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  No, ser el primero en llegar y el último en irse no significa necesariamente que somos los mejores ni los más productivos. Hay un momento en el que el compromiso supera un nivel sano y se convierte en un problema.   Por Jacquelyn Smith   ¿Tienes un compañero de oficina casado con el trabajo? Ya sabes, el que vive, piensa, respira y sueña con el trabajo. Es probable que se así. Y también que su comportamiento no esté beneficiando a nadie. “Somos uno de los países que más trabaja en el mundo, y, en cierta medida, la adicción al trabajo está en nuestro ADN”, dice Michael ‘Dr. Woody’ Woodward, médico, psicólogo organizacional y autor de The YOU Plan. “Sin embargo, el compromiso excesivo puede ser contraproducente. La persona que pasa más tiempo en la oficina puede ser vista como un trabajador ineficiente y menos productivo que sus compañeros.” Srikumar Rao, autor de Happiness at Work, está de acuerdo. Dice que las jornadas súper largas no son un signo de dedicación, sino de ineficiencia e incapacidad de desprenderse. “Con frecuencia las largas horas de trabajo significa que son obsoletos y no frescos, innovadores y rebosante de ideas.” Otro de los peligros de la adicción al trabajo: Él o ella corre el riesgo de que su identidad quede atrapada en el trabajo, dice Stever Robbins, un coach ejecutivo y podcaster de negocios. “Y si son despedidos o no son contemplados para un ascenso puede ser devastador, ya que pueden sentir toda una pérdida de la identidad. Además, su adicción les vuelve aburridos. No tienen nada de qué hablar ni se relacionan con personas que podrían tener otros intereses.” Pero resulta que el adicto al trabajo no es el único afectado por su obsesión enfermiza. Es peligroso para ti, también. “Cuando un compañero de trabajo o jefe está casado con su trabajo, esperan que todos los demás lo estén también”, dice Robbins. “Generarán una carga de trabajo para ti a una mayor velocidad de la que puedes manejar, ya que te vas a casa a las 6 y ellos no. Si los colegas y todos los demás tratan de mantenerse al día, pueden caer en una espiral de exceso de trabajo y estrés. Si las personas no tratan de mantenerse al día pueden provocarán que el trabajo se acumule mientras que el adicto al trabajo termina demasiado en muy poco tiempo.” Además, emocionalmente puede causar resentimiento cuando la gente se siente que el adicto al trabajo eleva el estándar aceptable de cantidad de trabajo, añade. Los proyectos de grupo también pueden plantear problemas porque los adictos al trabajo no suelen ser grandes jugadores de equipo, dice Woodward. “Quieren tener el control y a menudo sobreestiman la colaboración. Siguen el mantra más tiempo-mejores resultados, que puede ser problemático para otros miembros del equipo.” Por lo tanto, si estás trabajando con alguien casado con su trabajo y su comportamiento está afectando tu rendimiento puede que tengas que hacer frente al problema. El reto, sin embargo, es que los adictos al trabajo son a menudo ciegos a los aspectos negativos de su adicción. “Es importante que esa persona vea que no se trata de un rasgo admirable, sino una señal de que algo está fuera de lugar”, dice Rao. “Hay una clara diferencia entre trabajar duro y pasar todo el tiempo en el trabajo. Esta diferencia tiene que ser claramente establecida y comunicada, pero también debe manejarse el tema con cuidado.” Tu compañero podría ser un adicto al trabajo porque teme perder su empleo, porque necesita desesperadamente una distracción de su vida personal o porque está huyendo de problemas familares. Nunca preguntes la razón, ya que no es de tu incumbencia, pero sí ofrece escucharle. Hazle saber que si necesita alguien con quien hablar, estaría encantado de oírle. Aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudar a todos los involucrados: No cedas a la presión de convertirte en un adicto al trabajo. Lo