El reino petrolero cuenta con un gran fondo en efectivo para resistir la caída en los precios del barril, se rehúsa a recortar su producción si no lo hacen también otros países miembros y no miembros de la OPEP.   Por Nathan Vardi   Con el precio del barril de Brent debajo de los 54 dólares por primera vez en más de cinco años, está claro que Arabia Saudita está haciendo una apuesta gigantesca (de 750,000 millones de dólares) a que en 2015 el reino petrolero podrá soportar precios más bajos del energético en mejor posición que cualquier otro país productor dentro o fuera de la OPEP, incluyendo también al shale estadounidense. La inundación de crudo de productores de shale estadounidenses y de compañías canadienses de arenas bituminosas, junto con la contracción de la demanda en China, podrían haber preparado el escenario, pero es ahora Arabia Saudita quien dirige con firmeza un proceso que ha visto los precios del petróleo hundirse en cuestión de meses. Desde octubre pasado, Arabia Saudita indicó a los mercados mundiales que no recortaría sustancialmente la producción a menos que otros grandes países productores de petróleo se unieran también a ese esfuerzo. “Lo más importante para los saudíes es la participación de mercado”, dice el Prof. F. Gregory Gause, un experto en Arabia en la Texas A&M University. “No van a sacrificar, van a intentar intimidar a otros productores, ya sean los iraníes o los productores estadounidenses de esquisto, con el fin de no perder participación de mercado y la única manera en que recortarán su producción es consiguiendo un acuerdo con un grupo amplio de miembros y no miembros de la OPEP para sacar una buena cantidad de petróleo del mercado.” La jugada de Arabia Saudita está lastimando a economías altamente dependientes de la energía, como Irán y Rusia, y a grandes compañías como la rusa Rosneft y la brasileña Petrobras, que vieron a sus acciones caer más de 8% el lunes. Las acciones de los grandes productores estadounidenses de esquisto también recibieron un golpe a inicios de semana. Las acciones de Continental Resources, por ejemplo, cayeron 12%. Las empresas dedicadas a la perforación en aguas profundas también sintieron el impacto, como Transocean, cuyas acciones cayeron otro 7% el lunes. Las acciones de Transocean se han hundido 65% en el último año. La decisión de Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, de no reducir la producción de petróleo y desempeñar el papel de swing producer (o ‘productor columpio’ –que ajusta su oferta a las exigencias del mercado–) para estabilizar los precios del petróleo también le está costando al reino petrolero. Arabia Saudita hizo público recientemente un presupuesto para 2015 que muestra un déficit de 38,600 mdd, el más grande en su historia, proyectando una disminución significativa de los ingresos petroleros. No obstante, Arabia Saudita ha acumulado 750,000 mdd en reservas en efectivo y ha indicado que está dispuesto a invertirlas en esta batalla mundial de petróleo. El comportamiento saudí en el mercado mundial del petróleo tiene sus antecedentes en la experiencia del reino en la década de 1980, cuando el barril de petróleo se desplomó por debajo de los 10 dólares. En ese momento, los saudíes recortaron su producción y perdieron participación de mercado porque otros miembros de la OPEP continuaron produciendo tanto petróleo como pudieron. En esta ocasión, los saudíes no sólo necesitan que otros miembros de la OPEP se unan a los recortes de producción, también necesitan que lo hagan los países no miembros del organismo, como Rusia y México. En el caso del esquisto estadounidense hay cientos de compañías petroleras independientes que conforman un mercado que Arabia Saudita podría intentar influir al hacer lucir las inversiones futuras más arriesgadas y poco rentables. “Los sauditas están presionando a todo el mundo, no hace falta analizarlo mucho, están presionando a Irán, a los productores de shale y a Rusia. Han decidido que, dada la situación actual del mercado, no van a reducir su producción hasta que otros lo hagan y todo tipo de jugadores comenzarán a sentir esa presión”, dice Gause. Sin embargo, la clave para los saudíes podrían ser Vladimir Putin y Rusia. El Wall Street Journal ofreció algunos reportes muy interesantes antes de finales de año, mostrando los esfuerzos que Arabia Saudita hizo recientemente para conseguir que los productores no miembros de la OPEP, como Rusia, cooperaran en los recortes de producción de petróleo. El ministro de Petróleo saudita, Ali al-Naimi, intentó conseguir que Rusia aceptara los recortes de producción a finales de noviembre, pero Moscú dejó claro que no estaba dispuesto a hacerlo, informó el Wall Street Journal. “Rusia es el hueso más duro de roer”, dice Gause. Los vendedores de petróleo dicen que creen que a Rusia, que enfrenta presiones económicas derivadas de las sanciones de Occidente, además de la caída del precio del petróleo, le resultaría muy difícil recortar su producción en este momento, pero que tal vez los saudíes podrían forzarlo a disminuir su inversión futura. De entrada, parece que veremos precios bajos del petróleo por un largo rato.

 

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