Reuters. – Las tecnologías de ingeniería de genes que alteran el ADN de los mosquitos podrían ser vitales en la lucha contra la malaria, dijo el miércoles Bill Gates, quien sostuvo que las preocupaciones éticas no deberían bloquear el progreso en la investigación de modificación genética. En una conferencia sobre la malaria en Londres, el multimillonario cofundador de Microsoft y filántropo dijo que, si bien la edición de genes genera “preguntas legítimas”, eso no debería poner en peligro la exploración de herramientas como la edición de genes CRISPR y las llamadas tecnologías de “impulso genético”. “Estoy muy entusiasmado con el potencial del impulso genético. (Es) el tipo de avance que debemos apoyar”, dijo Gates. “Puede ser crítico”. Las tecnologías de impulso genético alteran el ADN e impulsan cambios genéticos autosostenibles a través de múltiples generaciones anulando los procesos biológicos normales. La tecnología CRISPR permite a los científicos encontrar y modificar o reemplazar virtualmente cualquier gen. Las técnicas están siendo exploradas en diversas ramas de la ciencia, como la medicina humana, y en ganadería y agricultura. En los mosquitos que transmiten la malaria, las alteraciones genéticas pueden usarse para inducir la infertilidad para reducir las poblaciones o alterar la capacidad de los insectos de transmitir el parásito que produce la enfermedad. Las tecnologías pueden ser extremadamente poderosas, pero también son controvertidas, ya que los organismos genéticamente modificados liberados podrían tener un impacto desconocido e irreversible en el ecosistema. Al ser consultado por Reuters en una entrevista sobre esa controversia, Gates dijo que hay preocupaciones comprensibles sobre la seguridad y la eficacia que deberían abordarse en la investigación y los ensayos. “La malaria en sí es bastante controvertida: mata a unos 400,000 niños al año. Así que definitivamente no estamos del lado de la malaria”, sostuvo Gates, quien señaló que en enero los líderes de la Unión Africana respaldaron la tecnología de impulso en la lucha contra la enfermedad. “Ellos dijeron que (…) vale la pena usar las innovaciones de la ciencia para deshacerse de la malaria”, sostuvo Gates. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a fines del año pasado que el progreso mundial contra la malaria se había estancado y podría revertirse si se pierde el impulso en la lucha por erradicarlo. La enfermedad infectó a cerca de 216 millones de personas en 91 países en 2016, un aumento de 5 millones de casos frente al año previo. Mató a 445,000 personas, casi el mismo número que en 2015, y la gran mayoría de las muertes fueron de bebés y niños pequeños en el África subsahariana.

 

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