Andrés Quintana inició en el mundo de la comunicación contestando teléfonos a los nueve años. Hoy dirige uno de los grupos de radiodifusión más importantes de Costa Rica, convencido de que, pese a los “catastrofistas”, este medio no desaparecerá.   Por Uriel Naum   En una de las esquinas de La Urica, en San José, Costa Rica, todo es música. Pop, trova, reggae y otros géneros se escuchan las 24 horas del día en la estación 94.7 de Cadena Radial Costarricense (CRC), ubicada en esta avenida. Tal vez por ser su preferida —fue la primera que vio crecer bajo su gestión— es que años atrás Andrés Quintana Sandoval, de 49 años, decidió que sería allí donde despacharía todo lo que tuviera que ver con ésta y las otras cinco estaciones que integran el grupo: 89.1, 95.9, 979, Azul 99.9 y 103. En su oficina, Andrés cuenta con tres pantallas: dos las utiliza para monitorear la estación y comunicarse con clientes y trabajadores. La tercera para ver videos y producciones propias. Este grado de control y visualización de la gestión le ha permitido a Andrés y sus socios competir contra las más de 130 estaciones de radio que hay en Costa Rica, superar la crisis mundial de 2008 negociando deudas y condiciones de contrato y, recientemente, hacer frente a la baja de ingresos por la veda en la publicidad gubernamental durante el pasado proceso electoral presidencial —representa cerca de 30% del total de los ingresos de CRC. En la era multiplataforma, en que lo digital gana terreno y los pronósticos de la desaparición de los medios tradicionales de comunicación son mayoría, el empresario de la radiodifusora asegura, sonriendo, que “como medio de comunicación, la radio sea probablemente la única que no muera”. grafico2 Un vendedor nato Andrés se inició en radio antes de cumplir los 10 años de edad. En los setenta, su hermano Jorge, 16 años mayor, era el encargado del hit parade los sábados en Radio X, y él lo acompañaba. “Yo contestaba el teléfono para las rifas que se hacían. Ya para ese entonces jugaba a la radio en casa.” En 1981, después de acumular varias horas de cabina en su escuela y cubrir esporádicamente a su hermano en la estación, Andrés recibió una llamada que le cambió la vida. Se trataba de un cliente que llamó a Metropolis, hoy 94.7, para pedir información sobre costos de publicidad. A esto respondió que lo contactaría con un ejecutivo de ventas, pero el cliente le dijo que quería que lo atendiera él personalmente. Andrés pidió permiso a los ejecutivos de la empresa y la venta se logró. “Fue entonces que me di cuenta que tenía talento para la parte comercial”, señala. En 1989, Andrés tuvo la oportunidad de tomar la administración de la estación. Tan sólo un año después los socios le hicieron una oferta de acciones. De esta forma comenzó a gestarse el empresario, aunque fue en 1994 cuando su vida en la radio dio un nuevo giro después de decidir cambiar el formato de la emisora. Entonces pasó de ser una estación eminentemente romántica a una, como él le llama, “fresca y variada”. El despunte en la audiencia le permitió, cuatro años más tarde, conformar una alianza con otros empresarios para desarrollar lo que en la actualidad se conoce como Cadena Radial Costarricense, lo que hizo posible pasar de una a seis estaciones rápidamente y competir por el pastel publicitario en Costa Rica, que se calcula en 50 mdd, de los cuales 16% corresponde a espacios en radio. “Desde entonces nos ha tocado competir con grupos muy fuertes como CDR, Grupo Columbia, Grupo Omega y Grupo Nación —firmas que, junto con CDR, ostentan entre 40 y 50% de la publicidad en radio—. La gran ventaja es que existen muchas emisoras en manos familiares, y eso fortalece el sistema democrático del país”, considera.   Se niega a la TV El dueño de CRC tiene alianza con grupos radiales como Emisoras Unidas, en Guatemala, pero de TV no quiere saber nada; ello, pese al éxito obtenido en radio. “De plano no me gusta. A diferencia de la radio, todo tiene que ser muy bonito, todo es plástico, todo es glamour. La radio permite tener gente que provoca la imaginación”, señala. ero, ¿cómo confiar en un medio al que especialistas como Nick Bilton, autor de Vivo en el futuro y esto es lo que veo, también periodista de The New York Times, consideran próximo a desaparecer, principalmente si no se sube a tiempo a la web? “Vemos que la prensa escrita está en la ruta de morir; la TV la vemos más por cable o servicios de paga, y la radio, por ser gratuita y tener una gran penetración, se va a mantener por los tiempos de los tiempos”, responde Andrés con firmeza. Argumenta que una ventaja de la radio es que, a diferencia de otros medios, puedes estar en cualquier lado y escucharla con tener sólo baterías y un dispositivo. “No es lo mismo ser presa vehicular sin nadie y sin nada, que estar en el tráfico con buena música o alguien contándote algo.” Pese a esto, el empresario costarricense coincide con Bilton en que hay que aprovechar las redes sociales y las nuevas tecnologías para “complementar” el servicio que da la radio. De hecho, es ahí donde tiene una de sus apuestas en cuanto a crecimiento de la audiencia. Andrés también tiene como tarea mejorar la cobertura de tres de sus estaciones —la mitad de sus frecuencias tiene cobertura nacional y la otra mitad llega a 70% del territorio—, aumentar la frecuencia de uso de voz y generar nuevos programas conocidos como “de compañía”. Hay otra cosa que, más que ocuparle, le preocupa, y son los cambios a las leyes de telecomunicación que tienen lugar en países de Latinoamérica. La razón es que algunos gobiernos están buscando dividir el espectro radiofónico en tres partes: una para la autoridad, otra para los sectores sociales y otra para las empresas privadas. “El espíritu de la radio es la apertura y la democracia de los sentidos y las ideas, por lo que segmentar la banda radiofónica iría contra la naturaleza de su origen”, considera. grafico_frecuencias1  

 

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