Para empezar a cuidar la privacidad digital y seguridad física de los jóvenes es necesario tomar una serie de medidas, ya sea desde cuestiones físicas hasta una serie de buenas prácticas digitales. Por Matías Carrocera, analista de Comunicación y Negocios. Los niños y jóvenes de hoy nacen con un smartphone o una tableta bajo el brazo. En un mundo donde la tendencia es el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés), la conectividad está a la orden del día tanto en la vida profesional como familiar. Lo que significa que las amenazas del mundo digital están a la orden del día para toda la familia. Esta educación digital debe sumarse a la formación de los más pequeños hasta los adolescentes. La cual debe empezar desde la familia hasta las escuelas. Internet es una plataforma que puede utilizarse como una fuente infinita de información y aprendizaje, como también emplearse como el azuelo para los más jóvenes o porque pone solamente a unos clic de distancia desde contenido pornográfico, violento, lenguaje inapropiado, el ciberbullying, peligros de doble identidad y códigos maliciosos disfrazados de aplicaciones inocentes, entre otros. En este escenario, mantener a los niños seguros cuando utilizan un dispositivo conectado a la red se ha vuelto un desafío continuo. Por esto, los padres y educadores deben entender que el mundo donde se criaron y aprendieron a cuidarse ya no existe, por lo que las viejas formas de protegerse ya son obsoletas. Se debe tener presente que la tecnología y las nuevas formas de comunicarse cambian a cada día, donde los cibercriminales utilizan el factor sorpresa a su favor. En la actualidad, las redes sociales se han utilizado por personas pedofilias para engañar a los jóvenes adolescentes. Ya sea para conseguir fotos íntimas con una identidad falsa y posterior extorsión, hasta el secuestro en un eventual encuentro entre el joven y esta identidad falsa. “Los niños, especialmente los adolescentes, a veces están interesados y son curiosos sobre la sexualidad y el material sexualmente explícito. Esto los puede llevar a encontrar formas de escaparse del control de sus padres y los puede conducir a establecer vínculos nuevos fuera de su familia. Por esto, los chicos o adolescentes pueden utilizar el acceso a Internet para buscar este tipo de contenido o contactos. Como también existen otros que pueden ser seducidos por los ciberdelincuentes de su edad, que si bien técnicamente no son abusadores de menores, igual representan un peligro”, explica el la Guía de Padres para una Internet Segura del FBI de Estados Unidos. Por esto, para empezar a cuidar la privacidad digital y seguridad física de los jóvenes es necesario tomar una serie de medidas, ya sea desde cuestiones físicas hasta una serie de buenas prácticas digitales. Se trata de inculcarles desde pequeños hábitos digitales que construya una cultura de privacidad y seguridad. Estamos hablando de cuestiones como mantener las computadoras de los chicos o procurar que utilicen su laptop en una sala común. De esta forma, se podrá controlar que no ingresen a contenido inapropiado. Por otro lado, es necesario contar con un software de filtrado en las computadoras y dispositivos móviles para asegurarse que los niños con ingresen a contenido que no deberían. Otro punto importante es mantener actualizado los sistemas operativos y aplicaciones de los dispositivos. De esta forma se evita abrir brechas las cuales pueden ser explotadas por los criminales. Si bien es imposible, y hasta contraproducente, controlar a los hijos todo el tiempo, el punto es poder contar con ciertos pilares que den confianza a los padres y cierta libertad de acción a los chicos. Además, los padres deben saber entablar una relación de empatía con sus hijos. De esta forma será más fácil que les enseñen cuestiones básicas de seguridad. Enseñarles a utilizar el sentido común puede ser la mejor estrategia, ya sea para que no hable con desconocidos hasta descargar un software malicioso que pueda comprometer a los dispositivos que se utilizan, la red y sobre todo, la información personal. Por otro lado, se debe tener presente que muchas veces los más pequeños son un móvil para llegar los padres. Esto significa que los cibercriminales diseñan juegos o aplicaciones para chicos con código malicioso, de esta forma, al descargarlos en el dispositivo, pueden escalar diferentes privilegios para robar información sensible. Por esto, se recomienda contar con un dispositivo que analice y detecte este tipo de aplicaciones. Por ejemplo, el Blackphone 2 posee la función “Spaces” que permite crear perfiles independientes y aislados. De esta forma, el usuario puede crear un perfil exclusivamente para juegos o aplicaciones para los más pequeños, de esta forma, en caso de descargar un contenido comprometido, hasta que se elimine, solo se verá afectado este perfil mientras que el resto de los perfiles y su información permanecen intactos. Por otro lado, el dispositivo posee la funcionalidad de bloquear todo tipo de comunicación al dispositivo dejando exclusivamente para que se hable por medio de la aplicación Silent Phone. De esta forma, los padres que no le quieren dar un Smartphone a los niños o adolescentes por miedo con quién hablan, reducen la brecha de peligro. Al mismo tiempo que se deja activada una línea exclusivamente para contactar a los papás. El espectro de ataques y amenazas que existen en la red es amplio. En este sentido la ingeniería social es un camino muy útil para llegar a los más desprotegidos. No se trata de crear una paranoia, sino de comprender ejemplos concretos de cómo las cuestiones básicas de por qué es urgente redefinir los cuidados preventivos. Debemos aceptar que la frontera entre lo online y offline prácticamente ya no existe. En un mundo donde todos los jóvenes tienen un Smartphone, la educación digital es básica para los niños puedan cuidarse solos, como también a su familia.

 

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