Pese a la alta prevalencia en México, la diabetes aún tiene obstáculos para ser detectada por los doctores. El problema radica en la falta de capacitación de los médicos de primer contacto para prevenir y tratar adecuadamente este padecimiento.   Por Ana Paula Flores Miguel tra­baja en un corporati­vo ubicado en Santa Fe donde la oferta de espacios económicos para comer es reducida y se alimenta de: ta­cos, tortas, antojitos… Desde que ahí labora ha aumenta­do de peso considerablemente y hace algunos meses su visión se ha vuelto borrosa, incluso dificultándole manejar por las noches. Lo que Miguel no sabe es que él tiene prediabetes. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012, que se realiza cada seis años, revela que en México una de cada 10 personas tiene diabetes mellitus. Sin embargo, la Federación Mexicana para la Dia­betes (FDM) apunta que el porcenta­je de adultos con diabetes podría ser del doble, ya que se calcula que un número similar de personas podría vivir con la enfermedad sin saberlo. David Kershenobich, director ge­neral del Instituto Nacional de Cien­cias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dice que México ha sido muy exitoso en la prevención y el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Sin embargo, destaca, este mismo éxito no se ha repetido en las enfermedades crónico degenerati­vas, entre las que se encuentran la diabetes, la hipertensión arterial o el daño renal crónico. El problema se agrava, enfatiza, debido a que estos padecimientos tienen numerosos factores de riesgo, entre ellos la genética y el estilo de vida.   El costo de la ignorancia La atención de pacientes diabéti­cos representa un costo directo de 3,430 millones de dólares (mdd) anualmente. Esta cantidad considera los gastos en consultas, medicinas, hospitalización y las principales enfermedades derivadas, como la re­tinopatía, las enfermedades cardio­vasculares, nefropatía, etcétera. De hecho, la diabetes es la sexta causa de egresos hospitalarios en México. En el informe ¿Cómo vamos con la Diabetes? Estado de la Política Pública, realizado por la Fundación IDEA y publicado en julio de 2014, se describe a la diabetes como res­ponsable de la pérdida de 14.2 años de vida saludable por cada 1,000 habitantes. Asimismo, revela que los costos indirectos de la enfermedad en 2011 (en los que se considera la mor­talidad y la discapacidad) ascendieron a 4,304 mdd. De acuerdo con la Ensa­nut 2012, 16% de los pacien­tes no cuenta con protección en salud, 42% es derechoha­biente del Instituto Mexica­no del Seguro Social (IMSS), 12% están afiliados a otras instituciones y 30% tienen Seguro Popular. La FMD apunta que el gasto mensual en diabetes va de los 1,022 hasta los 4,000 pesos, dependiendo del nivel de cuidados que requiera el enfermo. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señala que los medicamentos para la diabetes se han incrementado casi 23% durante los últimos cuatro años. “La gran área de oportunidad es prevenir que las personas se vuel­van diabéticas”, asegura Ricardo Mújica Rosales, director ejecutivo de la Fundación Carlos Slim.   Prevención proactiva Con el objetivo de conocer más sobre la diabetes mellitus, los retos particulares que México enfrenta y ofrecer una mejor calidad en los ser­vicios de atención primaria de salud, el NCD Partnership (la división de responsabilidad social de Eli Lilly) y Fundación Carlos Slim unieron esfuerzos desde 2011 a través del programa CASALUD. “No tratamos de resolver de manera individual el problema de la atención primaria en el tratamien­to de la diabetes en las regiones de bajos ingresos en México. Más bien, con nuestro socio, la Fundación Carlos Slim, tratamos de ayudar al gobierno respondiendo preguntas acerca de la me­jor forma en la que ellos lo puedan hacer”, señala Bart Peterson, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Comunicación Corporati­va para Eli Lilly. A través del sistema MIDO (medición integrada para la detección opor­tuna), diseñado por la Fundación Carlos Slim, es posible detectar marcado­res de obesidad, diabetes, hipertensión y daño renal. Es un kit que incluye todos los elementos para realizar análisis clínicos y un software inteligente para llevar a cabo un registro virtual del estado físico del paciente. A fin de que pueda transportarse a cual­quier lugar, el sistema mido cabe en una mochila. “Lo que es muy importante para nosotros es el término prevención proactiva porque creo que el tér­mino prevención, por desgracia, ha perdido un poco el sentido, ya que todo el mundo habla de prevención. Lo proactivo, para nosotros, es salir a la calle a hacer esta prevención”, dice Ricardo Mújica. La tecnología y las herramien­tas