Por: Edmar Ariel Lezama*

El atentado sufrido la mañana del viernes 26 de junio a Omar García Harfuch, debe servir de enseñanza al gobierno de la Ciudad de México y al Federal para cambiar el discurso y estrategia existente sobre seguridad y organización de la vida pública.

La primera enseñanza no es ver el atentado como un triunfo de la autoridad, sino más bien, como un reto que el crimen está haciendo al Estado mexicano y que ya ha ocurrido en estados como Sinaloa, Jalisco y Guanajuato.

Es probable que el atentado a García Harfuch se quiera mostrar como una reacción criminal ante el excelente trabajo que hace el Gobierno Federal y de la Ciudad de México contra cárteles de la droga, aunque la realidad es la de una organización criminal lo suficientemente fuerte y sofisticada que permite cerrar calles y usar armas que no se consiguen de forma legal en una de las zonas donde mayor número de cámaras vigilando existen.

Un debilitamiento al crimen organizado no hubiera derivado en un atentado de esa magnitud en la capital del país. Lo ocurrido a García Harfuch ya ha pasado en otros estados de México, aunque sin tener tantos reflectores mediáticos, ya que no se trataba de la principal capital del país. Los atentados a miembros del gobierno mexicano se han dado y hoy continuaron como muestra de la fortaleza del crimen organizado.

Otra enseñanza para el Gobierno Federal, es el de evitar un discurso que parezca contradictorio día a día, en el cual, el ejecutivo federal y varios altos mandos presumen viajar sin seguridad por todo el país, sumado al hecho de los constantes recortes económicos que entorpecen las labores de seguridad e inteligencia, a la par que cárteles y grupos de delincuencia organizada retan al Estado mexicano y empiezan a apropiarse de zonas del país, en las cuales, la única autoridad son esos grupos.

El Gobierno Federal debe entender que la austeridad republicana puede ser aplicada a algunos puntos de la Administración Federal, pero no al grueso de actividades. El dinero destinado a inteligencia debe ser incrementado año con año, ya que ese es el primer paso para saber la cantidad de policías que no están infiltrados por el crimen y empezar desde ahí la reconstrucción.

El mismo gobierno federal debe ser más claro con la estrategia de seguridad, es decir, dejar de lado el discurso de que todo es culpa del neoliberalismo y que las transferencias monetarias a grupos vulnerables resuelven el problema de violencia. 

El gobierno federal debe entender que después de una labor de inteligencia, la cual ayudará en el corto plazo a detener ciertos ataques, el siguiente paso es un plan a largo plazo para reconstruir el tejido social a través de programas educativos y de apoyo psicológico. El problema de violencia es mucho más complejo que un modelo económico y transferencias monetarias.

Otra lección que debe aprender el gobierno federal, es el hecho que el discurso de división y polarización no sirve para hacer un frente común contra el crimen organizado, ya que la situación que hoy vive la ciudad de México con García Harfuch ya la ha pasado Sinaloa, Guanajuato y Jalisco, teniendo resultados diferentes en cada caso. La estrategia debe ser de unidad y de un diagnóstico hecho a partir de labores de inteligencia y de alta coordinación entre autoridades locales y Federales.

En la parte local, el gobierno de Claudia Sheinbaum debe entender que el discurso de cada mañana de Andrés Manuel sobre seguridad, no debe ser replicado por gobernadores, ya que como se mencionó líneas atrás, el problema es mucho más complejo que reducir niveles de pobreza. En su lugar, debe haber un enriquecimiento del debate a partir de cuestionar con argumentos ciertos y no dar por bueno todo lo dicho por Andrés Manuel. 

Por tanto, el atentado de García Harfuch debe ser visto como una señal de que el crimen organizado sigue fortalecido y que es posible rectificar de estrategia sobre la marcha, ya que aún quedan cuatro años de administración y la solución a los problemas no se ven en el horizonte próximo.

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*El autor es Docente de economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM). Corredor y fotógrafo amateur en los ratos libres.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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