El Banco de Inglaterra mantuvo sin cambios sus tasas de interés, pero recortó sus proyecciones de crecimiento de la economía británica en 2017 y 2018, ya que el impacto del Brexit está pesando sobre la capacidad de gasto de las familias. El BoE, por sus siglas en inglés, rebajó sus expectativas de crecimiento de 1.7 a 1.9% en 2017 y 1.6 a 1.7% en 2018; además de que aumentó su pronóstico de inflación para el tercer y último cuatrimestre del año, pasando del 2.6 al 2.7%, lo que afectará a los salarios. El gobierno británico y la Unión Europea ya realizan las negociaciones para la salida del Reino Unido del bloque regional, proceso conocido como Brexit, que se prevé concluya en los primeros meses de 2019. Enfrentado con la incertidumbre sobre el impacto del Brexit en la quinta mayor economía del mundo, el banco central británico mantuvo su tasa de interés clave en 0.25%, mínimo histórico, tal como lo esperaba el mercado. No obstante, el gobernador Mark Carney y el resto de las autoridades de la entidad reiteraron su mensaje a los mercados financieros respecto a que podrían subir los costos de endeudamiento a un rango levemente más alto de lo que esperan los inversores en los próximos tres años, posiblemente en el lapso de un año. El banco también mantuvo inamovible sus programas de compras de activos y señaló que su esquema de créditos terminaría en febrero del 2018, como estaba previsto inicialmente. Hace unas semanas, los inversionistas habían comenzado a incorporar la posibilidad de que el Banco de Inglaterra pudiera subir sus tasas de interés este mes por primera vez en una década, lo cual no sucedió.

 

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