Por Óscar González Desde que China inició con su estrategia going global en 2003, empresas y capitales del gigante asiático comenzaron a buscar nuevos destinos a donde dirigirse. En 2016 la empresa global de telecomunicaciones Huawei escogió la Zona Libre de Colón, Panamá, para instalar su sexto centro de distribución mundial. Cerca de 10,000 metros cuadrados (m2) conforman este centro que da empleo a 300 personas, principalmente ciudadanos de Colón; la regulación flexible y la localización geográfica del país canalero y de sus vecinos del istmo fueron los principales imanes que atrajeron la inversión. Adicionalmente, se comienza a presentar un fenómeno que está llevando a las empresas chinas a tomar decisiones sobre a dónde dirigir sus inversiones: los requisitos migratorios de países como México a personal especializado chino y la escasez de mano de obra calificada, han impulsado a empresas como Huawei a trasladar áreas estratégicas a Panamá. Esto representa una buena oportunidad para la región. “En el caso específico de Huawei, el problema consiste en que esta empresa requiere de profesionistas especializados que necesita traer de China porque en México no existen los suficientes, sin embargo, los empleados chinos que ellos necesitan, por alguna razón, no obtienen su visa de trabajo por parte de las autoridades mexicanas, provocando con ello un vacío en la empresa”, considera Feng Xiaoming, representante en jefe del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional en México. Puedes leer: ¿Qué sectores impulsaron a Centroamérica en 2016? Entre Panamá y Nicaragua las inversiones sólo de Huawei superan los 630 millones de dólares (mdd), enfocados principalmente a la manufactura y la distribución de sus líneas de producto, incluyendo investigación y desarrollo. En el centro logístico panameño se distribuirán 15 líneas nuevas de sus diferentes productos y 1,500 nodos de acceso al mes; el mercado de las telecomunicaciones y de sus dispositivos ha sido atractivo también para otras empresas chinas como Xinwei y la China Great Wall Corporation. En el caso de Panamá, continúa la relación fuerte con China encabezada por la empresa Hutchinson-Whampoa que opera ambos extremos del Canal desde el año 2000. Esta es una muestra del interés que tiene China por la región centroamericana que, sin duda, se ubica ya en su radar al ver una gran oportunidad para conquistar otros mercados regionales, además de contar conun bastión territorial en el continente americano. Sin embargo, la entrada de China y la relación iniciada desde hace ya casi una década no ha sido fácil. Ha tenido que enfrentar problemas que van desde choques culturales al momento de negociar y cuestiones ambientales, hasta estigmas que arrastra el país asiático.   Cifras que discrepan La inversión extranjera directa (IED) del llamado “Dragón Asiático” en el Istmo centroamericano existe, es real y constante, sólo que los organismos internacionales encargados de reportar cifras, montos y sectores discrepan en su información, a veces de manera sustancial. América Latina y el Caribe ocupan el segundo lugar como mayor receptor de la IED china en sectores como energía y materias primas, de acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio de la República Popular de China (Mofcom). La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), la Cepal, la OCDE y el FMI tienen sus propias cifras. Las diferencias radican en que unos toman en cuenta todos los proyectos de inversión y otros sólo los proyectos de infraestructura, explica a Forbes Centroamérica Xiaoyu Song, experta en inversiones chinas en Latinoamérica. “La OFDI se da cuando existe inyección de capital con interés duradero a largo plazo, acompañado con tecnología y técnicas gerenciales, y capital superior al 10% del capital social de la empresa”, asegura Song. La experta de economía China explica que ello conlleva a discrepancias estadísticas, ya que debe diferenciarse entre nuevas inversiones o greenfields, fusiones o adquisiciones, reinversión de utilidades y transferencias entre matrices y filiales de la misma compañía. “Hay que identificar además las actividades especiales que se centran en los llamados paraísos fiscales, donde no se produce actividad productiva, pero se cuenta como flujo de ied. Se calcula que 50% de la ied china va a este tipo de lugares”, advirte Song. Las joyas de la corona  A decir de académicos de la Universidad de Costa Rica, la creación de una Zona Económica Especial (ZEE) cada día gana más adeptos; ésta tendría como principal objetivo ser un detonador del desarrollo del país a través de la producción de componentes electrónicos, especialización productiva y desarrollo de plataformas logísticas con el fin de alcanzar otros mercados. Sería el megaproyecto que busca China para afianzar definitivamente su presencia en la región y convertirse en la plataforma exportadora a los Estados Unidos y Canadá desde la ciudad de Puntarenas; el esquema de ZEE fortalecería además las relaciones económicas con China y a la vez propiciaría una convergencia regional de desarrollo. Una ZEE no sería sólo una zona franca con incentivos fiscales. “La zona franca se da en un territorio muy acotado y esto va mucho más allá, los expertos chinos recomiendan extender a 40 kilómetros el eje dinamizador que es el puerto, la economía de aglomeración y las demandas intersectoriales”, sostiene Rafael Arias del Instituto de Investigaciones de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE). Su construcción, sin embargo, aún se encuentra en stand by. El año pasado se firmó un convenio entre ambas naciones para realizar un estudio de factibilidad en el que se menciona los sectores que podrían desarrollarse tales como, logística e infraestructura portuaria, sector servicios y parques industriales de alta tecnología. A pesar de la reciente apertura de nuevas esclusas del Canal de Panamá, la oferta sigue siendo poca para la cantidad de barcos que requiere cruzar de un océano a otro. Los organismos de comercio internacional señalan que 90% del comercio internacional es marítimo. El canal de Nicaragua está pensado para construirse con esclusas de 500 metros de ancho. “La principal etnia de la costa nicaragüense suscribió un acuerdo con la empresa HKND y el gobierno de Nicaragua para arrendar las tierras durante todo el proceso que dure la concesión canalera”, comenta Alfredo Lobato, especialista en comercio internacional de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Asimismo, Lobato explica que no hay ninguna pretensión de que sea la HKND la que financie el proyecto, sino que serán fondos de inversión internacionales, principalmente de Europa, Bélgica, Italia y Austria, inclusive de Estados Unidos. “No es un proyecto chino, es un proyecto nacional de Nicaragua. La operatividad y los estudios de factibilidad los realizará una empresa con sede en Hong Kong, llamada HKND e inclusive el mismo gobierno chino ha marcado distancia de ella”, asegura Alfredo Lobato. Además, se han promulgado dos leyes (800 y 840) en las cuales se establecen los objetivos y alcances de la obra y todos los proyectos adicionales al canal, tales como dos zonas de libre comercio, un aeropuerto internacional, así como puertos de aguas profundas. Con una inversión aproximada de 50,000 millones de dólares, se calcula que las obras iniciarían antes de que termine 2016, aunque quizá tarde más de los cinco años calculados en concluirse, traería además un crecimiento anual del PIB de 8%, casi el doble del actual que se ubica en 4.2%.

 

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