Por Sofía Menchú / Corresponsal GUATEMALA. La noticia de la captura del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, corrió como la pólvora a través de medios internacionales. Pero, la historia previa de cómo llegó a Guatemala, por dónde pasó y cómo sobrevivió la reconstruyó Forbes a través de entrevistas con investigadores policiales guatemaltecos que participaron en los seguimientos, análisis de la información y posterior captura del exfuncionario. Duarte tenía orden de captura desde octubre de 2016 por los delitos de delincuencia organizada y operación con recursos de procedencia ilícita. Él es protagonista de uno de los escándalos de corrupción más importantes de México, el cual lo obligó a dejar su cargo. Un mes después las autoridades mexicanas dieron la alerta internacional y tuvieron los primeros reportes del exfuncionario.   Noviembre 2016. Su primera parada fue en Ayutla, San Marcos, un departamento fronterizo con México conocido por el paso de migrantes y por la presencia de grupos de narcotraficantes. Las autoridades presumen que Duarte se trasladó a Guatemala vía terrestre por uno de los “pasos ciegos” (cruce clandestino) y con documentos falsos bajo el nombre de Alex Huerta del Valle. Las primeras alertas de su presencia en el país las dio la policía mexicana y sus homólogos en Guatemala hicieron verificaciones y entrevistas en el lugar buscando a una persona con las características físicas similares a las del exfuncionario. El 10 de noviembre de 2016, allanaron una vivienda habitada por campesinos ubicada en Ayutla. “Conversamos con el dueño de la propiedad, quien lo cobijó por al menos dos noches, por lo que creemos que Duarte le pagó a esta familia, que aparentemente no lo conocía, por la estadía. En esa área del camino la gente está acostumbrada a darle posada a los migrantes”, explicó uno de los investigadores peteneciente a la inteligencia civil de la policía guatemalteca, que pidió a Forbes el anonimato. La siguiente información llevó a los policías al hotel Nana Juana en el departamento de Izabal, un destino turístico de la Costa Atlántica de Guatemala, en ese lugar estuvo oculto por varios días. ¿Cuántos días, semanas? No lo precisan las fuentes. Allí también llegaron tarde. Las entrevistas que realizaban a los vecinos del lugar les confirmaban a los investigadores que el exgobernador permaneció allí.   Diciembre 2016-Marzo 2017. Después se trasladó a la ciudad de Guatemala. Residió tanto en zonas populares como exclusivas para pasar desapercibido. Según los investigadores no se hacía acompañar de guardaespaldas, ni tomaba ninguna medida adicional de seguridad. Duarte se mimetizó en la colonia Alto Valle, un residencial de una zona exclusiva ubicada rumbo a la carretera a El Salvador, donde residen las familias más adineradas del país. Pero, también vivió en una casa del barrio El Gallito, zona 3. El Gallito es un antiguo vecindario de la ciudad deteriodado y conocido como una zona cooptada por el narcotráfico y el crimen organizado en plena área metropolitana. Un lugar al que ni las autoridades osan ingresar. “A partir de eso comenzamos a recibir tanta información que consideramos que era desinformación porque nos decían testigos anónimos que Javier Duarte había salido a El Salvador, otros decían que a Honduras, Belice y otros que a Europa. La gente llamaba diciendo que lo ubicaban en distintos lugares a la vez”, comentó uno de los investigadores entrevistados. Para ese momento el Gobierno Mexicano ofrecía una recompensa de 15 millones de pesos (740,000 dólares) por información que permitiera la captura del exgobernador. Entre los datos por verificar se encuentra el posible uso de helicópteros privados para trasladarse dentro del país. Las múltiples alertas entorpecieron la investigación y dispersaron la atención en diferentes frentes. Al punto de que los investigadores dejaron de seguir muchas de estas pistas ya que conducían a callejones sin salida. Esto contradice la versión que Alberto Elías Beltrán y Omar García, funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR), dieron el pasado domingo 16 de abril en Guatemala, cuando afirmaron que nunca se había perdido la pista de Duarte en ese país.   Abril 2017. El rastro de Duarte volvió a ser conocido hasta el viernes 14 de abril de 2017. La PGR había realizado un trabajo de inteligencia previo, monitoreando las conversaciones de la familia del exgobernador. El análisis de esta información les reveló que la esposa, Karime Macías Tubilla, Yazmín Tubilla (suegra) y los hijos, viajarían a Panajachel, Sololá, en medio del feriado de Semana Santa. En ese momento ambas policías coordinaron un operativo de seguimiento y vigilancia a la familia Duarte en espera de que apareciera el prófugo. El viernes hay un primer reconocimiento físico por parte de agentes encubiertos en el vestíbulo del hotel Riviera de Atitlán, los investigadores de la Interpol aguardaban en la puerta del edificio para atraparlo. Durante largas horas vigilaron las entradas y salidas del hotel, el día sábado. Pero el exgobernador nunca dejó su habitación. Para este momento la identificación de Javier Duarte era plena. Ante esta situación los agentes buscaron una forma de provocar su salida. El recurso fue una llamada desde la recepción indicándole que tenía un mensaje, mientras que cinco policías vestidos de civil caminaban hacia su recinto. “Cuando Duarte abrió la puerta ya estábamos allí y le informamos sobre la orden de captura”, dijo uno de los oficiales de la Interpol que participó en el operativo. Las gotas de sudor corrían por el rostro redondo de Duarte, pálido y tenso según testimonio de los agentes. No protestó, ni se resistió. Solo pidió unos minutos para despedirse de su familia y que los policías que aguardaban en el pasillo no ingresaran en la habitación por respeto a su “intimidad”. Minutos después, Duarte reapareció en el corredor y fue conducido al lobby para ser engrilletado, ya lejos de la mirada de sus familiares. El reloj marcaba las 20 horas. Los policías lo encaminaron a la División de Seguridad Turística de la Policía Nacional Civil (Politur) para registrar su aprehensión. Después fue trasladado al juzgado de Paz de la localidad y alrededor de las 22:00 horas fue transportado en radio patrullas hacia la ciudad de Guatemala con destino a la cárcel de Matamoros. “Él (Duarte) venía en silencio total y sin hacer comentarios, guardó todo el tiempo la compostura”, relató uno de los oficiales que lo custodió en su viaje al centro de detención. Javier Duarte no estuvo solo en esta travesía, lo asistieron amigos mexicanos y conocidos guatemaltecos. Los nombres de estas personas están bajo reserva. La próxima cita del ex funcionario ante la justicia será el miércoles 19 en el Tribunal Quinto encargado de resolver su extradición a México.

 

Siguientes artículos

Rappi, la revolución del e-commerce viene de Colombia
Por

Creada en 2015, esta compañía busca reproducir virtualmente los estantes de las tiendas, y entregar los productos cuanto...