primero y más importante, trata al máximo evitar ser arrastrado a su mundo, dice Woodward. “No te acostumbres al horario del adicto al trabajo. Como mi entrenador de atletismo decía: “corre tu propia carrera.” El punto es que no quieres entrar en un estado competencia constante con alguien que corre a un ritmo totalmente diferente del tuyo.” Prioriza. “Al trabajar con un adicto al trabajo establece prioridades claras para las tareas a realizar”, dice Woodward. Los adictos al trabajo se ven obligados a exagerar, por lo que debes hacer todo lo posible para mantenerlos enfocados en un conjunto limitado de prioridades de las tareas definidas. Haz preguntas. “Y muchas, pero de una manera no emocional, no de confrontación”, aconseja Rao. Estas preguntas deben ser diseñadas para ayudar a la otra persona a ver por sí misma de lo que se está perdiendo. “Por ejemplo, pregunta si ha acompañado a su hijo a ver sus partidos de futbol.” Establece límites. Los adictos al trabajo tienden a tener unos límites que pueden ser problemáticos cuando se trabaja en un equipo. Ellos son los que enviarán correos electrónicos a la mitad de la noche, en busca de comentarios sobre algo, dice Woodward. “Establece límites claros sobre los tiempos de comunicación apropiados y asegúrate de cumplirlos.” Discute los objetivos. “Si quiero ayudarles, me gustaría hablar con ellos acerca de sus metas y por qué trabajan”, dice Robbins. “Entonces trataré de mostrarles, si es cierto, cómo es que su adicción al trabajo los está alejando de sus metas.” Ofrece ayuda. No te sobrecargues, pero si tienes algo de tiempo libre, trata de ofrecer ayuda específica para aligerar la carga de trabajo del adicto al trabajo y ayudarle a salir más temprano, dice Rao. “Puedes decirle ‘voy a terminar el resto de este informe y dejarlo listo antes de irme. Deberías irte ya.” Fomenta actividades extracurriculares. Invita a tu compañero a tomar una cerveza o a comer fuera y hablar sobre su fin de semana, “pero también señala las interesantes experiencias que tuviste y que te permiten mejorar tu creatividad en el trabajo”, dice Woodward. “La mejor manera de empujar sutilmente al colega adicto al trabajo a animarse a disfrutar más de la vida es vincular la charla a algo relacionado con el trabajo, de modo que por lo menos sepa de qué se trata. Si se puede ver cómo el estar sano o pasar algún tiempo de viaje puede ayudarle en su trabajo podría animarse a vivir más.” No seas un facilitador. La adicción al trabajo puede ser nociva. “La última cosa que quiero hacer es que el adicto al trabajo legitime su creencia de que está sobrecargado”, dice Woodward. “A menudo se sobrecargan a sí mismos. Lo mejor que puedes hacer es mostrarles lo que se están perdiendo del mundo que les rodea.” Celebra a los no adictos al trabajo. “La gente siempre quiere ser admirada, así que exprese suavemente admiración por aquellos que están en equilibrio, salen del trabajo a una hora normal, pasan tiempo con amigos y familia y tienen intereses externos que persiguen con pasión”, dice Rao. El adicto al trabajo puede darse cuenta de que la incorporación de equilibrio en su vida podría ganarles algún reconocimiento especial. Sé sincero sobre su impacto global. Si quieres cambiar las cosas para el bien de la oficina, explica a tu compañero de trabajo los efectos que sus hábitos de trabajo están teniendo en la cultura de la organización, y pídele que te ayude a averiguar qué hacer, dice Robbins. “Si uno de los efectos es que están terminando demasiado trabajo y el resto no puede con su ritmo, yo explícitamente le pediría que pasara menos tiempo trabajando.” Recuérdale a tu colega adicto al trabajo que mucho tiempo no siempre significa mejores resutlados. “Tienen que encontrar el punto ideal que les permite maximizar la productividad y aumentar al máximo su tiempo libre”, concluye Woodward.

 

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