Toda persona tiene derecho a un retiro digno, pero la mayoría necesita un poco de ayuda para llegar ahí, y las ciencias del comportamiento pasan a la acción precisamente a través de pequeños pero significativos llamados de atención y “empujoncitos”.   La realización de estudios sobre el comportamiento de los ahorradores en el Sistema de Ahorro para el Retiro se ha convertido en un requisito indispensable para la definición de objetivos y estrategias que permitan aumentar la calidad de vida de los ahorradores. Por ello, la Consar, en estrecha colaboración con diversas organizaciones nacionales e internacionales, levanta y comparte información[1] sobre el tema como parte de los procesos naturales para mejorar el desempeño del SAR. En esta ocasión, con el objetivo de encontrar elementos para reducir la brecha entre la intención y la acción de ahorrar para la pensión, así como fomentar comportamientos regulares de ahorro voluntario, la firma estadounidense de diseño conductual ideas42, patrocinada por Metlife Foundation, realizó el estudio El uso de las ciencias del comportamiento para aumentar los ahorros para el retiro. Para llevarlo a cabo se realizaron entrevistas a trabajadores con cuentas Afore en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, así como a distintos actores del Sistema de Ahorro para el Retiro y a otros expertos en México.   ¿Qué son las ciencias del comportamiento y la “economía conductual”? Desde los años setenta existen antecedentes de investigaciones científicas aplicadas al conocimiento del comportamiento social, humano, cognitivo y emocional, que buscan comprender por qué y cómo tomamos nuestras decisiones, particularmente las irracionales y perjudiciales, como sentirse capaz de manejar en estado de ebriedad –aun antes de estarlo–, acostumbrar una mala alimentación con las conocidas posibles consecuencias, o siempre dejar para mañana el ahorro que nos permitirá disponer de una pensión. Se trata del estudio de las decisiones o indecisiones sujetas a contextos muy diversos que afectan nuestros propios intereses, como nuestra salud o nuestras finanzas, entre otros. El enfoque estándar para predecir la conducta humana sugiere que las personas tomamos en cuenta toda la información disponible, sopesamos los pros y los contras de cada opción, decidimos lo mejor y actuamos en consecuencia. El enfoque conductual nos enseña que en realidad tomamos decisiones a partir de información imperfecta y no siempre elegimos lo mejor para nosotros. Las ciencias del comportamiento utilizan una mezcla de modelos de análisis y otorgan un importante lugar al componente psicológico, a fin de motivar o empujar activamente comportamientos en las personas. El término de “empujar” resulta propicio, toda vez que la forma como las ciencias del comportamiento pasan a la acción es a través de pequeños pero significativos llamados de atención y “empujoncitos”. Al respecto, los profesores Richard Thaler (U. de Chicago) y Cass Sunstein (Harvard) en su libro Nudge, que podríamos traducir como “dar un pequeño empujón para animar a hacer algo”, analizan los aspectos que influyen nuestras decisiones sobre la salud, el bienestar y la felicidad. Se trata de destacar detalles que resultan más adecuados, oportunos, atractivos o naturales para la conducta humana en ambientes definidos y, por tanto, que aumentan las probabilidades de que alguien actúe de cierto modo, en teoría para su propio beneficio. Del mismo modo, la economía del comportamiento o economía conductual (behavioral economics, en inglés) tiende a apoyar de manera creciente el diseño de políticas públicas que buscan comprender las decisiones económicas que toman las personas y cómo estas decisiones se ven reflejadas en el uso y distribución de los recursos. A manera de ejemplo, recordemos que la mercadotecnia, dedicada al estudio de los hábitos de consumo de las personas, indica lugares más o menos estratégicos para colocar los productos en los anaqueles de los supermercados, argumentando que la forma de colocar los artículos (altura, cantidad, diseño, etc.) favorece o desfavorece su elección de entre los demás productos dispuestos alrededor. De manera similar, pero desde la perspectiva de las ciencias del comportamiento, en la fila de la cafetería escolar se puede dar un “empujoncito” para fomentar un mejor hábito alimenticio en los estudiantes poniendo los alimentos saludables más a su alcance que los no saludables, sin la necesidad de prohibir estos últimos. De forma similar, ideas42 estudió el sistema de ahorro para el retiro mexicano, con el propósito de aprovechar una gama de posibles incentivos conductuales. En este sentido, el estudio arrojó los siguientes resultados:   Las barreras conductuales para el ahorro para el retiro La metodología de ideas42 llamada “mapeo conductual” permitió examinar características psicológicas y situacionales recurrentes en los mexicanos, para detectar por qué no ahorramos lo suficiente y cómo podríamos lograrlo. En primera instancia se identificaron cuatro barreras comunes de comportamiento que han provocado los bajos niveles de ahorro voluntario en México:
  1. No hay indicadores visibles que nos hagan tener en mente el retiro Sin la presencia de indicadores específicos que dirijan nuestra atención hacia algo, es posible que nunca pensemos de manera activa en ello. Recibimos mensajes de todo tipo a diario, pero cuando se trata de pensar en nuestros planes para el retiro son muy pocos los recordatorios de ello. Además, en lo individual no vemos que otras personas estén haciendo algo para ahorrar para su futuro. La conducta del ahorro no es fácil de observar, pues se lleva a cabo en privado, ya sea en casa o en el banco.
