Por Uriel Naum Ávila / Enviado El Cubo. Así es como los empleados de Philip Morris le llaman al centro tecnológico donde la empresa de cigarros realiza investigaciones desde hace nueve años para reducir los daños que provoca el tabaco. Se ubica a un costado del imponente lago de Neuchatel, en Suiza, el más grande de ese país europeo. El nombre del centro de desarrollo, cuyos pasillos están adornados por plantas de tabaco de alrededor de un metro de altura, viene de la forma que tiene: una especie de cubo gigante cubierto por vidrio, que alberga tres edificios, que llevan el nombre de Agua, Tierra y Aire, donde predominan laboratorios y oficinas, que tienen la característica de estar adaptados para convertirse en una u otra cosa casi en cuestión de horas. El Cubo es parte de la inversión de 4,500 millones de dólares que la empresa realiza desde 2008 para buscar productos que sustituyan al cigarro de tabaco que ha predominado en el mercado durante décadas, y al cual se le atribuyen enfermedades vinculadas al proceso de combustión, en el que se generan, al menos, 6,000 componentes químicos. El centro tecnológico está conformado por 430 expertos en investigación y desarrollo, y un tercio de ellos cuenta con formación en ciencias de la vida, así como en química, física, ingeniería de materiales, electrónica de consumo y toxicología de sistemas. Datos, número e imágenes, son tres ‘insumos’ que hacen que El Cubo tenga razón de ser. Todo inicia en un laboratorio de prototipos, de apenas unos ocho metros cuadrados con aparente tecnología básica (prensas, máquinas de medición, etcétera), donde las ideas comienzan a traducirse en bocetos. Muchas de estas ideas, son generadas en un laboratorio creativo, donde no hay matraces ni tubos de ensayo. Lo único que tiene lugar ahí son sillones de colores y cafeteras, que sirven de pretexto para que los científicos, acompañados de cartulinas blancas y una pantalla de plasma, se sienten cómodos para conversar sobre nuevos proyectos. En el lugar también existen laboratorios de pruebas toxicológicas, donde se generan mediciones por medio de robots que preparan soluciones químicas y se evalúa la toxicidad de los productos de riesgo reducido (PRR) en comparación con los cigarros comunes. Otro de los laboratorios estratégicos es el de estudios invitro, que trabaja con modelos complejos, y donde se reproducen en 3D los posibles impactos que tienen los diferentes compuestos del tabaco en moléculas y cultivos celulares. Un laboratorio más ubicado en El Cubo es el de estudios analíticos, donde máquinas y robots fuman entre 20 y 30 cigarros de manera simultánea para cuantificar los resultados de compuestos químicos. También tiene lugar un laboratorio de estudios de calidad de aire, donde se analiza el impacto del humo, simulando diferentes contextos de espacios (oficina, hogar, etcétera). Por medio de sensores en la pared, se mide el nivel de compuestos químicos en el ambiente. Puedes leer también: Philip Morris dejará de producir cigarros en todo el mundo El equipo de científicos de El Cubo se conforma por  profesionales de 40 nacionalidades, y muchos de ellos son los responsables de las más de 2,350 patentes concedidas en todo el mundo (la empresa también ha creado una red de científicos global en 30 puntos geográficos) y las 3,750 solicitudes de patentes pendientes, que hacen de Philip Morris la organización 63 en el listado de solicitantes de patentes más grande de la Unión Europea, y la única compañía tabacalera en el top 100 en esta materia. En la actualidad, El Cubo está focalizado en analizar y mejorar cuatro proyectos que tienen como fin disminuir el impacto de daños en la salud provocados por fumar. Los científicos del centro tecnológico los reconocen como plataformas. La plataforma 1 se refiere a un producto de tabaco calentado electrónicamente (EHTP, por sus siglas en inglés), comercializado bajo el nombre de IQOS y un consumible nombrado HEETS. Este es el proyecto más desarrollado hasta el momento y del cuál se tiene mayor información clínica. La plataforma 2 es un producto de tabaco calentado por carbono (CHTP, por sus siglas en inglés) que se vende al mercado bajo el nombre de TEEPS. La plataforma 3 es un sistema de liberación de nicotina que se comercializa como STEEM. Y la plataforma 4 se trata de productos electrónicos de vapor que se venden bajo diversas marcas, según el mercado donde se comercializan. Tanto las plataformas 1 como 2 trabajan con tabaco, no así la 3 y la 4 (solo con nicotina). Gran parte de los esfuerzos de los científicos de El Cubo está centrada en disminuir la temperatura con que se calienta un cigarro y analizar sus efectos, ya que han encontrado que a mayor temperatura (un cigarro común se calienta a una temperatura de 800º C) mayor generación de componentes tóxicos se producen. Un IQOS, por ejemplo, alcanza una temperatura de 350º centígrados. La reducción lograda de 58 sustancias químicas seleccionadas por Philip Morris bajo argumentos científicos es, bajo este sistema, de 90%, según investigaciones de El Cubo. Se estima que en 2020 habrá más de 1,000 millones de fumadores en todo el mundo.

 

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