El comité de política monetaria, Copom, votó de manera unánimemente para subir la tasa Selic en 50 puntos básicos por segunda vez consecutiva, para dejarla en su nivel máximo desde agosto de 2011.   Reuters   Brasil subió el miércoles las tasas de interés a un nivel máximo en tres años, manteniendo un ritmo agresivo de endurecimiento monetario para controlar el avance de los precios y recuperar la confianza de los inversores en la economía. En una decisión esperada, el comité de política monetaria de ocho miembros, conocido como Copom, votó unánimemente para subir la tasa Selic en 50 puntos básicos por segunda vez consecutiva para dejarla en 12.25%, su nivel máximo desde agosto de 2011. El ciclo de endurecimiento que comenzó poco después de que la presidenta Dilma Rousseff ganara la reelección en octubre es la punta de lanza de un cambio audaz de política para reconstruir los fundamentos de la deprimida economía del país, en momentos de gran incertidumbre para los mercados emergentes. En un comunicado inusualmente conciso, la entidad no dio ninguna pista de cuál será su próximo movimiento. “Considerando el panorama macroeconómico y las perspectivas de inflación, el Copom decidió unánimemente elevar la tasa Selic en 0.50 puntos porcentuales”, sostuvo el banco, dejando de lado el lenguaje de su comunicado previo, del 3 de diciembre, indicando que futuras medidas de endurecimiento serían tomadas con “parsimonia”. El banco central había prometido hacer “lo que sea necesario” para que la inflación vuelva al objetivo oficial central del 4.5% para 2016 pese a los temores de que una serie de alzas de interés puedan llevar al país a una recesión. El camino a una desaceleración de la inflación será difícil para el Banco Central incluso en medio de una baja de los precios de las materias primas. Aunque el Gobierno de Rousseff planea recortar el gasto para ayudar al banco central, está previsto que fuertes alzas en las tarifas de electricidad y en los pasajes de autobuses empujen la inflación por encima de la parte media del rango oficial, de entre un 2.5 y 6.5%. Una ola de alzas de impuestos anunciada el lunes para frenar el creciente déficit fiscal también mantendrá presión sobre la inflación. Una combinación de más gasto público, altos precios de los alimentos y una fuerte depreciación del real ha mantenido la inflación elevada en los cuatro últimos años, erosionando la confianza de los inversores y consumidores en una economía que creció a una media del 4% anual en la pasada década. La economía brasileña apenas se expandió en 2014 y podría entrar en recesión este año, ya que los débiles niveles actuales de consumo e inversión están amenazados por un posible racionamiento de agua y energía por la prolongada sequía.

 

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