Balancear entre una adecuada administración del riesgo y la agilidad que necesita el negocio para tomar decisiones permitirá afrontar los retos.     Por Ramón Kuri Yzar y Pedro Sandoval Sánchez   Cuando se toman decisiones de negocio se debe tener claro a qué nos enfrentamos, ya que no saberlo podría significar la diferencia entre lograr un crecimiento para nuestras organizaciones o el fracaso en la ejecución de nuestras estrategias. En su búsqueda de crecimiento, las organizaciones se enfrentan a diferentes situaciones que las pueden orillar a replantear sus estrategias. Las situaciones pueden estar relacionadas con una serie de eventos internos y externos, lo que implica saber cómo reunir y alinear todos los indicadores que permitan estar preparados para la incertidumbre y tener una visión integral de crecimiento. Desde una visión de administración de riesgos no se trata de sobrecontrolar las operaciones o burocratizar a las organizaciones, sino entender, dentro de un enfoque integral y de largo plazo, nuestro entorno, así como contar con la capacidad para identificar posibles eventos de riesgo que puedan afectar a nuestra organización, analizarlos y establecer las bases que permitan aprovechar oportunidades y convertirlas en ventajas competitivas. En pocas palabras, se trata de conocer nuestras capacidades y limitantes, pero si no sabemos cuáles son, cómo podemos saber si nuestras decisiones son las adecuadas, o si nuestros negocios son capaces de reaccionar a riesgos u oportunidades no previstos. Un ejemplo lo tenemos cuando planeamos la expansión de nuestro producto en otro país, lo que implica enfrentarnos a distintos riesgos que pueden afectar el posicionamiento adecuado. Éstos pueden ser riesgos estratégicos ocasionados por una inadecuada elección entre países desarrollados o economías emergentes, o riesgos financieros que limitan o imposibilitan el adecuado retorno de capital y la administración de los flujos de efectivo, o riesgos legales derivados de la posible falta de conocimientos suficientes o capacidad para cumplir con los temas regulatorios de los nuevos mercados. El reto es saber cómo romper con esos silos, minimizando y controlando la exposición al riesgo asociado a cada involucrado, para que se pueda tener la capacidad de responder a eventos de incertidumbre. La respuesta podría parecer muy sencilla, pero en realidad no lo es, pues se trata de contar con un portafolio de riesgos que permita visualizarlos de forma individual, así como sus eventos correlacionados y establecer las bases y controles organizacionales necesarios para realizar un análisis cuantitativo y cualitativo de la información a fin de evaluar en un umbral tolerado los países y mercados en donde el producto podría desarrollarse, permitiendo estimular un juicio imparcial e informado dentro de un universo de más de 100 países a considerar. Mientras países como China pudieran representar un mercado atractivo debido a su diversidad, tamaño y oportunidades de crecimiento, los riesgos a los que nos estaríamos enfrentando en temas logísticos, políticos, culturales y regulatorios podrían dificultar el obtener los resultados en un horizonte deseado. Por otro lado, países como Colombia, que son más pequeños, podrían proporcionar algunas respuestas a estos riesgos, pero limitar algunas otras oportunidades. Con este ejercicio identificamos otros riesgos importantes que deben ser considerados, como el tiempo para entrar al mercado seleccionado que podría ser a destiempo o sin un adecuado plan que permita identificar la inversión necesaria para cumplir las expectativas de los accionistas, así como los tiempos de picos y salidas del producto. Para ello es necesario desarrollar con un modelo calibrado, de acuerdo con los riesgos y oportunidades que desea tomar, que nos permita identificar y analizar los eventos de forma individual, así como los comportamientos que se presenten en conjunto, además de poder crear escenarios e identificar tendencias en las variables a las que se encontrará sujeta la organización en sus operaciones. Tener la capacidad para balancear entre una adecuada administración de riesgos y la agilidad que necesita la empresa para tomar decisiones permitirá afrontar los diferentes retos que se presenten, cambiando de un enfoque organizacional reactivo a un panorama que le permita identificar oportunidades para alcanzar los objetivos estratégicos en las decisiones que puede tomar hoy y que tendrían un impacto significativo en los costos, operatividad, confiabilidad y la continuidad el día de mañana.   Ramón Kuri Yzar es Gerente Senior de Consultoría de Riesgos en PwC México (ramó[email protected]) Pedro Sandoval Sánchez es Consultor Sr. de Riesgos en PwC México ([email protected])     Contacto: Twitter: @PwC_Mexico Facebook: pwcmexico YouTube: PwCMX Página web: PwC México Blog: PwC México     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.