  2. Estamos inmersos en el aquí y el ahora Incluso si lográramos dirigir parte de nuestra atención al retiro, es posible que no comenzáramos a ahorrar en ese momento. Pensamos que una recompensa inmediata es más atractiva que la misma recompensa (o una mejor) en el futuro. La planeación para el retiro es una circunstancia ideal para que triunfe la predisposición al presente: la recompensa está lejos, la tarea puede ser desagradable o difícil, y pensar en ello en ocasiones saca a relucir emociones negativas. Además, a falta de una imagen clara es difícil empezar a planear.
  3. La incertidumbre del futuro desalienta la acción El retiro puede generar sentimientos de incomodidad e incertidumbre que provocan que pospongamos y no emprendamos las acciones necesarias de ahorro. Si sentimos que no tenemos suficiente dinero para ahorrar en nuestro presupuesto, si nos agobia el número y la complejidad de las decisiones, o si creemos que el ahorro de una pequeña cantidad no tiene importancia, nos podemos sentir indefensos y evitaremos por completo pensar en el retiro.
  4. Las Afore no están incluidas en el conjunto de opciones para el ahorro En la actualidad, el alcance que tienen las Afore para informar y recordar a los titulares de las cuentas que son una opción valiosa es limitado. De hecho, algunos titulares de las cuentas no conocen siquiera detalles básicos tales como en qué Afore está su cuenta de ahorro o la disponibilidad de aportaciones voluntarias. Asimismo, nuestro miedo de perder liquidez en el presente para posibles emergencias o eventos imprevistos puede impedir que ahorremos en vehículos de largo plazo, aun cuando hacerlo pueda proporcionarnos más dinero en el futuro.
  Un mejor retiro a través de diseños conductuales Partiendo de que las soluciones son más efectivas cuando se diseñan pensando en cómo es la gente en realidad y no en cómo imaginamos que podría o debería ser, y con base en las cuatro barreras anteriormente mencionadas, ideas42 planteó una serie de soluciones a manera de sugerencias que, combinadas entre sí, pueden ayudar a favorecer el ahorro para el retiro, y con ello aumentar los recursos ahorrados para las pensiones. image001   Hacer el ahorro para el retiro automático y sin esfuerzo Nuestra capacidad de atención es un recurso escaso. Dado que muchas exigencias de la vida diaria compiten por ella, puede resultarnos difícil establecer prioridades y continuar con el ahorro para el retiro, por lo que es fundamental lograr que el ahorro sea lo más fácil posible. Una de las mejores maneras de hacerlo es automatizarlo. Ello es posible con un sistema similar al proceso de aportaciones obligatorias en el cual los titulares de las cuentas puedan vincular sus salarios a sus cuentas Afore y al instante transferir el porcentaje que ellos determinen como aportación voluntaria. Automatizar la acción de ahorrar remedia la escasez de recordatorios y simplifica a un mínimo el pensamiento y esfuerzo de parte de los titulares de las cuentas. Los empleados quedarían automáticamente inscritos en el sistema a menos que activamente elijan no participar, con una cláusula de no participación, o “exclusión voluntaria”. Éste es uno de los hallazgos conductuales más exitosos y recurridos en temas diversos para contrarrestar la apatía o la indecisión, pues en lugar de dar la opción de registrarse en la iniciativa, la incorporación es automática y se da la opción a salir de ella. Con la posibilidad de “empujarlos” por default a experimentar la iniciativa, la mayoría de los ahorradores probarían e idealmente comprobarían su beneficio. Añadir un “periodo de prueba” para que los titulares de las cuentas comiencen con una pequeña aportación que se incrementará gradualmente puede promover que éstos se sientan más cómodos y seguros con un sistema automático y aumentar la probabilidad de que permanezcan en él. De igual forma se podrían disipar las preocupaciones sobre gastos imprevistos en un momento específico (por ejemplo, la cuesta de enero) con un “periodo de pausa” durante el cual las transferencias puedan ser detenidas antes de que se lleven a cabo, y reanudadas automáticamente al cabo de uno o dos meses.   