del sistema mido se entregan de forma completamente gratuita a los centros de salud. A cambio, explica el directivo de Fundación Carlos Slim: “Lo que pedimos es un compromiso de parte de las au­toridades para establecer metas de detecciones y de personal que va a pasar a capacitación como todo un equipo, porque no puede ser nada más el médico, tiene que ser también la enfermera, el trabaja­dor social”. grafico_diabetes Los hallazgos De 2011 a la fecha el sistema MIDO ha pasado de operar en ocho a 102 centros de salud y ha atendido a 218,895 personas, 71% mujeres y 29% hombres. Según Mújica, la prevalencia de diabetes alcanza a 11.6% de las personas examinadas, mientras que 16% más se encuentra en fase de prediabetes. El sitio tableroredesdiabetes.com, que se construye a partir de los marcadores registrados por MIDO, muestra que 77.7% de las personas examinadas presenta factores de riesgo relacionados con la genética, la hipertensión y la enfermedad renal crónica. Asimismo, casi 37% se encuentra en etapa de preobesidad y 35% sufre de obesidad. Bart Peterson asegura que el programa inició con la intención de detectar para luego diseñar mejores técnicas de tratamiento. “Por eso nos concentramos en los médicos de primer contacto”, dice. Hoy en día, mido únicamente se ha implementado en los centros de salud del Seguro Popular. No obstante, Ricardo Mújica asegura que se encuentran en la fase de establecer redes de excelencia en las clínicas del IMSS y del ISSSTE.   Innovación, la vía El directivo de Eli Lilly asegura que el programa que realiza la farmacéu­tica en conjunto con la Fundación Carlos Slim ha hecho algo que no se había visto antes en la prevención, la detección y el tratamiento de la diabetes: capacitar a los médicos de primer contacto para que puedan ofrecer el servicio. “En México tenemos algo que no vemos en otros países y eso es que el tratamiento de la diabetes, históricamente, lo habían realizado los especialistas, pero los especialistas no están en las partes más pobres del país. Sabemos ahora que la diabetes puede ser tratada por parte de los médicos de primer contacto”. Para responder a las necesidades de capacitación, la fundación ofrece cursos en línea que buscan ser más operativos que teóricos, a fin de que los médicos y las enfermeras cuenten con herramientas específi­cas para el tratamiento de pacientes con diabetes. La estrategia implentada por ambos organismos ha permitido desarrollar innovaciones en la industria farmacéutica. “Por ejemplo, la insulina necesita mantenerse fría para conser­varse. Ir a lugares donde no se cuentan con las condiciones para mantener el medicamento en refrigeración exige hacer las cosas diferentes. Por ejemplo, un empaque térmico de insulina que elimine la preocupación por mante­nerla fría”, comenta Peterson. Por otra parte, la Fundación Carlos Slim trabaja también con el Broad Institute y el Imegen para hacer un análisis del genoma de los latinoamericanos. “Esta alianza ha dado el descubrimiento de dos genes específicos para la población lati­noamericana, que no está presente en la población caucásica o en la población asiática, que nos hace más propensos a desarrollar diabetes”, expresa Mújica. El estudio revela que las personas con estos genes son entre 25 y 50% más propensos a pre­sentar diabetes. “Si una persona es diabética, le haces también la prueba genómica a sus familiares y puedes ver si hay un mayor riesgo de desa­rrollar la enfermedad”, comenta. Recientemente, la Fundación y Elizabeth Holmes, fundadora y ceo de Theranos, anunciaron una alian­za para proveer la infraestructura necesaria para realizar pruebas de medición de glucosa.   Filantropía y conocimiento Uno de los valores más importantes que están aportando la parte de responsabilidad social de Eli Lilly y la Fundación creada por el segundo hombre más rico del mundo es la generación de conocimiento sobre la diabetes, que afecta a más de 347 millones de personas en el mundo. Al preguntar a Bart Peterson si a las farmacéuticas no les afecta que el número de pacientes diabéticos se reduzca, él responde: “Puedo decirle que eso no nos preocupa. Nunca nos ha preocupado. Como sabemos, muchas enfermedades entran en juego y empiezan a crecer, como ocurrió con el vih. Siempre tendremos necesida­des médicas no satisfechas y nadie estaría más contento que las personas que trabajan para encontrar las curas de que cada vez menos pacientes tuvieran diabetes”. Así, como ha ocurrido en el campo de las enfermedades infecciosas, podría diseñarse en México un sistema de tratamiento exitoso para las enfermedades crónico degenera­tivas. Al menos en lo que a diabetes se refiere.

 

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