El BCE rehúsa poner fin a la era del dinero barato

El Banco Central Europeo (BCE) aún no está listo para acabar con la era del dinero barato, por lo que este jueves ratificó su postura ultraexpansiva de política monetaria, dejando sin cambios sus tasas de interés. Eso a pesar de que la zona euro atraviesa su mejor período de expansión desde la crisis financiera global. El BCE mantuvo sus tipos en mínimos históricos y confirmó que sus compras de activos seguirán a un ritmo de 60,000 millones de euros por mes. Esto al menos hasta diciembre, ya que la entidad gobernada por Mario Draghi dejó las puertas abiertas para incrementar sus compras de bonos en caso de ser necesario, en desafío a algunas expectativas de que los funcionarios abandonarían una referencia a compras mayores de títulos. Los bajos tipos de interés, así como la penalización a la banca por la tenencia de dinero en efectivo, son solo algunas de las medidas de la entidad central comunitaria por revitalizar la economía de la eurozona a raíz de la crisis financiera mundial. En ese sentido, el Banco Central Europeo ajustó sus expectativas, elevando sus estimaciones de crecimiento de la economía de la zona euro, y reduciendo la de la inflación. Lee: Economía de la zona del euro crece 0.6% en el segundo trimestre Para este año prevé que el crecimiento de la eurozona sea de 2.2%, frente 1.9% previo; y que la inflación alcance un 1.5% en 2017 y 1.2% en 2018, frente a las previsiones de 1.5 y 1.3%, respectivamente, emitidas en junio. Ambas cifras por debajo de la meta oficial cercana al 2%. En conferencia de prensa posterior a su comunicado de política monetaria, el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo que la volatilidad del tipo de cambio del euro creaba incertidumbre y podría afectar al panorama de los precios a lo largo de la zona euro. “La reciente volatilidad del tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere monitoreo con respecto a sus posibles implicaciones en el panorama de mediano plazo para la estabilidad de precios”, mencionó. Esto debido a que el euro ha subido un 13% contra el dólar este año, que si bien refleja una economía robusta, también limita la inflación al hacer las exportaciones menos competitivas y reducir el costo de las importaciones.