El Banco Central Europeo (BCE) dejó este jueves sin cambios su principal tasa de refinanciamiento, que determina el costo del crédito en la economía, en cero por ciento, lo que es visto por los mercados como un signo de relajación de su política monetaria. Además, cerró la puerta a recortes adicionales de tasas “durante un prolongado periodo”, ya que la inflación continuó debajo de su meta a pesar de la aceleración del crecimiento económico. Este cambio en su agresiva política de estímulo monetario también incluyó dejar la facilidad de depósito en menos 0.4%; conservar sin ajuste la tasa de interés de la facilidad marginal de crédito –a la que presta el dinero a un día– en 0.25 %; y mantener las compras de deudas en 60,000 millones de euros mensuales hasta observar que la inflación sube de forma sostenida hasta su objetivo. “Si las perspectivas fueran menos favorables, o si las condiciones financieras fueran incompatibles con el progreso del ajuste sostenido de la senda de inflación, el Consejo de Gobierno prevé ampliar el volumen y/o la duración de este programa”, señaló el BCE en un comunicado. En conferencia de prensa posterior al anuncio, Mario Draghi, presidente del BCE, dio a conocer que se el instituto revisó al alza su previsión de crecimiento para este año, al pasarla del 1.8% proyectado en marzo a un 1.9%, y redujo la expectativa de inflación a 1.5%, desde el 1.7% en el tercer mes de 2017.

 

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