes rellenos de silicona en mi país y yo firmé, como muchísimas otras mujeres, un consentimiento informado que decía que nosotras éramos parte de un ensayo clínico“, afirma.

La puertorriqueña Meliana Canino, que fue Reina Mundial del Banano en 2001, asegura por su parte que a ella los implantes le afectaron “la salud grandemente (…) de ser una mujer supersaludable pasé a ser una mujer enfermiza con más de 30 síntomas”.

“Hoy en día todavía me persisten cuatro síntomas a pesar de haberme quitado los implantes hace un año y siete meses”, dice.

Conceptos médicos

Al respecto, el cirujano plástico colombiano Alan González, dice a EFE que decidió dejar de poner implantes porque, pese a no contar todavía con una evidencia científica de que estos dispositivos están produciendo enfermedades, piensa que es “una sospecha” a tener en cuenta.

González señala que cuando llega una paciente a consultarle sobre sus síntomas y él tiene la sospecha de que pueden estar asociados con el implante le sugiere explantar, “y resulta que para mi sorpresa las pacientes se mejoran”, dice.

El cirujano, que es uno de los pocos médicos que alerta sobre estos problemas, añade que esa “es la historia (…) de cientos de miles de mujeres que presentan síntomas”.

La española Monserrat Camacho, que perdió su trabajo como miembro de la Policía Nacional y todavía no se recupera de los males causados por los implantes, dice que literalmente la salvaron las publicaciones en redes donde conoció de la enfermedad porque “en España estamos en el año 2022 y básicamente no se habla de esto”.

“La doctora con la que me operé no reconoce el síndrome de ASIA y no te creen, no sientes apoyo, es un poco frustrante la verdad”, dice.

Belleza a cualquier precio

“La razón por la cual yo quise concursar en el Miss Venezuela es porque no tenía el dinero para ponerme los implantes y era una manera de ponerlos gratis (…) la verdad, me daba igual quién ganara, yo quería mis tetas”, asegura a EFE la periodista venezolana Angie Pérez.

A su turno, la actriz colombiana Natalia Durán explica que se tiene la idea de que las mujeres son hipocondríacas y “eso también afecta el diagnóstico de la enfermedad”.

Por eso, Moncayo dice que la inseguridad de las mujeres es un gran negocio: “La industria farmacéutica es un gran negocio, no se está pensando en la salud como objetivo final” y añade: “A veces yo pienso que lo que se está pensando es en enfermar a la población”.

Durán, que sufrió cáncer de tiroides, enfermedad que según ella puede estar relacionada con el síndrome de ASIA, por lo cual decidió retirarse los implantes, concluye que nunca recomendaría a nadie que se los pusiera “porque puedes desarrollar un síndrome que ha matado mujeres”.

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