Un recuerdo trae a estos días el momento en que el luchador Huracán Ramírez murió a los 80 años de edad.     Tardé en escribir porque no encontraba de quién contarles, y no porque no hubiera nada interesante en el camino; simplemente cada una de las veces que escribí algo, me descubrí, a los cinco minutos, con mi dedo pegado en la tecla “suprimir” y pensando nuevamente en qué podía relatar. Necesitaba algo que me inspirara realmente… Y Huracán Ramírez, aún en la distancia, lo volvió a hacer. Inicié el primero de noviembre de 2006 con una llamada a las seis y media de la mañana, aproximadamente. Era Karla García, hija de Daniel García, Huracán Ramírez. Su voz entrecortada, más el sueño en el que me encontraba inmersa me desconcertaron mucho. Aún recuerdo parte de la conversación: —Mi papá, Carito, mi papá se murió. —¿Qué? No, Karla… ¿Cuándo?, ¿Qué fue? —¿Recuerdas?, te dije que ya estaba muy malito. La comunicación con Karla comenzó casi un mes atrás cuando logré contactarla para agendar una entrevista con Daniel García, y poder hablar sobre la osadía, considerada así en aquel momento, de haberse quitado la máscara aún sin haberla perdido en 1988. La entrevista, debo confesarlo, más allá de un simple trabajo, estaba motivada porque le tenía inmensa admiración, que aún conservo. Él dejó de luchar cuando yo tenía apenas dos años de haber nacido. Quería revivir con él la nostalgia que provocaba en los periodistas novatos como yo, la plática con un luchador de “antaño”. Quería hablar de El Toreo de Cuatro Caminos, recinto que les dio fama a los luchadores independientes y, sobre todo, los hizo salir del yugo de lo que era en ese entonces la Empresa Mundial de Lucha Libre. Aunado a esto, quería que me contagiara del arrojo para enfrentar muchos retos que aún faltaban en mi carrera. Daniel García… Alguna vez vi sus películas, había leído sobre los inconvenientes legales que enfrentó por la fama que provocó su nombre y los derechos del personaje que representó, escuché miles de historias sobre su problema de alcoholismo y, ante todos, había salido avante. ¿Cómo era posible que hubiera muerto? Karla me había dicho que se estaba recuperando y que se encontraba muy emocionado porque, después de mucho tiempo, recibiría a un periodista. “Él era, es Huracán Ramírez; él mitificó al personaje”, me había dicho Karla en conversaciones anteriores. Y muchos en el medio luchístico y periodístico pensaban igual: no importaba que el personaje hubiera sido creado por el cineasta Joselito Rodríguez y que en 1951 lo hubiera interpretado Eduardo Bonada, y Don Daniel hasta 1952 en sustitución del primero. Lo que pensaba Karla, los luchadores, el público y los especialistas era cierto: a mí me tocó escuchar y ver a algunos, mínimo tres o cuatro luchadores con ese nombre y/o algún complemento: Huracán Ramírez, Huracán Ramírez Jr. (siendo que Daniel García no tuvo hijos varones), el sobrino de Huracán… y otros nombres similares, pero ninguno dio el ancho, ninguno era aceptado por el público… Aún sigue sin suceder. El cielo lloraba ese primero de noviembre. Unas pequeñas gotas de lluvia se veían sobre mi ventana. Escuché a Karla y, titubeante, le pregunté si podía hacer algo por ella. Respondió que no. Era lógico. Le comenté que avisaría a la revista y preguntaría a quién iban a mandar para cubrir la nota. Yo no me sentía preparada para hacerlo. Me quedé a dos días de conocer a Huracán Ramírez porque nuestra entrevista se haría aproximadamente por el día tres o cuatro de ese mes. Sólo esperábamos que se encontrara un poco más estable de salud. Lamentablemente el día no llegó y no quería que mi primer acercamiento vívido con su historia fuera precisamente el día de su muerte. Él, por las historias y mitos que se construyen en los pasillos de las arenas, era recordado por su nobleza. El cariño generado entre sus compañeros se vio reflejado en la cantidad de personas que lo acompañaron en el cortejo de la caja en la que reposaba su cuerpo, mientras en segundo plano, estábamos quienes no quisimos incomodar, pero sí acompañar en el dolor a Doña Euli y a Karla, esposa e hija de Don Daniel, respectivamente. Su retiro de la lucha fue acompañado por Tinieblas Sr y el Hijo del Santo VS Los Brazos. Su despedida de la vida fue por un infarto múltiple en el Hospital López Mateos del ISSSTE a las 23:50 del 31 de octubre. El último adiós fue en la funeraria Gayosso, si no me falla la memoria. Estuve un rato con Karla y después me retiré. Me acerqué entonces a decirle en silencio a ese hombre de 80 años a quien admiraba aún sin conocerlo, que él había sido mi móvil para muchas cosas. Fue entonces cuando aprecié su cuerpo inerte dentro de la caja y su máscara encima de ella. Alrededor estaba lleno de coronas de flores, listones con frases de despedida y muchos de sus amigos escoltando su viaje al más allá. Karla me dio un abrazo fuerte y quedamos en llamarnos después, un después que me demoré en hacer llegar porque no quería importunar. Pasaron algunos meses. Karla me compartió fotos emblemáticas de su padre, como ésta que ahora yo comparto con ustedes y que, incluso, dio la vuelta al mundo mostrando la fuerza de Huracán Ramírez.   Contacto: Twitter: @carimme_20

 

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