Reuters.- El presidente Joe Biden hizo este miércoles un llamado a las empresas estadounidenses para que paguen por su plan de infraestructuras de más de 2 billones de dólares, pero se mostró abierto a negociar la cuantía de la factura fiscal.

“Estoy dispuesto a negociar”, dijo a periodistas. “Pero tenemos que pagar por esto”.

Biden se enfrenta a la dura oposición de los republicanos, de las grandes empresas e incluso de algunos miembros de su propio Partido Demócrata en elementos clave de la propuesta que expuso hace una semana y que debe ser aprobada por el Congreso para hacerse realidad.

El presidente dijo que no aceptaría no hacer ningún cambio en materia de impuestos y gasto en infraestructuras, argumentando que la posición de Estados Unidos como potencia mundial estaba amenazada por China si no podía realizar las inversiones que él esbozó.

“¿Creen que China está esperando para invertir en su infraestructura digital, en investigación y desarrollo?”, preguntó Biden. “Se los prometo. No están esperando. Pero cuentan con que la democracia estadounidense es demasiado lenta, demasiado limitada y demasiado dividida para seguir el ritmo”.

“No podemos permitirnos demostrar que tienen razón”, añadió.

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El plan del presidente considera inversiones en ocho años para la construcción de carreteras y puentes, el acondicionamiento de viviendas, la ampliación del acceso a Internet de banda ancha, la atención a los ancianos, la financiación de fábricas y la construcción de trenes de alta velocidad.

Biden ha propuesto que el plan no aumente la deuda del país a largo plazo. La mayor parte de la financiación provendría de un incremento de la tasa del impuesto de sociedades hasta el 28%, desde el 21% establecido por la rebaja fiscal de 2017 del entonces presidente Donald Trump.

El gobierno dio a conocer más detalles el miércoles sobre los componentes fiscales del plan, que también incluyen mayores gravámenes a las ganancias de las empresas en el extranjero, un nuevo impuesto mínimo sobre las ganancias que las compañías informan a los inversores y la financiación de más funcionarios del Servicio de Impuestos Internos.

Estos esfuerzos recaudarían 2.5 billones de dólares en 15 años, según el Departamento del Tesoro.

Los grupos de presión empresariales y los republicanos han criticado duramente la parte de la propuesta relativa a la financiación.

El mes pasado, la Cámara de Comercio de Estados Unidos calificó el aumento de los impuestos corporativos como “peligrosamente equivocado” y un freno para el crecimiento. 

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