Hacer que el retiro se sienta palpable Durante tu retiro, ¿dónde vas a vivir?, ¿qué pasatiempos vas a tener?, ¿cómo será un día típico para ti? De acuerdo con ideas42, responder estas preguntas reduce la distancia percibida entre el presente y el retiro, y facilita actuar en consecuencia para alcanzar esas visiones. Este “ejercicio de visualización” durante las entrevistas permitió transitar de tener imágenes indefinidas de sus futuros, a darse cuenta de la gran importancia de comenzar a planear. Asimismo, el ejercicio reforzó las intenciones de ahorrar en ese preciso instante. Para ello, colocar estratégicamente anuncios con visualizaciones frente al trabajador ayudaría a completar una decisión relacionada con el retiro. El retiro puede volverse más tangible y relevante a nivel personal después de introducir actividades para establecer metas claras y precisas. En este sentido, las cuentas fraccionadas para destinar ahorros a ciertos objetivos han resultado ser efectivas para incrementar los índices de ahorro a corto plazo. Se puede poner en práctica este conocimiento para crear una intervención más simple en la cual los ahorradores usen sus metas personales para etiquetar apartados o rubros en sus cuentas Afore. Por ejemplo, el ahorro para las vacaciones de fin de año, para una renovación en la vivienda y para un festejo familiar especial. Además, se ha demostrado que los recordatorios personalizados, como mensajes de texto por celular, que motivan acciones significativas para alcanzar los objetivos del ahorro, incrementan los índices de ahorro a corto plazo y también podrían ser efectivos para ahorros a largo plazo. Idealmente, proporcionar una vía de retroalimentación y avances durante el proceso de ahorro puede servir como indicador que modifique de manera contundente nuestras acciones y mejore nuestra ejecución. Estas vías pueden ser mensajes de texto en tiempo real que detallen cuán cerca estamos de alcanzar el objetivo, una imagen digital que se llena gradualmente con cada aportación o un medidor de progreso en internet.   Disminuir el sentimiento de pérdida Aunque observemos que el ahorro a largo plazo es benéfico, guardar dinero al que no vamos a poder acceder durante décadas puede ser atemorizante e incluso doloroso. En realidad, el ahorro para el retiro puede percibirse más como una pérdida en el presente que como una ganancia para nuestro futuro. Por lo tanto, un diseño exitoso debería tener la capacidad de mitigar los sentimientos negativos ante la incapacidad de gastar ese dinero en el presente e intensificar los sentimientos positivos asociados a un futuro financiero cómodo. Ahorrar puede parecer gratificante en el presente cuando los depósitos están ligados a beneficios reales, como puntos para premios, descuentos o boletos de una lotería recurrente. Otro método es modificar los modelos mentales existentes o crear nuevos. Por ejemplo, las entrevistas descubrieron que, en algunos casos, guardar dinero en una cuenta personal de retiro, en vez de usarlo para la familia, es considerado un acto egoísta. Ciertas imágenes y lemas podrían darle un nuevo significado a las cuentas de retiro como inversiones en el futuro ya no sólo del cuentahabiente, sino de la familia: “Ahorre ahora para que sus hijos sólo tengan que preocuparse por sus propios hijos en el futuro.” Ahorrar en el presente representaría aligerar la posible responsabilidad futura de los hijos de participar en la manutención de sus padres o familiares mayores. Otros modelos mentales son sobre qué cantidad es adecuado ahorrar. Muchos entrevistados afirmaron que el dinero que les sobró al final del mes no era lo suficientemente sustancial como para ahorrarlo en una cuenta a largo plazo. Mostrarles cómo estas pequeñas cantidades hacen una diferencia a largo plazo (explicando el interés compuesto, con el que los rendimientos se reinvierten y generan más rendimientos) puede ayudarlos a identificar estas pequeñas oportunidades de ahorro. Los beneficios podrían enfatizarse aún más al enmarcar los depósitos actuales en términos de gasto futuro. Mostrar a los titulares de las cuentas ejemplos concretos de los artículos o experiencias que podrían comprar luego, incluyendo cantidades mensuales de gasto, sería más fácil de visualizar y más motivador que simplemente incluir la suma total de dinero que podrían tener al retirarse.   