Es la alquimia del siglo XXI,  Biobolsa es una empresa 100% mexicana que hoy factura 2.5 millones de dólares.  Está a punto de ingresar al mercado de Haití y Bolivia y sus desarrolladores ya tienen una nueva meta: que su biodigestor funcione también para aprovechar los desechos humanos.     Ingresar en una bolsa de plástico heces fecales de ganado y obtener dinero a cambio, parece un acto de magia. Pero no lo es. Se trata del principio sobre el cual Alex Eaton y su socio Camilo Pagés construyeron una empresa que hoy factura 2.5 millones de dólares (mdd) anuales. Su nombre: Biobolsa. Los emprendedores desarrollaron un biodigestor, es decir, una bolsa plástica gigante que se instala en casas, ubicadas principalmente en el campo, donde se crían animales como vacas o puercos. Y allí, en ese entorno que podría parecer poco grato, aplican una fórmula que es todo un hit: por uno de los extremos de ese costal vierten los desechos de los animales que, al entrar en contacto con bacterias contenidas en éste, se mezclan y descomponen, para luego obtener un abono para plantas. El resultado, hoy, tiene mucho valor. “De los desechos de animales se obtienen dos cosas: fertilizante para plantas y gas metano que se desprende durante el proceso de la descomposición y se entuba directo a la estufa para cocinar, o bien, para echar a andar motores”, dice Eaton. La Biobolsa la patentaron en 2009. Aunque Alexander Eaton es de nacionalidad estadounidense, su empresa es 100% mexicana, debido a que aquí encontró tierra fértil para echar a andar su idea. “En México, 99% de las granjas dedicadas a la producción de alimentos para consumo interno y para exportación es pequeño; muchos de estos casos son operados por familias y, por lo general, no hacen uso de tecnologías para elevar su productividad”, sostiene. Como toda historia de éxito, ésta también ha gozado de un entorno favorable. Una de las características del agro mexicano es que la mayoría de las familias que se dedican a éste cocinan con leña y no usan fertilizantes en sus procesos de siembra y de cosecha. Estos elementos han permitido que Biobolsa disponga de mucha oferta y que coseche buenas ganancias. El costo de instalar un sistema va desde los 11,000 hasta los 60,000 pesos, y tiene un tiempo de vida de 20 años. En un principio, puede ser útil para una familia que tiene tres vacas o puercos. Después, el resultado de los desechos sería suficiente para obtener gas para uso doméstico y para abonar cinco hectáreas. La Biobolsa, que se fabrica en México, ya vuela hacia Haití y Bolivia, en tanto que Alexander y su socio Camilo tienen una nueva meta: que su biodigestor funcione también para aprovechar los desechos humanos. biobolsa_desechos

 

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