Las consecuencias del uso indiscriminado de peligrosos y dañinos fertilizantes, herbicidas y plaguicidas químicos -que además se han vuelto escasos y muy caros- ponen en riesgo la viabilidad de las economías de los países, representan enormes riesgos para la salud y tendrán consecuencias terribles sobre la seguridad alimentaria. 

Las tierras cultivables están al borde del colapso, cada día miles de hectáreas se pierden o desertifican; declinan en su capacidad de absorber nutrientes y retener el agua; la vida orgánica y la biodiversidad y los ecosistemas se extinguen rápidamente.

Seguramente ya has oído todo eso pero no le prestas atención, no te interesa o simplemente crees que no te afecta, quizá no lo notas ya que las consecuencias de todo ello no se perciben sino hasta que es demasiado tarde.  

Instituciones de investigación y especialistas han establecido que el incremento desproporcionado y alarmante de las enfermedades respiratorias, cardiacas, congénitas; diversos tipos de cáncer, trastornos digestivos, diabetes, obesidad, mala nutrición y hasta algunos padecimientos mentales está vinculado y es consecuencia de los efectos nocivos de lo que comemos, respiramos y bebemos todos los días. 

No importan tus ingresos, ocupación, condición educativa, marcas preferidas, tendencia nutricionista, organicidad, número de fans o región. Todos pagamos los daños derivados de las prácticas depredadoras y miserables en las industrias de alimentos, ganaderas, avícolas y agrícolas; no puedes verlo solo como aumento de precios e inflación, la factura sobre tu salud y bienestar te llegará lenta pero inexorablemente. 

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Pero ante grandes desafíos, no queda otra mas que enfrentarlos con las herramientas a la mano: innovación, ciencia, metodología, tecnología, esfuerzo, cambio de actitud, activación y concientización social.  

El ciclo del agua. Reciclar, reciclar, reciclar hasta el cansancio. Una cuestión de sentido común, el desperdicio de agua, su acaparamiento, contaminación y mal uso deberían ser considerados delitos graves. 

Es fundamental recuperar las fases del agua, 97% de todos los cuerpos de agua en el mundo están contaminados; estamos extrayéndola de pozos a más de 1 km de profundidad y desperdiciamos más del 40% de la que llega a las ciudades. Eso tiene un costo enorme y nos da una idea de hasta qué punto hemos llegado y como estamos terminando con la vida en el planeta.

Tenemos las tecnologías para aprovechar -al menos- el 60% de las aguas producidas, cafés verdosas, negras y grises, destinándolas a la conservación de cuerpos de agua, zonas de riego, usos ganaderos e industriales, reinyección y hasta potabilización. Nuestro tratamiento a diferencia de otros es libre de químicos, en tiempo real y sin floculantes ni coagulantes peligrosos. 

Agricultura regenerativa. Aún en condiciones críticas de climas extremos, escasez de agua y suelos decadentes; hemos duplicado, triplicado y hasta cuadruplicado las cosechas combinando el uso de agua reciclada con arcillas hechas a partir de excrementos humanos y animales, desperdicios de comida, sargazo, biomasa, así como biofertilizantes y plaguicidas orgánicos que se usan como suplementos, detonadores y potenciadores de crecimiento reduciendo el ciclo de cosechas. 

No solo eso, logramos aumentar la biodiversidad, mejorar la fotosíntesis, cosechas superiores, el rendimiento por hectárea, sabor, color, tamaño, el peso sólido, la duración de la vida en anaquel, la calidad de nutrientes y liberamos a la comida de la carga de metales pesados, elementos y sustancias nocivas. 

Reducimos la emisión de metano y gases de efecto invernadero; potenciamos la hidrofilia del suelo, regeneramos la vida orgánica de la naturaleza, somos capaces de eliminar partículas suspendidas y aprovechar al máximo el oxígeno y nitrógeno.

Por ejemplo, mediante la tecnología de micronización avanzada (AMT), se permite la entrega eficiente de calcio, silicio y otros nutrientes para las plantas debido a partículas de calcita natural micrométricas y submicrónicas. 

Tales procedimientos actúan como adaptógenos naturales que ayudan a las plantas a resistir el stress hídrico, enfermedades micóticas, los cambios extremos de temperatura y las plagas nocivas; así como para mejorar su capacidad para habituarse a la elevación, humedad, vientos o vida en invernadero según sea el caso. 

Todas estas herramientas para lograr la biorremediación y regeneración de la agricultura están al alcance de cualquiera desde un huerto en condominio; una granja familiar o la producción a gran escala, sus costos son mucho menores que cualquier otra opción y tienen un efecto positivo en el ingreso, productividad, bienestar, salud y alimentación de la gente. 

Adicionalmente, nuestro sistema permite reducir los efectos negativos de la crianza de ganado, aves de corral y peces; enfáticamente erradicar el uso de químicos dañinos; reducir el consumo de agua, disminuir la huella de carbono y mejorar el impacto ambiental.

Lograr una mejor alimentación, sustentable, viable, rentable, independiente y libre de contaminantes es posible, nos lo exige la vida y las generaciones futuras. De no hacerlo en menos de 30 años no habrá suelos fértiles; el mundo será un páramo seco, desértico, árido, estéril, caluroso, sediento e inerte y quienes lo habiten -idem-. Únete a nuestro movimiento. 

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