Hacer que el ahorro para el retiro sea visible y común Establecimientos como 7-Eleven y Telecomm representan un mecanismo prometedor para incrementar la visibilidad de las acciones de ahorro. Promover las aportaciones en un día específico de la semana o del mes disminuiría la naturaleza privada del ahorro, y en su lugar lo haría más visible al público. Ver y oír a otros miembros de la comunidad realizando aportaciones voluntarias puede hacer que los titulares de las cuentas se sientan más inclinados a ahorrar también. Las intervenciones que incorporan normas sociales y comparaciones sobre el bienestar financiero deben diseñarse con cuidado. Es importante que los mensajes hagan referencia a un grupo con el que la audiencia se pueda relacionar (por ejemplo, alguien con un ingreso y estilo de vida similar), y evitar contenido que especifique la cantidad ahorrada, y en vez de eso enfocarse en el deseo compartido de ahorrar para un retiro placentero.   Establecer nuevos hábitos entre el personal Las interacciones directas de quienes están en contacto directo con los cuentahabientes (incluyendo al personal de las Afore, de las tiendas de conveniencia y los patrones, entre otros) son esenciales para que la mayoría de los diseños conductuales motiven las aportaciones voluntarias. Las ciencias del comportamiento también se han usado para cambiar de manera eficaz los procesos y las prácticas que siguen los empleados, impulsándolos a dejar sus hábitos anteriores y adoptar conductas eficientes y de más alto impacto. Se ha demostrado la eficacia de las listas de control, las cuales desglosan las acciones deseadas en pasos simples y sirven como referencias fáciles, en una amplia variedad de escenarios. Guiones previamente redactados o hasta folletos detallados sirven también para guiar al personal durante sus conversaciones con los cuentahabientes.   Inscripción atada o en paquete Para facilitar la inscripción de los trabajadores que actualmente no han firmado con una Afore, el proceso puede asociarse a otro trámite gubernamental existente, como solicitar una credencial de elector. Al vincular de forma automática la inscripción al ahorro para el retiro con una acción ampliamente emprendida a nivel nacional, la total responsabilidad de iniciar el proceso de manera personal ya no recaería, por ejemplo, en el trabajador independiente o desempleado. Inscribirse a una Afore como parte de un trámite rutinario o esencial del gobierno aumentaría la visibilidad y la conversación pública sobre el ahorro para el retiro, lo que ayudaría a establecer la expectativa de la necesidad de ahorrar y atacaría la idea errada de que los demás no se preocupan por su futuro financiero. Expandir la base de la fuerza laboral que está inscrita en una Afore es un paso importante para asegurar que cada individuo –ya sea que esté en el sector formal o informal– tenga igualdad de oportunidades para beneficiarse del sistema de pensiones. image002   Conclusión Toda persona tiene el derecho a un retiro digno, pero la mayoría necesita un poco de ayuda para llegar ahí. La conducta humana es compleja y depende en gran medida del contexto. Mientras que el escenario y la implementación de un diseño pueden diferir, hay dos objetivos que son constantes: maximizar la probabilidad de que la gente dé continuidad a sus intenciones para comenzar a ahorrar para su retiro con constancia, y eliminar los prejuicios del contexto de la toma de decisiones que llevan a la gente a elegir opciones que no le convienen. Las recomendaciones anteriores, con su respectivo desglose y desarrollo, permitirán que la Consar trabaje coordinadamente con las Afore y los diferentes actores del Sistema de Ahorro para el Retiro en esta línea de trabajo que busca impulsar acciones cercanas a los trabajadores a fin de incrementar el ahorro voluntario en su cuenta Afore, así como incentivar la adecuada planeación de sus metas de ahorro para el futuro.
El informe íntegro del estudio elaborado por ideas42 se encuentra disponible aquí. [1]Diversos estudios puedes consultarlos aquí.
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