La economía mexicana ya comienza a mostrar los efectos de la paralización de la actividad económica. Pese al limitado impacto de la pandemia en la economía azteca, la paralización que vive dicha economía ha provocado una nueva contracción en el producto interior bruto (PIB) mexicano, llevando a la economía a un nuevo escenario pesimista, el cual venía arrastrando ya, incluso, desde el año pasado. Y es que, la tendencia que estaba presentando la economía mexicana, pese a las previsiones que se hacían para el cierre del ejercicio vigente, era bajista, tras cosechar un crecimiento prácticamente nulo al cierre del ejercicio pasado.

La economía mexicana sigue mostrando ese bajo dinamismo en su PIB que le devuelve al atolladero en el que esta economía venía encontrándose. Sí es cierto que cabe añadir que la contracción en el PIB está plenamente justificada por ese cierre forzado de la economía, pero sí preocupa el hecho de que estemos hablando de una contracción tan acusada durante un primer trimestre en el que la economía mexicana, a diferencia de otros países más afectados, no ha presentado un lockdown tan intenso, un bloqueo económico, como para registrar tales descensos.

Estamos hablando que, de acuerdo con los datos que se muestran, la economía mexicana sufre su mayor contracción en la actividad económica de los últimos 11 años. Es decir, una contracción económica que no registraba la economía mexicana desde el año 2009, cuando la economía global se enfrentaba a los efectos de la Gran Recesión. El cierre forzado de aquellas actividades secundarias y terciarias, aquellas que más acusan la contracción del PIB mexicano, ha provocado que la recesión técnica en la que preveía situarse la economía mexicana se haya visto más agravada que lo previsto.

Como podemos observar en la tabla que se muestra anteriormente, estamos ante una contracción de la contribución de aquellas actividades con mayor aporte, con mayor contribución, a la economía del país. Tal y como recogen los datos que presenta el INEGI, la contracción se ha concentrado en aquellas actividades que, como decíamos, contribuyen en mayor medida a la economía mexicana. Actividades como, por ejemplo, la del sector servicios. Y es que, hablamos de un sector que, además de estar plenamente relacionado con el consumo de unos hogares que, en este momento, se encuentran confinados, representa cerca de dos terceras partes de la economía mexicana.

Si observamos la tabla que ahora muestro, podemos observar como en los años predecesores, aquellas actividades que, como decía, más han sufrido la contracción que ha dejado el confinamiento y las medidas de distanciamiento social, a su vez, y tomando como referencia los dos años anteriores, son aquellas actividades que más contribuyen con la economía mexicana. Estamos hablando de sectores que son pilares fundamentales para la economía y que, en estos momentos, sufren un peor deterioro que otros menos elementales.

Importante también recalcar la elevada dependencia de la economía mexicana con el sector exterior. Es decir, estamos hablando de un escenario en el que la economía, de acuerdo con los últimos datos disponibles del Banco Mundial, muestra un peso del sector exterior, del comercio exterior, en el PIB mexicano del 77,6%. Como podemos observar, el comercio es uno de los mayores motores de crecimiento económico de la economía mexicana. Un comercio que, tal y como indican los marcadores que presenta la Organización Mundial del Comercio (WTO, por sus siglas en inglés), muestran una contracción bastante severa en la actividad comercial.

El gran shock de oferta que vive la economía, en un escenario en el que el comercio se ha visto forzado a la paralización por la rotura de las cadenas de valor a nivel global, así como un cierre de fronteras que impide el tráfico de mercancías en el planeta, ha provocado que los niveles en la actividad económica en materia de comercio global se hayan visto forzados a un fuerte deterioro, a la baja, que ha dañado sustancialmente, junto al deterioro del sector secundario y terciario, a la economía mexicana. Y es que, una de las mayores apuestas del Presidente para remontar el crecimiento de un PIB estancado era, precisamente, el acuerdo alcanzado con Estados Unidos, su principal socio comercial y el cual compra prácticamente la totalidad de las exportaciones mexicanas.

A esto debemos sumarle, por último, el lastre que ha sufrido el precio de las materias primas. Tras un recorte en la producción petrolera tras la decisión de la OPEP, el precio del barril, en un escenario en el que la demanda se veía superada por la oferta, a la vez que los países están gastando cuantías indecentes de capital para almacenar los barriles de petróleo que no estaban encontrando demanda en el duro escenario de paralización que vivimos en estos momentos, se vio lastrado de tal forma que se situó en términos absolutos negativos, con un precio que lastraba, de forma histórica además, el valor de esas reservas.

México es un país también dependiente de estas materias primas, por lo que estamos hablando de una serie de sucesos que, como lo hemos ido mostrando y analizando a lo largo del artículo, en un cómputo agregado, han situado la economía mexicana en el nivel en el que ahora se encuentra. Ahora bien, México podría verse más afectada, incluso, ante la baja inmunidad y la corta trayectoria de la pandemia en el país. Ante eso, debemos estar muy atentos a la evolución de la actividad económica, pues, ante un mayor desarrollo de la pandemia en el país, podríamos estar ante el inicio de una grave crisis económica para un país que, en estos momentos y como economía emergente, precisa y ansía un gran crecimiento.

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